Mejora genética

Anna Nin

La presión económica, ecológica y social para cambiar los métodos productivos de la viticultura, en particular, y de la producción de frutales, en general, es cada vez mayor y los costes de la viticultura moderna son cada vez más elevados. Concretamente, la protección química frente a las numerosas enfermedades de la vid no sólo es costosa a nivel económico, sino que además provoca preocupaciones en los consumidores por los efectos secundarios en la salud y en el medio ambiente. Todo ello nos lleva a la conclusión de que gran parte de los tratamientos químicos deben ser reemplazados por el uso de resistencias genéticas, que supondría además una reducción en gran parte del coste de producción agronómico.

Con esta finalidad, en el año 2018 se inició, en Agromillora, un proyecto CDTI (IDI-20180247) para establecer una red de campos experimentales con variedades híbridas resistentes a mildiu y oídio, y un segundo proyecto (IDI-20211271) que ha dado continuidad a la evaluación de 9 nuevas variedades con el objetivo final de conseguir la autorización para la comercialización de las variedades resistentes que hayan demostrado una buena aptitud en nuestras zonas vitivinícolas. El objetivo que abarca este nuevo escenario es poder cultivar con una reducción importante de tratamientos fitosanitarios, y obteniendo vinos más competitivos económicamente y también más saludables acorde a las demandas del consumidor. El proyecto en el que participan centros de investigación en Castilla y León (ITACyL), Cataluña (INCAVI), Navarra (INTIA) y País Vasco (NEIKER) se encuentra en su fase final.

Las nuevas variedades resistentes obtenidas en el programa de mejora genética de la Universidad de Udine y el Instituto de Genómica Aplicada de Udine (Italia) ofrecen la oportunidad de reducir considerablemente las aplicaciones de tratamientos fitosanitarios. Estas variedades se han obtenido a partir de hibridaciones y subsiguientes retrocruzamientos, y se ha conseguido obtener cualidades enológicas equiparables a cultivares de Vitis vinífera, respetando así los estándares de calidad tradicionales. Dichas variedades ya han sido registradas en Europa, y comercializadas en Italia, donde son muy valoradas tanto por su aporte en la agricultura como por sus características sensoriales.

El interés del proyecto es incuestionable. Lluís Giralt, investigador de INCAVI, afirma que los resultados muestran una gran capacidad de resistencia frente a los hongos causantes del mildiu y el oídio en algunas de las variedades ensayadas, como la ‘Soreli’, la ‘Merlot Khorus’ o la ‘Fleurtai’. Otras variedades presentan diferentes grados de resistencia según la enfermedad, pero habitualmente por encima de las variedades usadas como referencia, en el caso de Cataluña, ‘Macabeo’ y ‘Tempranillo’. «Creo que es básico la realización de ensayos en diferentes condiciones y zonas, con el fin de definir la capacidad de resistencia de cada variedad y poder aportar al sector esta información de manera contrastada y fiable. El proyecto colaborativo, ha conseguido este objetivo», apunta Giralt. Para añadir que «la sostenibilidad del viñedo está muy condicionada actualmente por la situación de cambio climático, especialmente en la viticultura de secano. Ante esta situación en todos los estudios realizamos un control del desarrollo vegetativo, capacidad productiva y potencial enológico de la vid según las condiciones de cultivo». En el proyecto realizado en colaboración con Agromillora, también se han obtenido y analizado estos datos. Gracias a otra línea de trabajo realizada durante el 2023, el laboratorio de INCAVI es capaz de analizar los genes de resistencia en plantas de vid. Esta capacidad abre la puerta a la colaboración en los estudios de variedades resistentes, tanto en los procesos de caracterización como en el proceso de hibridación y selección de nuevas variedades».

En el caso del de Navarra, el estudio del INTIA, tiene un interés especial ya que hablamos de un emplazamiento con una precipitación media anual de 1700mm, con precipitaciones, entre abril y octubre, de 400-500mm y con temperaturas medias de 22ºC, lo que puede llegar a producir hasta 10-12 ciclos de reinfección de mildiu y oídio. Con estos condicionantes climáticos ha resultado muy interesante poder evaluar la tolerancia real de las variedades, observándose claras diferencias entre variedades y permitiendo una selección de aquellas con mejores tolerancias. Pero tal y como indica Javier Abad, investigador del INTIA, «en el caso de España la realidad es que con este proyecto estamos dando los primeros pasos para que la certificación sea posible, pero de ahí al siguiente nivel aún queda un largo recorrido por hacer».

Ana M. Díez Navajas, investigadora del departamento de producción y protección vegetal de NEIKER, apunta que «vivimos en un momento donde la importancia sobre la sostenibilidad medioambiental y la transición hacia estrategias de producción ecológicas es muy importante, tanto a nivel de políticas como a nivel de mercado, por lo que nos vemos obligados a reducir las presiones fitosanitarias, y por aquí pasa el futuro».

