Importación

Las importaciones de cítricos procedentes de países terceros con destino a la Unión Europea (UE) batieron en 2020 –de enero a octubre– un nuevo récord histórico al llegar a los 2.198.146 de toneladas, lo que supone un incremento del 15,4% respecto al mismo periodo del año anterior, según ha revelado un estudio de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA), elaborado a partir de los datos de Eurostat y del Ministerio de Agricultura. 

La organización agraria ha señalado que Sudáfrica se ha consolidado como el primer país exportador de cítricos en la UE «gracias a las ventajas comerciales que le otorga el acuerdo firmado en 2016 y ya copa el 44% de las importaciones totales». Las 968.640 toneladas enviadas por este país durante 2020 arrojan un aumento del 24,8% en comparación con la campaña precedente. El crecimiento se produce especialmente en mandarinas tardías, que coinciden con las variedades tempranas valencianas, tras triplicar su superficie en una década.

El informe de AVA–ASAJA también destaca la segunda posición de Egipto, con 334.354 toneladas enviadas –un 16% más que en 2019–, debido a la plantación de miles de hectáreas de naranjas impulsada por la presa en el río Nilo. Turquía, cuyas importaciones citrícolas encendieron las alarmas del sector este enero por la detección de hasta 57 lotes con materias activas fitosanitarias prohibidas en la UE, pulverizó sus registros en 2020 al crecer un 49,5% y alcanzar las 190.294 toneladas. Por el contrario, descienden sus cargamentos Marruecos, debido al considerable descenso de producción, y Argentina, en este caso a raíz de la prohibición de la UE de la importación de limones y naranjas tras contabilizarse 133 interceptaciones de plagas y enfermedades de cuarentena en sus mercancías.

Importaciones de cítricos en la UE (enero-octubre, en toneladas)
País 2019 2020 Variación
Sudáfrica 776.372 968.640 +24,8%
Egipto 288.334 334.354 +16%
Turquía 127.273 190.294 +49,5%
Marruecos 203.730 183.168 -10,1%
Argentina 165.144 146.195 -11,5%
Total 1.905.129 2.198.146 +15,4%

Fuente: AVA–ASAJA, a partir de datos de Eurostat y el Ministerio de Agricultura

 

Por todo ello, la organización ha pedido a la UE «coherencia con su estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ porque está firmando acuerdos comerciales con países terceros que fomentan la sustitución de los alimentos de proximidad por importaciones foráneas que generan un mayor impacto medioambiental». Para añadir al respecto que, «de nada servirá elevar las exigencias a los agricultores europeos si al mismo tiempo Bruselas incentiva la tremenda contaminación que emiten los envíos citrícolas que vienen desde más de 10.000 kilómetros y la competencia en condiciones desleales tanto en el uso de sustancias fitosanitarias que están prohibidas aquí como en el cóctel de residuos que necesitan aplicar a los frutos para evitar podredumbre durante el transporte de ultramar».

AVA–ASAJA también ha reclamado a las autoridades comunitarias que «replanteen su diplomacia con la finalidad de recuperar mercados tan interesantes para los cítricos como son Estados Unidos o Rusia. Bruselas está demostrando una torpeza política de consecuencias nefastas para el sector agrario, no para otros sectores económicos, y, de nuevo, una incoherencia respecto al comportamiento con otras grandes potencias menos democráticas donde no exhibe ningún problema para llegar a acuerdos comerciales».

 

 

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El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) ha exigido a la Comisión Europea (CE) que actúe con carácter de urgencia para frenar la ola de importaciones de cítricos procedentes de Turquía con problemas de residuos de plaguicidas. Según ha señalado esta entidad en un comunicado las incidencias detectadas se refieren a partidas de limones, naranjas, pero sobre todo de mandarinas turcas en las que los inspectores oficiales acreditan que bien superan el límite máximo de residuos permitido, bien han sido tratadas con sustancias activas prohibidas en la UE por su alta toxicidad y/o por ser poco respetuosas con el medio ambiente. Así lo reflejan los datos oficiales del sistema RASFF –la red de alerta rápida para alimentos de la UE–, que ya en 2020 registró una cifra récord de rechazos en frontera en cítricos turcos –hasta 54, cinco veces superior a la de 2019, que fue de 11– pero cuya evolución se ha agravado, más si cabe, hasta cuotas insospechadas durante las últimas semanas de este mismo año.