Enrique Barajas, investigador del ITACYL explica que el proceso de aprobación de estas variedades es arduo y laborioso, ya que, para conseguir la aceptación de estas nuevas variedades en España, se utiliza la vía de comparación con variedades de referencia, conocidas en el sector como el ‘Tempranillo’ en tinto y ‘Verdejo’ en blanco. Este enfoque se lleva a cabo en un ensayo experimental que implica la evaluación de nueve variedades resistentes junto con las referencias.  La implementación de las variedades resistentes requiere un exhaustivo estudio de cinco años, comparando datos con un testigo. Este análisis abarca la evaluación agronómica, la tecnología y la calidad del vino en relación con otras variedades. Barajas destaca que este proceso es un desafío, ya que, desde la formación del viñedo hasta la recopilación de datos, transcurren casi 10 años.

En la cabeza de los agricultores de la mayoría de zonas vitícolas del país resuena la misma pregunta… ¿lo que tenemos cultivado a día de hoy, va a resistir las condiciones climáticas que habrá de aquí a 10 años? El futuro del sector, según J.M Mulet, catedrático del departamento de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia y reconocido divulgador, está en abrirse a las nuevas tecnologías: «las nuevas técnicas genéticas supondrán una oportunidad para que los países puedan dar un paso adelante y mantener la productividad para seguir siendo competitivos. La viticultura y la agricultura tiene que utilizar variedades mejoradas genéticamente, para adaptarnos a las nuevas condiciones ambientales». Así pues, el objetivo de conseguir variedades resistentes es aportar alternativas innovadoras a la viticultura para lograr un modelo social y ecológico sostenible, y además que sea económicamente competitivo. Claramente, las ventajas de la reducción de productos fitosanitarios tienen consecuencias beneficiosas indiscutibles, en la gestión ambiental y en la salubridad del producto final, y también en el beneficio en los resultados económicos de las empresas vitícolas, especialmente por la reducción de riesgos de perdida de producción, como las vividas el año 2020 en el Penedès.

Eugenio Sartori, asesor general de planos estratégicos y de investigación en VCR, estima además que con las variedades resistentes se puede llegar a reducir hasta un 70% de los costes en tratamientos. Tenemos en frente de nosotros una alternativa factible hacia la sostenibilidad no solo medioambiental, sino también económica.

Resistenti Nicola Biasi, una red de empresas compuesta por ocho compañías agrícolas que operan en diferentes territorios (Friuli, Veneto, Trentino, Costa del Mar Adriático, Dolomitas…) y guiados por el enólogo y productor de vino Nicola Biasi, ha optado por producir vinos que combinen, desde la viña hasta la botella, la excelencia cualitativa con la sostenibilidad real. Para lograr este propósito, han apostado fuertemente por variedades de uva resistentes a enfermedades fúngicas. Biasi remarca que «realmente creemos en las variedades resistentes. Confiamos que serán el futuro y tal vez sean ya el presente en algunas áreas porque es la única forma hoy en día de combinar la sostenibilidad y la calidad en la industria del vino». Además, añade que «se pueden hacer vinos de alta calidad con variedades resistentes».

La mejora genética está impactando en todos los sectores agrícolas como una herramienta imprescindible para salvaguardar la sostenibilidad y la biodiversidad de nuestro entorno y nos damos cuenta de que la viticultura está en plena transformación cuando en prestigiosas Denominaciones de Origen con la tradición de Champagne se aprueba y se incluye en su plan estratégico la plantación y desarrollo de nuevas variedades resistentes. Géraldine Uriel, responsable del departamento de material vegetal y producción del Comité Champagne, cuenta que estas variedades resistentes se identificarán en base a etapas de selección para mantener tanto la tipicidad de las variedades de uva actuales con los genes de resistencia deseados, garantizando así el ‘estilo Champagne’. Actualmente, Champagne ya permite plantar un límite del 5% en las superficies de los viñedos en la variedad ‘Voltis’, resistente a mildiu y oídio, e incluir un máximo del 10% de esta variedad en los ensamblajes.

La mejora genética está impactando en todos los sectores agrícolas como una herramienta imprescindible para salvaguardar la sostenibilidad y la biodiversidad

Con este escenario en frente, vislumbramos un cambio revolucionario para la viticultura española con el desarrollo de variedades resistentes obtenidas a partir de parentales de variedades autóctonas como pudieran ser ‘Godello’, ‘Tempranillo’ o ‘Verdejo’. Este avance, actualmente en evaluación, promete ser una verdadera revolución, especialmente en regiones como Galicia, donde la lucha contra mildiu y oídio podría experimentar un cambio significativo con la introducción de estas variedades resistentes. 

Según comenta Riccardo Velasco, director del Centro de Investigación en Viticultura y enología de Italia (CREA-VE), para el futuro del mejoramiento se abren nuevos horizontes: en Italia, desde este año, gracias a una ley nacional, se permite la posibilidad de utilizar biotecnologías por primera vez. Nos referimos a las NGT las ‘Nuevas Técnicas de Mejora’, que en Italia llaman TEA (Tecnologías de Evolución Asistida). Hasta ahora, la experimentación con estos mutantes naturales inducidos por la edición del genoma se limitaba a los laboratorios, pero ahora ya es posible proceder con la experimentación en ‘campo abierto’.

En este caso, una ley italiana permite dar un pequeño paso más rápido que el resto de Europa. Son solo experimentos, pero un paso importante para poder comprender si las plantas mutantes pueden ser resistentes a las enfermedades en el campo.

El camino hacia variedades resistentes autóctonas es un objetivo perseguido en las principales regiones vitícolas, y podría ser la clave para superar desafíos fitosanitarios y revolucionar la forma en que se cultiva y disfruta del vino en España. Luís Buitrón, presidente de la Federación Española de Enólogos, indica que «las variedades resistentes nos dan un arma muy potente para el campo, pero también a nivel sensorial ya que se está viendo que los vinos conseguidos en base a estas variedades están dando muy buenos resultados: calidad y valores organolépticos muy válido».

Además, no podemos olvidar que una tendencia creciente entre los consumidores jóvenes es la demanda hacia la calidad por encima del origen. Estos, están más enfocados en lo que ofrece el vino que de donde procede ese vino y se reclama un respeto desde las marcas hacia el medioambiente. El uso de fitosanitarios aleja al consumidor porqué lo perciben como algo negativo. Se prevé que las variedades resistentes consigan acercarnos más a las demandas crecientes de estos nuevos consumidores y por supuesto, la aceptación final de las variedades está ligada a la aceptación por parte del consumido, pero podemos afirmar hoy en día que los vinos elaborados con estas variedades resistentes son vinos con cualidades enológicas muy buenas. En algunos casos, estas variedades son notablemente similares a las cepas ‘originales’, lo que posibilita la producción de vinos con perfiles organolépticos parecidos, pero con una notable reducción en el uso de tratamientos fitosanitarios. Alberto Martín, responsable de elaboración variedades resistentes en ITACYL, anota que «este avance está permitiendo la vinificación en áreas donde la viticultura ecológica anteriormente era impensable, abriendo nuevas perspectivas en la industria vitivinícola».

Además, la aceptación y el interés en estas variedades por parte de prestigiosas regiones vinícolas y empresas destacadas demuestran su potencial para mantener la calidad y la autenticidad del vino mientras se abordan los desafíos actuales en términos de sostenibilidad, rentabilidad e impacto social, permitiendo así una competitividad económica a largo plazo.

www.agromillora.com

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Los días 24, 25 y 26 de septiembre se llevará a cabo en las instalaciones del Complejo Cultural de San Francisco de Cáceres el XI Congreso Nacional de Mejora Genética de Plantas. Este evento científico bienal, organizado por la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas (SECH) y la Sociedad Española de Genética (SEG), reunirá a investigadores, docentes, técnicos y empresas del sector agroalimentario, con la finalidad de ofrecer un marco favorable de encuentro e intercambio de ideas en el campo de la genética, biotecnología y mejora genética de plantas.

Además, es un ámbito idóneo para intercambiar los últimos avances en conocimiento científico y en el desarrollo profesional en los distintos campos de la mejora genética vegetal, desde el manejo de los recursos fitogenéticos hasta avanzada tecnología de modificación genética.

En el congreso, BIOVEGEN organiza, en colaboración con IATEX y CICYTEX, la sesión Ciencia–Empresa ‘Impacto de la colaboración ciencia–empresa y herramientas de estímulo a la innovación vegetal’, que se celebrará el miércoles 25 de septiembre de 16:00 a 18:00 horas. El objetivo de la misma es dinamizar oportunidades de colaboración público–privada y dar a conocer herramientas de financiación para el desarrollo de proyectos innovadores.

El programa de esta sesión, moderada por David Lapuente, responsable de proyectos BIOVEGEN, es el siguiente:

► 16:00 h. Bienvenida e introducción de la sesión.

► 16:10 h. Bloque 1 – Empresas y proyectos innovadores en mejora genética y bioeconomía
– 16:10 h. Gestión de recursos fitogenéticos: Proyecto GO FITONET.
• CRF (INIA-CSIC). Lucía de la Rosa, investigadora.
• IBMCP (UPV-CSIC). Antonio Monforte, investigador.
• MBG-CSIC. Rosana Malvar, investigadora.