Cabe resaltar que desde el 1 de enero y hasta el día 29 del mismo mes, 57 lotes de cítricos procedentes de este país hicieron saltar una alarma por sufrir anomalías al pasar alguna de las inspecciones programadas: la inmensa mayoría –hasta 43 de ellas– por acreditarse a través de pruebas de laboratorio la presencia de fitosanitarios no autorizados.

El CGC ha subrayado que la situación es especialmente preocupante en el caso de las mandarinas turcas por varios motivos. De un lado, porque tanto durante 2020 como en lo poco que llevamos de año acaparan la mayor parte de las alertas: en 2020 fueron 26 los lotes rechazados por problemas fitosanitarios, pero es que en sólo 29 días de enero se ha superado tal cantidad (hasta 27). Por otro, porque las mandarinas (y las naranjas) fueron incluidas por primera vez en el listado de alimentos de ‘especial vigilancia’ de la UE hace relativamente poco tiempo –concretamente, en mayo de 2020 (Reg. De Ejecución 2020/625 de la Comisión) y fue a partir de entonces cuando se estableció que la frecuencia de los controles en frontera fuera del 5% de los lotes. Un porcentaje mínimo frente al 10% que se impuso también entonces a las naranjas, que contrasta con el 40% de los lotes que llegaron a revisarse en su (peor) momento para los limones y pomelos turcos o incluso con el 50% que se impone a aquellos alimentos asociados a países de procedencia que son considerados como de extremo riesgo. Es, por tanto, «un umbral muy bajo para haber registrado tan ingente cantidad de rechazos en frontera». Por todo ello, el CGC reclama a la Comisión que eleve ‘de inmediato’ este umbral mínimo de inspección en el caso de las mandarinas hasta el 30 o el 40% o incluso «advierta a las autoridades turcas de un posible veto temporal a la importación de la UE hasta que no se acredite que pueden cumplir con la normativa vigente».

Asimismo, este comité ha indicado que «las alertas desatadas durante estos meses confirman las deficiencias en el sistema de control de determinados pesticidas sujetos a especial vigilancia. Es el caso de sustancias como el clorpirifos y metil–clorpirifos –prohibidos en la UE– o de otros tantos para tratamientos de postcosecha, como el esfenvalerato o el prochloraz que, en el mejor de los casos, duplican en muchas de las alertas notificadas los LMR permitidos».

La situación contrasta con el esfuerzo del sector citrícola español «por adaptarse a retiradas tan traumáticas como la del citado clorpirifos que –pese a no tener alternativa posible en la lucha contra plagas tan graves como la del Cotonet de Sudáfrica– no ha provocado ni una sola alerta desde que fue retirado del mercado europeo».

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La salida efectiva del Reino Unido de la Unión Europea (UE) desde el 1 de enero de este año ha generado la aceptación de ese país como miembro pleno de la Organización Internacional de la Vid y el Vino (OIV), pasando a ser el 48º estado que forma parte de la citada entidad. Así lo ha anunciado recientemente en medios periodísticos y redes sociales el director general de la OIV, Pau Roca.

Con un consumo de vino cercano a los 13 millones de hectolitros en 2019, de los cuales las importaciones de vino representaron una participación de más del 95%, Gran Bretaña es uno de los mercados de vino más grandes del mundo, situándolo en el décimo lugar.

Su producción de vino es todavía relativamente pequeña (unos 150 mil hl), pero el crecimiento experimentado en los últimos años ha sido exponencial, especialmente en lo que se refiere a la producción de vinos espumosos (unos 120 mil hl). A pesar de este aumento, Reino Unido sigue siendo un importador neto de vino. De hecho, en 2019 fue el segundo importador mundial de vinos, tanto en volumen (13,5 millones de hl) como en valor (4.000 millones de euros); es una plataforma histórica de comercio internacional.

 

El sector del vino español expectante
El acuerdo comercial con el Reino Unido tras el Brexit supondrá trabas administrativas, aunque no arancelarias, para un mercado de 3.700 millones de euros y 157 millones de cajas y que es vital para las exportaciones vinícolas españolas, según figura en un estudio publicado por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMV). Para el sector del vino español se trata de un mercado de 275,7 millones de euros (TAM–Tendencia Anual Móvil– octubre de 2020) y 126 millones de litros a un precio medio de 2,19 euros por litro, y por este motivo está expectante ante la evolución que puede tener. Cabe señalar que España es el quinto proveedor de vino al Reino Unido con el 7,4% de las importaciones británicas en valor, tras Francia (32,4%), Italia (20,7%) y Nueva Zelanda y Australia (8% respectivamente).