 – 16:40 h. Incubadora de Bioeconomía–IATEX y empresas incubadas.
• CICYTEX. Sara Martillanes, investigadora.
• BIOTTONIA NATURALCARE. Irene Palacios, responsable de control de calidad.
• SOLUCIONES DEHESA SANA. Ángela Chávez, miembro del proyecto.

 – 17:10 h. Mejora varietal en higo.
• FIKI EUROPA. Francisco Balas, responsable de producción e I+D.

► 17:20 h. Bloque 2 – Herramientas de estímulo y financiación de la innovación.
• CDTI Innovación. Carlos Franco, asesor técnico de proyectos I+D+i del sector agroalimentario.
• Agencia Estatal de Investigación–AEI. Estefanía Freitas, jefa adjunta de la subdivisión de programas temáticos científico-técnicos.

► 17:55 h. Preguntas y coloquio.

► 18:00 h. Conclusiones y clausura.

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Fruto del trabajo conjunto entre un grupo de investigadores del INTA Catamarca (Argentina) y productores locales, que juegan un papel crucial al resaltar las características deseables o distintivas de las variedades que se encuentran en sus fincas, se desarrollaron nuevas variedades autóctonas, lo que provee a las distintas provincias el control sobre sus recursos genéticos y adaptarlos a sus necesidades específicas y condiciones ambientales.

El Instituto Nacional de Semillas (INASE) ha aprobado la inclusión en el Registro Nacional de Cultivares de tres nuevas variedades de nogal: ‘JJ Racimosa INTA’, ‘Del Saz INTA’ y ‘Cóndor Huasi INTA’, que se suman a las 12 previamente registradas entre 2013 y 2015 en la zona. Así, en los últimos 10 años el INTA Catamarca inscribió 15 variedades que contribuyen al sector.

La principal característica de ‘JJ Racimosa INTA’ es la fructificación en racimo, en los cuales se encontraron hasta 12 frutos. Por su lugar de selección a 2.400 metros sobre el nivel del mar, es de ciclo muy corto, lo que le permite aprovechar el periodo libre de heladas. En cuanto a la pulpa, es de color claro, similar a ‘Franquette’ y ‘Serr’. El porcentaje de pulpa es en promedio del 40 % respecto al peso total de la nuez con excelente color de cascara e índice de redondez. Por su alta productividad por árbol es adecuada para los programas de mejoramiento genético.

‘Del Saz INTA’ es un árbol de bajo vigor y más productivo que ‘Franquette’, que presenta una alta productividad y muy baja alternancia. En cuanto a la pulpa, es de color claro, con un promedio de 43,06 %, similar a una ‘Franquette’. Recomendable para programas de mejoramiento genético por su bajo vigor y elevada cantidad de amento.

‘Cóndor Huasi INTA’ brota 7 días antes que ‘Chandler’, aunque florece una semana después. Presenta una floración masculina extensa, de unas 3-4 semanas de duración, con un alto solapamiento con respecto a la floración, con fructificaciones lateral y apical, el fruto presenta la pulpa de color claro, y su porcentaje de pulpa es en promedio 45,76% pero inferior a ‘Chandler’. La cosecha es fácil debido a la caída natural de los frutos de forma escalonada.

 

Papel fundamental de los recursos genéticos

Dante Carabajal, investigador del INTA Catamarca, ha explicado que «la fruticultura moderna debe adaptarse a las condiciones del cambio climático, donde los recursos genéticos juegan un papel fundamental. La selección de variedades locales permite hacer frente a contingencias climáticas desfavorables, como la reducción de frío, las altas temperaturas y fenómenos como las heladas tempranas y tardías, así como una mayor proliferación de plagas y enfermedades».

Para añadir que «disponer de variedades propias con adaptación progresiva al cambio climático es más sostenible que depender de variedades introducidas y seleccionadas en condiciones ambientales diferentes».

En cuanto a la producción provincial de nuez, se estima que está entre las 5.000 y las 8.000 toneladas, con entre 4.000 a 5.000 hectáreas de nogales cultivadas, y alrededor de 2.000 establecimientos agropecuarios. El 85 % de la superficie está cultivada por pequeños y medianos productores en fincas de menos de 5 hectáreas.

«Si bien la población de nuez criolla ocupa un alto porcentaje de superficie, la variedad más demandada y cultivada en Catamarca y en el país es ‘Chandler’. Otras variedades importantes son ‘Serr’, ‘Sunlad’, ‘Tulares’, y las variedades de Nogal INTA como ‘Trompito INTA’ y ‘Argentina INTA’», ha comentado Carabajal. Además, «estas últimas variedades del INTA fueron registradas en el 2013 y demostraron una producción sostenida a lo largo de los años debido a su plasticidad a adaptarse a áreas con baja oferta de frío, un fenómeno agravado por el cambio climático».

Por último, el investigador ha destacado que «la inscripción de nuevas variedades permite conservar y promover variedades autóctonas y locales, lo que proporciona a las provincias un mayor control sobre sus recursos genéticos y les permite adaptarlos a sus necesidades específicas y condiciones ambientales locales».
https://intainforma.inta.gob.ar/

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El proyecto ‘PROLIVE. Soluciones digitales y biotecnológicas para mitigar la crisis del cambio climático y acelerar el proceso de mejora genética en olivicultura’ se ha puesto en marcha recientemente. Se trata de una iniciativa de colaboración público-privada en la que 11 socios del ámbito de la investigación y la empresa han unido fuerzas «para aportar soluciones prácticas al manejo del olivar y el conocimiento de su genética para el desarrollo de variedades resistentes a los efectos del cambio climático».

El encuentro inicial se ha llevado a cabo en el Campus de Rabanales de la Universidad de Córdoba (UCO), donde representantes de las entidades participantes han puesto en común objetivos y líneas de trabajo. El equipo que desarrollará el proyecto se distribuye entre un consorcio académico, liderado por el grupo Ucolivo de la UCO y en el que están presentes el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), la Universidad de Granada y el Supercomputing Center de Barcelona (BSC); y uno privado, al frente del cual se encuentra Todolivo y que reúne a empresas del sector agrícola (Plantas Continental, Santa Cruz Ingeniería, Indlab y Fertinyect), biotecnológico (Biotechvana) y de ciencia de datos e Inteligencia Artificial (Drimay).

El proyecto cuenta con un presupuesto superior a los 6,4 millones de euros, de los cuales 3,2 millones proceden de fondos públicos, en concreto de la convocatoria Transmisiones de la Agencia Estatal de la Investigación. En el marco de PROLIVE, el grupo Ucolivo pondrá a disposición de la iniciativa su trayectoria al servicio de la mejora genética del olivar, avanzando en la secuenciación genómica y fenotípica del material que custodia en el Banco de Germoplasma Mundial de Olivo y la digitalización de esa información. Todo ello permitirá convertir la colección de la UCO en la mejor estudiada del mundo, lo que, unido a la propuesta de su inclusión como banco de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), situará el Banco de Germoplasma en la primera línea a nivel internacional.

Entre los objetivos que se marca PROLIVE destacan, además, «iniciativas de innovación tecnológica aplicada al agro, como la secuenciación genética y el mapeo asociativo, la mejora nutricional del aceite de oliva, la creación de un gemelo digital de explotaciones de olivo o el desarrollo de sistemas de detección precoz y predicción de riesgos para enfermedades como el repilo y el emplomado a través de sensores automáticos». En el horizonte está la selección de variedades más resistentes a los efectos del cambio climático y a las enfermedades que afectan al olivo, «lo que mejorará el rendimiento de los cultivos y los hará más sostenibles, reduciendo las necesidades de riego, fertilización o uso de pesticidas».

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Un equipo de investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) Centro Alameda del Obispo (Córdoba) y las Universidades de Jaén y Córdoba ha demostrado que tres nuevas variedades obtenidas en un programa de mejora genética junto con otras de la Colección Mundial de Germoplasma de Olivo del IFAPA, «son una buena opción para la producción de aceite de oliva de calidad y evitan la verticilosis, una enfermedad que penetra por las raíces del olivar y para la que no existe tratamiento efectivo hasta ahora», según ha informado la Fundación Descubre.

En 2022, la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) cuantificó la infección por este hongo en los campos andaluces desde un 2,9% de los árboles de Córdoba hasta el 88,9% de Huelva. Los agricultores que sufren la presencia de Verticillium dahliae en sus tierras, «tienen pocas opciones actualmente para el manejo de esta enfermedad».

Por ello, se buscan variedades que de por sí sean resistentes a este patógeno. Además de explorar las más de 1.200 de las que dispone la Colección del IFAPA, los investigadores destacan en el artículo ‘Response to Verticillium dahliae infection in a genetically diverse set of olive cultivars’, de la revista Scientia Horticulturae, tres genotipos capaces de enfrentarse al hongo de manera natural «manteniendo la calidad y productividad del aceite».

En concreto, se trata de nuevas variedades obtenidas a partir del cruce natural de ‘Frantoio’ y ‘Koroneiki’, propias de Italia y Grecia, respectivamente, y que son resistentes al hongo, con grandes productoras como ’Arbosana’, cultivadas por su productividad, pero susceptibles ante la infección. «Los genotipos seleccionados son ‘FrxAr_5’, ‘FrxAr_6’ y ‘KorOp_48’. Han demostrado que heredan tolerancia y resistencia a ‘V. dahliae’, lo que demuestra que son candidatos idóneos para desarrollar nuevos cruces entre ellos y lograr cultivos más resistentes y productivos», ha manifestado a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Jaén, Alicia Serrano, autora del artículo. Estas variedades ya están en proceso de registro en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales para su uso en nuevas plantaciones.