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Cooperativas Agro–alimentarias de España, el Comité de Gestión de Cítricos, UPA, AVA–ASAJA, Fepac–ASAJA, ASAJA Alicante, LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders y CCPV–COAG han acusado a la Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica de mentir sobre el riesgo fitosanitario que entrañan sus exportaciones con destino a la Unión Europea (UE).

En concreto, el sector citrícola español considera «absolutamente falsas» las recientes declaraciones de Deon Joubert, enviado de la asociación sudafricana en la Unjión Europea (UE), en las que afirma que la plaga de la falsa polilla o Thaumatotibia leucotreta, una plaga de cuarentena aún no presente en la citricultura europea, «sólo afecta a las naranjas Navels y Valencia, no a las mandarinas ni a los pomelos».

Las entidades citrícolas españolas han expuesto, en un comunicado, «argumentos incontestables» para demostrar la falsedad de esta valoración son, por un lado, «la inclusión en el Plan de Contingencia de esta plaga de las especies de mandarinas y sus híbridos y de pomelos como hospedantes de la falsa polilla y, por otro lado, la detección de esta plaga en cargamentos de mandarinas y pomelos originarios de Sudáfrica durante inspecciones efectuadas en puertos de entrada europeos durante los últimos años».

Por su parte, Deon Joubert ha señalado que las medidas que los exportadores sudafricanos van a implementar «salen bien el 99,5% del tiempo». Según datos oficiales, eso supone que entre enero y junio de este año «han entrado a la UE cerca de 1.000 toneladas de cargamentos contaminados procedentes de Sudáfrica. Si tomamos como referencia el inicio de la campaña, desde septiembre de 2019 el volumen aumentaría hasta las 2.750 toneladas. Cifras que son inaceptables», ya que como ha reiterado el sector, «a las exportaciones europeas no se nos permite ese margen de error del 0,5%. Además, se habla de cifras de detecciones, con lo que las cantidades reales pueden ser todavía mayores».

‘Mentiras infundadas e interesadas’

Los dirigentes del sector citrícola de nuestro país han subrayado que «Sudáfrica vuelve a lanzar mentiras infundadas e interesadas en materia de sanidad vegetal con el objetivo de evitar la obligatoriedad de establecer un tratamiento de frío permanente y totalmente eficaz para evitar la presencia de falsa polilla en sus envíos citrícolas a la UE. Tenemos el precedente de la mancha negra, otra plaga de cuarentena que Sudáfrica aseguró que no podía aclimatarse a la citricultura mediterránea y que desde el año pasado se ha detectado en miles de ha citrícolas de Túnez». El miedo está fundamentado en la evidencia de que «existen ejemplos de plagas detectadas en la citricultura española, cuyo origen ha quedado constatado en el país africano».

Al mismo tiempo, el sector ha reprochado a la Comisión Europea y a otras organizaciones vinculadas a la citricultura comunitaria de «ser cómplices del lobby sudafricano y de sus artimañas para eludir unos controles fitosanitarios que garanticen la máxima sanidad vegetal de los cítricos foráneos y minimicen la amenaza que entraña la entrada de estas nuevas plagas». El procedimiento actual, según el cual los exportadores –parte interesada– deciden cuándo dejan de enviar mercancía a la UE por darse un riesgo fitosanitario «es inaceptable». La Administración comunitaria «debe ser quien decida cómo, cuándo y bajo qué criterios se cierra su frontera para evitar la entrada de cítricos potencialmente contaminados».

Por último, el sector citrícola español ha pedido al Ministerio de Agricultura que, en coherencia con las conclusiones de su programa fitosanitario, «insista en su demanda a la Comisión Europea para que exija el tratamiento de frío a todas las importaciones de terceros países de todas las variedades de cítricos que pueden ser hospedantes de la falsa polilla».

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Según datos de la aduana china, analizados por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv), China ha reducido algo más del 30% sus importaciones de vino durante el primer semestre de 2020, hasta los 215 millones de litros y los 5.844 millones de yuanes (unos 710 millones de euros), a un precio medio que ha subido un 2% hasta los 27,18 yuanes/litro (3,30 euros). Si ya venían cayendo desde 2018, la crisis del coronavirus no ha favorecido a las importaciones de vino en China, que se han desplomado en todas las categorías: envasados, espumosos, graneles y bag–in–box. Así, los datos han sido especialmente malos en abril y mayo, con caídas del 50% pese a que lo peor de la pandemia parece que ya había pasado en el primer comprador asiático de vino, cayendo un 30% en junio.