Alianzas genéticas

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España las variedades que destacan por su alta rentabilidad y regularidad constante en la obtención de aceite son ‘Picual’, ‘Arbequina’, ‘Hojiblanca’ y ‘Cornicabra’. Sin embargo, en los últimos años se han introducido otras extranjeras como ’Frantoio’ y ‘Koroneiki’, que tal como han demostrado los expertos en el trabajo son resistentes a la enfermedad, especialmente la primera.

Encontrar una nueva variedad que unifique todas estas cualidades «es el objetivo de los mejoradores que investigan los mecanismos de defensa y genes relacionados con la productividad y calidad del aceite para lograr la mejora de la especie». Para ello, identifican y caracterizan los beneficios de cada cultivar y seleccionan las que reúnen las mejores características para su cruzamiento. Posteriormente, recogen polen de una de ellas y realizan la técnica conocida como polinización clásica mediante cruzamientos dirigidos. De esta manera, las nuevas semillas habrán heredado características de ambos progenitores.

Seleccionando a las mejores

Los expertos evaluaron 40 variedades diferentes en este trabajo, de las cuales 31 procedían de la Colección nuclear del Banco Mundial de Germoplasma de Olivo del Centro IFAPA Alameda del Obispo en Córdoba, otras seleccionadas por su importancia en los olivares españoles, como ‘Cornicabra’, ‘Changlot Real’ y ‘FS–17’, que muestra resistencia contra Xylella fastidiosa, otra enfermedad del olivo, y seis procedentes del programa de mejora desarrollado en este centro.

Tras 12 meses de crecimiento, se inoculó el hongo en las plantas para observar su evolución. Los ensayos incluyeron dieciséis individuos de cada tipo de árbol distribuidos en cuatro bloques, tres infectados y uno de control. De esta manera, «obtuvieron los datos para clasificar las variedades según el nivel de resistencia, desde altamente resistentes hasta extremadamente susceptibles». Entre las primeras destacaron ‘Frantoio’, ‘FrxAr_5’, ‘FrxAr_6’ y ‘KorOp_48’ que se mantienen sin síntomas, a pesar de la infección por el hongo.

El resultado obtenido demuestra que «se pueden obtener nuevas variedades que resistan la enfermedad y mantengan unos niveles altos de productividad y calidad del aceite». Los investigadores continúan estudiando estas nuevas opciones en colaboración con agricultores para conocer su comportamiento en condiciones reales de cultivo, en diferentes ambientes y distintos sistemas, para confirmar los valores agronómicos para su futura implantación.

Los estudios se han financiado mediante el proyecto ‘Investigación e innovación en mejora genética de olivo (INMEGEO)’ del IFAPA perteneciente a la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, parcialmente financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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La Comisión Europea ha presentado sus propuestas para la regulación de las técnicas de edición genética (NGTs) y para el material vegetal de reproducción (PRM). Desde la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) han señalado que ambas normativas «son fundamentales para que el sector agrícola europeo siga a la cabeza a nivel mundial, desarrollando las innovaciones necesarias en semillas y plantas para alimentar a una población creciente de manera sostenible, dentro del marco de las estrategias del ‘Pacto Verde’ y ‘De la Granja a la Mesa’ definidas por la UE». En este sentido, Javier de Sebastián, presidente de esta entidad, ha manifestado que «desde el sector obtentor recibimos con satisfacción estas propuestas, largamente esperadas, si bien hay aspectos que deben ser estudiados en profundidad o se hallan pendientes de desarrollos posteriores que pueden ser decisivos a la hora de poner en el mercado una variedad mejorada con el uso de estas herramientas».

Según ha explicado ANOVE, en el caso de la propuesta sobre edición genética, la Comisión diferencia las plantas resultantes de métodos de mutagénesis dirigida y cisgénesis de los productos transgénicos (variedades que incorporan ADN de especies foráneas), cuya regulación no se modifica.  Establece dos categorías de plantas NGT, cada una con requisitos y procesos de autorización adaptados: en el caso de las plantas NGT de categoría 1, estas son «similares a las convencionales», y cuyos resultados son indistinguibles o podrían igualmente haberse obtenido con métodos de mejora tradicionales o producirse espontáneamente en la naturaleza. Las otras son mutaciones naturales, que se someterían a un procedimiento simplificado de verificación que evita los requisitos de aprobación obsoletos y prácticamente impracticables de las variedades transgénicas. Este aspecto «resulta de crucial importancia para las pequeñas y medianas empresas, para las que los altísimos costes derivados de la actual regulación suponen una barrera prácticamente infranqueable para acceder al mercado».

Por su parte, el director general de ANOVE, Antonio Villarroel, ha señalado que «es esencial que el proceso de verificación sea eficiente y que este basado en criterios científicos bien definidos y claros para evitar que lo que debería ser un simple y rápido proceso administrativo se politice y ralentice hasta quedar paralizada».  

El uso de estas técnicas permitiría acortar el tiempo necesario para poner una variedad nueva en el mercado pasando de los 10-12 años actuales a 5-7 años. Este objetivo «es esencial para poder hacer frente lo antes posible a los retos que plantea el Pacto Verde europeo, los efectos derivados del cambio climático y las crisis geopolíticas que impactan en la cadena de suministro alimentario». Al respecto, Villarroel considera que «la propuesta presenta algunas incoherencias, como la prohibición de utilizar plantas derivadas de NGTs en la agricultura ecológica, al privar a los productores que apuestan por este modelo de la libertad de elegir nuevas variedades más resistentes a plagas y enfermedades, más resiliente al cambio climático y con un mayor potencial productivo para hacer el cultivo sostenible económicamente».

En relación a la propuesta de la Comisión sobre la regulación del material de reproducción vegetal (PRM), ANOVE valora positivamente que se mantengan los tres pilares fundamentales de la legislación existente: la identidad varietal, el registro de variedades y la certificación del material vegetal de reproducción. 

El presidente de ANOVE ha concluido apuntando que «es esencial que los productores reciban semillas y plantas con todas las garantías de sanidad y calidad, lo que, junto con la incorporación de tecnologías avanzadas para el desarrollo de nuevas variedades, les aseguren una buena cosecha y les permita mejorar la sostenibilidad de la cadena agroalimentaria». www.anove.es

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Ya han arrancado los trabajos de desarrollo del Grupo Operativo (GO) Biovidman que, bajo el título 'Selección de biotipos autóctonos de variedades de vid castellanomanchegas’, tiene como objetivo la conservación de la variabilidad genética presente en los viñedos viejos castellanomanchegos, en concreto a través de la mejora de la disponibilidad de material vegetal de las variedades ‘Bobal’ y ‘Airén’ y de otras minoritarias. Además, se pretende realizar una evaluación experimental de los biotopos seleccionados y la homologación de clones certificados de estas variedades, con vistas a lograr una mejor adaptación a los efectos del cambio climáticos y a producir vinos de alta calidad enológica.

El GO Biovidman surge por diferentes razones; principalmente, para dar respuesta a la continua pérdida de la variabilidad del material genético que se está produciendo debido al arranque desmedido de viñedos viejos, así como a la necesidad de conservar ese material para el futuro. Paralelamente, trata de desarrollar medidas urgentes ante los efectos perjudiciales del cambio climático, que está modificando las condiciones medioambientales en todas las zonas vitícolas del mundo, siendo en este momento donde dichas variedades autóctonas, por su alta capacidad de adaptación, pueden tener la clave. Por último, el proyecto trata de resucitar dichas variedades minoritarias, como alternativa a la estandarización del vino, aportando singularidad, diferenciación y un incremento en el valor económico.

En el GO Biovidman participan Vitis Navarra y la bodega La Niña de Cuenca, junto al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla–La Mancha (IRIAF–IVICAM). Además, cuenta con la participación y coordinación técnica de Lorenzo A. López Orozco, joven agricultor de Ledaña (Cuenca) y socio fundador de la bodega La Niña de Cuenca.

Este proyecto, cuya primera fase tiene una duración prevista de 3 años, cuenta con una ayuda de 157.901,14 euros, coofinanciados en un 90% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Unión Europea, en un 3% por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y en un 7% por la Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha, en el marco del Programa de Desarrollo Rural de Castilla–La Mancha para 2014–2020.

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La mejora vegetal ha contribuido a incrementar hasta un 90% los rendimientos agrarios.

 

En la agricultura actual, la mejora vegetal está desempeñando un papel decisivo. Al respecto, Elena Sáenz, directora de la Asociación de Obtentores Vegetales (ANOVE), ha manifestado que «las técnicas aplicadas a la obtención de nuevas variedades de semillas y plantas y los avanzados métodos biotecnológicos han contribuido a que los cultivos puedan resistir mejor plagas y enfermedades, a alcanzar mejores y más rápidos resultados y, en definitiva, a aumentar la productividad de las explotaciones».

Un informe del Institut Cerdà ha analizado las aportaciones de la mejora vegetal en España. Presentado en el Parlamento Europeo señala que el sector obtentor «es clave e imprescindible» no solo para la alimentación sino también para la economía, «ya que la competitividad y calidad de la actividad de los mejoradores vegetales transciende a todos los eslabones de la cadena, beneficiando a la sociedad, el medio ambiente y la economía»

Durante la segunda mitad del siglo XX, se produjo un incremento de la productividad agrícola a nivel mundial; según otro estudio, el denominado informe Noleppa, «el 67% de ese aumento se debe expresamente a la mejora de las variedades de semillas y plantas». Al mismo tiempo, «la mejora vegetal también ha permitido reducir el uso de fertilizantes y de fitosanitarios, y ha contribuido a reducir el consumo hídrico y energético».