En cuanto a los principales países proveedores (Australia, Francia, Chile, Italia, España, Argentina, EE. UU., Portugal, Nueva Zelanda, Alemania, Sudáfrica y Georgia), el desplome ha sido generalizado respecto a la primera mitad de 2019, tanto en valor como volumen. En envasados, motor de las importaciones chinas, no se salva nadie. Solo Argentina crece al multiplicar sus ventas de granel a China.

España se mantiene como cuarto proveedor en volumen con 21,3 millones de litros (–33%), mientras que es el quinto en el ranking de valor con 350 millones de yuanes (–29%), a un precio medio un 5,7% superior. Destacar el espumoso español que ha crecido a muy buen ritmo en volumen (+16%) ante la importante pérdida de sus principales competidores Italia (–39%) y Francia (–35%). No obstante, este último país sigue siendo líder en valor con un precio medio de su espumoso inalcanzable para el resto de países analizados.

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Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha reclamado que sean estudiados exhaustivamente los efectos del nuevo acuerdo comercial firmado por la Unión Europea (UE) y México el pasado 28 de abril, y que puede traer «consecuencias negativas para distintas producciones agroalimentarias españolas».

La organización ha denunciado que, mientras las condiciones de las importaciones de estos acuerdos son negociadas a nivel de la UE, los requisitos para exportar productos agroalimentarios europeos requieren de un acuerdo bilateral entre Estados.

Por ello, Unión de Uniones considera que esta situación, que se da en todos de acuerdos comerciales de este tipo, «genera condiciones asimétricas entre Estados miembros que podrían afectar a la libre competencia del mercado comunitario de productos agroalimentarios».

Cabe resaltar que las importaciones procedentes de México se han regulado, hasta ahora, por el Acuerdo de asociación económica vigente desde el 2000 que cambiarán con la aprobación definitiva del nuevo acuerdo comercial con unas condiciones que beneficiarán a este país. En la actualidad, se está discutiendo una de les pretensiones mexicanas como es la eliminación de los aranceles existentes, mientras que la intención europea es la reducción de los mismos.
 

Balance comercial negativo en cítricos
Por lo que respecta a las producciones estatales, la organización agraria ha destacado el balance comercial negativo en la producción de cítricos. Así, desde 2010 se ha dado un incremento notable en las importaciones de cítricos, especialmente de limones, que han alcanzado de media los 3,6 millones de euros anuales, mientras que las exportaciones se han paralizado. El protocolo de exportación de cítricos europeos hacia México es tan duro que no permite enviar nada a ese mercado, mientras que en sentido inverso sucede lo contrario. Los cítricos españoles con destino a ese país tienen un coste administrativo de 105 euros por cada tonelada exportada, lo que hace casi inviables las exportaciones españolas y así, desde 2014 en que se implantó el actual protocolo, España no ha exportado a México ni un solo kilo de cítricos.

Ante esta situación, Unión de Uniones propone que en cualquier tratado comercial que firme la UE se contemple previamente a su aprobación las relaciones bilaterales de cada país para aplicar una reciprocidad. Al respecto, reclama que se considere a los cítricos como producto sensible en ese acuerdo UE-México, prohibiendo su entrada desde el país americano.

A los efectos de este acuerdo comercial entre la UE y México se suman a los derivados de otros de gran relevancia a nivel agroalimentario y de las tensiones internacionales que, junto con la situación de la cadena alimentaria en España, «hace que muchas producciones encuentren serias dificultades para su continuidad y rentabilidad».

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Con caídas superiores al 25%, el granel es el único vino importado que ha descendido en valor (-25,6%) y el que más lo ha hecho en volumen (-27,9%), afectando a la evolución total de las importaciones de vino del Reino Unido que se han situado, en 2019, en los 1.165,8 millones de litros (-10,4% respecto a 2018), por valor de 3.125,2 millones de libras esterlinas (-1%). Estas cifras figuran en un informe realizado por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMV), utilizando datos de la aduana británica, y disponible gracias al acuerdo de colaboración alcanzado con la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE).

A pesar de ello, el vino envasado sigue siendo el más importado en Reino Unido, suponiendo el 66,3% en valor y el 59% del volumen importado en 2019. Según este estudio, en comparación a 2018 ha crecido un +1,8% en valor y ha perdido un -1,5% en volumen. 

Por lo que se refiere al vino espumoso también ha aumentado en valor (+4,9%), aunque ha perdido en volumen (-3,7%), mientras que el bag-in-box ha cerrado el año 2019 con importantes incrementos tanto en valor (+16,5%), como en volumen (+11,3%).

El precio medio de todos los productos ha subido un +10,5% (2,68 libras/litro), quizás debido a un tipo de cambio desfavorable para la libra británica ante la incertidumbre del Brexit.

En el informe del OeMV se indica que el envasado ha liderado año tras año las importaciones británicas de vino, aunque ha perdido cuota en lo que v

a de siglo XXI, pasando de suponer el 83,7% del volumen total importado en el 2000, al 59% en 2019. En cambio, los espumosos, que han pasado del 3,9% al 13,2% y los vinos a granel y en envases superiores a los 2 litros, del 12,4% al 27,8%, han cobrado más relevancia.

 

Francia lidera en valor e Italia en volumen
La suma de Francia e Italia ha representado el 57% del valor total de vino importado en Reino Unido durante 2019. Francia ha afianzado su liderato (+10,5%) hasta llegar a los 1.105,5 millones de libras, seguida de Italia, que en cambio ha tenido un descenso del -1,9%, para situarse en los 696,1 millones de libras.

En términos de volumen y, a pesar de la caída registrada por Italia (-3,5%), este país ha mantenido su liderato, con 289,5 millones de litros, que suponen el 24,8% de las importaciones totales. Francia sigue ocupando la segunda posición, con 191 millones de litros, y un aumento del +1,8%.

España es el tercer proveedor de vino a Reino Unido, cerrando el año con un aumento en volumen, con 125,7 millones de litros (+3,3%) y un descenso en valor, con 244,4 millones de libras esterlinas (-2,9%). 

Asimismo, la caída de las importaciones de otros proveedores (tanto envasado y, sobre todo, a granel) como Australia (-29% en valor y -40% en volumen), EE. UU. (-56% en valor y -58% en volumen) y Sudáfrica (-13% en valor y -25% en volumen) explican en gran medida la disminución global de las importaciones de vino británico, que, en cambio sí han crecido por lo que se refiere a Argentina (+18% en valor y +29% en volumen) y Moldavia (+27% en valor y +47% en volumen).

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El vino español sigue siendo uno de los elegidos por el consumidor británico

 

A finales del pasado mes de mayo se realizó la 39ª edición de la London Wine Fair, la principal feria dedicada al vino que se lleva a cabo en el Reino Unido y que contó con una destacada presencia de bodegas españolas. Coincidiendo con esta celebración, el ICEX ha efectuado un estudio en el que se analizan tanto este certamen como el mercado del vino británico.

Así, el informe del ICEX señala que este mercado se caracteriza «por su madurez y extremada saturación». Además, existen multitud de competidores de todo el mundo, «debido principalmente a la escasa producción de los viticultores británicos».

En el estudio se indica que Reino Unido es el segundo importador de vino del mundo, tanto en valor como volumen, y se sitúa en el sexto puesto mundial como consumidor. Asimismo, tiene intercambios comerciales con el resto del mundo por valor de 3.500 millones de euros al año y más del 99% del vino que se consume es importado.

Por lo que se refiere a los proveedores, Francia domina el mercado con una cuota del 28,4% en valor, aunque en los últimos cuatro años, han descendido sus ventas (–15,8%) en favor de los vinos italianos, australianos y neozelandeses. Además, «mientras el consumo de vinos tranquilos se encuentra en declive, las ventas del espumoso experimentan un constante crecimiento». En este apartado, cabe destacar la fuerte irrupción del prosecco italiano, que está ganando terreno al champagne francés.

En términos de volumen, Italia se sitúa a la cabeza del ranking de proveedores con un 20,9% de la cuota de mercado. Como se puede observar en la tabla adjunta, todos los países exportadores, a excepción de los Estados Unidos, han experimentado un claro descenso de sus volúmenes de exportación durante los últimos dos años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los vinos españoles se sitúan en el quinto puesto del ranking tanto en valor como en volumen. A pesar de la pérdida de cuota de mercado en los últimos años, el vino español sigue siendo uno de los elegidos por el consumidor británico por lo que el futuro Brexit puede suponer un freno a las ventas españolas de este producto.

El estudio del ICEX refleja la tendencia general de que las importaciones de vino han sufrido una ligera caída tanto en términos de valor como de volumen. Ello se debe principalmente «al efecto sobre el precio de la devaluación de la libra, la subida de los impuestos y el cambio en los gustos de las nuevas generaciones, que se inclinan más por el consumo de otros alcoholes y también por bebidas de bajo contenido alcohólico».

 

Más de 13.200 visitantes a la London Wine Fair
Si nos centramos en la edición de este año de la feria, organizada, un año más, por Brintex Events, filial del grupo Hemming, esta ha tenido un total de 13.260 visitantes. La mayor parte de estos (39%) han sido empresas dedicadas al canal HORECA; seguidos de representantes de supermercados (14%); comerciantes independientes (11%); distribuidores e importadores (11%); medios de comunicación (7%) y productores de vino (4%).

El 41% de los visitantes ya habían acudido a la feria más de 5 veces. El 90% provenía de Reino Unido; el 6% de Europa, un 1% de Escandinavia y el 1% restante del resto del mundo. Al mismo tiempo, el 90% de los asistentes eran responsables de la compra de vino; un 46% de la compra de cerveza, un 52% de bebidas espirituosas y un 19% de servicios de logística.

La trigésimo novena edición de la London Wine Fair ha contado con la participación de más de 35 países, entre los que destacan: España, Alemania, Argentina, Australia, Canadá, Chile, República Checa, Francia, Grecia, Estados Unidos, Hungría Italia, Nueva Zelanda, Portugal, Rumanía, Sudáfrica, Turquía y Reino Unido.

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Liderado por ASAJA Málaga, reúne a un total de 14 entidades nacionales e internacionales

 

El 4 y 5 de julio ha tenido lugar en Málaga la reunión de arranque del proyecto ‘Life Vida for Citrus’ que, con un plazo de ejecución hasta el año 2023, está cofinanciado por la Unión Europea (UE) y las entidades que forman parte del equipo.

El objetivo del mismo pasa por prevenir la entrada del HLB de los cítricos en la UE a través de prácticas culturales respetuosas con el medio ambiente, búsqueda de material vegetal resiliente y reducir la huella de carbono y los efectos del cambio climático que puedan incidir en el desarrollo de la enfermedad en nuestras explotaciones.

Con un ámbito de aplicación europeo, ‘Life Vida For Citrus’ cuenta con los siguientes socios participantes: ASAJA Málaga, AGRIMARBA 2 SL, ASAJA Nacional, AVA–ASAJA, Ayuntamiento de Sevilla, CIRAD (Centro de cooperación internacional en Investigación Agrícola para el Desarrollo–Francia), ICIA (Instituto Canario de Investigaciones Agrarias), IFAPA (Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria y Pesquera Alimentaria y de la Producción Ecológica), INRA (Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Investigación Agronómica–Francia), IVIA (Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias), Universidade do Algarve (Portugal), Università degli Studi di Catania (Italia) y VALENCIAGRO (Producao frutícola unipessoal LDA).

El 4 de julio, el programa comenzó con la revisión del proyecto y el Plan de acción, además de concreción de las responsabilidades de cada socio y exposición de plazos y normas. El día 5, los asistentes recibieron nociones sobre la aplicación de cuestiones financieras y estrategias de comunicación para hacer el proyecto más visible los conocimientos que se vayan adquiriendo.

Durante los próximos tres años y medio, los socios beneficiarios llevarán adelante las tareas definidas en el proyecto, sin olvidar las cuestiones relacionadas con su difusión, el intercambio de experiencias similares y la participación social. 

#LIFE Vida for Citrus

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Las importaciones españolas de vino en 2018 han aumentado más en volumen (+68%) que en valor (+14%), tras caer el precio medio un –32%, según ha informado el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV). España importó el pasado año, 93,2 millones de litros por valor de casi 214 millones de euros, a un precio medio de 2,30 €/litro. El aumento en volumen se explica, en gran medida, por el crecimiento de las compras de granel argentino, que aumentan en el año en 25,9 millones de litros. También hay una evolución positiva para el vino espumoso, mientras se reducen las importaciones de vinos con D.O.P. envasados.

Según los datos aportados por el OEMV, Argentina supera a Italia y se convierte en el primer proveedor de vino a España en 2018 en volumen. Francia lidera el ranking en valor.

A pesar del aumento registrado, el saldo comercial del vino en España 2018, sigue siendo netamente favorable, alcanzando los 2.699 millones de euros, lo que supone una notable contribución del sector a la balanza comercial nacional.

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