Por su parte, según el citado informe, la mejora de las plantas y semillas ha ayudado a reducir las emisiones de CO2 en 262.000 toneladas al año tan solo en nuestro país y ha contenido los costes de las materias primas, «además de mejorar las propiedades y calidad de los alimentos, satisfacer las exigentes necesidades de los consumidores e incrementar la seguridad y la trazabilidad alimentaria». En los últimos cincuenta años, la colaboración en «mejora vegetal entre los sectores público y privado ha contribuido a incrementar un 90% los rendimientos agrarios de algunos cultivos, y ha hecho posible que se aumente la producción de alimentos con los que nutrir a una población en constante crecimiento»

Entre las conclusiones más destacadas del informe Cerdà destaca que la mejora de semillas y plantas «aportó a la economía española casi 1.000 millones de euros en 2019». De hecho, las empresas dedicadas a esta actividad invirtieron el año pasado en I+D aproximadamente un 20% de su facturación, superando proporcionalmente el porcentaje de inversión de otros sectores como el aeroespacial, el electrónico o el farmacéutico.

La investigación de los mejoradores vegetales ha permitido «adaptar variedades a lugares y climas donde antes no se cultivaban, mejorar la tolerancia a las condiciones climáticas extremas, aumentar la protección contra plagas y enfermedades y multiplicar el rendimiento de las explotaciones reduciendo los costes de explotación».

Las actuales técnicas de mejora genética permiten la obtención de nuevas variedades empleando menos tiempo y con mayor seguridad. «La mejora vegetal es una actividad altamente especializada que hace posible transferir al campo la tecnología de última generación empleada en los laboratorios», ha indicado el director general de ANOVE, Antonio Villarroel. Para añadir que «es necesario que las instituciones europeas sean más sensibles a los criterios de los científicos que a los mensajes demagógicos o a las presiones de algunos grupos alarmistas. Están en juego dos cuestiones decisivas: la calidad de la alimentación de los consumidores y la competitividad de la agricultura europea».

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El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) continúa investigando en la mejora genética de nuevas selecciones en vías de evaluación de carne dura y maduración tardía de melocotón para su comercialización bajo la Denominación de Origen Protegida (D.O.P) ‘Melocotón de Calanda’. El objetivo de este proyecto, financiado por el Fondo de Inversiones de Teruel, es la consolidación de este programa de mejora que en la actualidad lideran María José Rubio, investigadora del Departamento de Ciencia Vegetal del CITA, y Celia M. Cantín, científica titular de la Estación Experimental de Aula Dei (CSIC).

La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón, Maru Díaz, ha manifestado durante la visita de una de las parcelas de experimentación de este programa que «ponemos la investigación y la ciencia al servicio de nuestros productores, impulsando su aplicación directa en el sector agroalimentario para mejorar su actividad, ayudar a generar riqueza, vertebrar mejor nuestro territorio y afianzar población. Y lo hacemos, además, con un producto de máxima calidad ligado al territorio y a la tradición de esta zona, como es el ‘Melocotón de Calanda’».

Según ha podido conocer ‘in situ’ la consejera, el programa de mejora genética del CITA ya cuenta con 30 nuevas preselecciones que se plantaron en la comarca del Bajo Aragón en 2018 para observar su adaptación a la zona de cultivo, y de las que se han comenzado a evaluar los primeros frutos en la pasada campaña. Además, el CITA pone a disposición del proyecto, que se prolongará hasta el 2024, sus laboratorios de material vegetal, biotecnología y microbiología «donde se siguen obteniendo nuevas pre selecciones para ser evaluadas en la zona de cultivo y se lleva a cabo la evaluación de la calidad de los frutos de las ya existentes».

Por otro lado, se está llevando a cabo un estudio, con la colaboración del investigador del CITA Jérôme Grimplet, con el objetivo de entender el control genético de caracteres importantes en esta tipología de frutos, como la fecha de maduración, el contenido de azúcar o el calibre.

Además de la obtención de nuevas variedades de melocotón para su comercialización como D.O.P. ‘Melocotón de Calanda’, el proyecto pretende valorizar este producto de máxima calidad, «ligado al territorio y a la tradición de la zona».

Tal y como ha destacado la consejera, el agricultor «será el máximo beneficiario de estos resultados, ya que dispondrá de mejores variedades sobre las que basar su producción, pero también el consumidor aragonés, puesto que podrá identificar y disfrutar de un producto de gran calidad organoléptica y nutricional». Se estima además que la comercialización de las futuras variedades podría suponer a futuro un incremento del 20% de los beneficios anuales de los agricultores incluidos en la D.O.P. ‘Melocotón de Calanda’. «Este es el camino que debemos liderar desde el CITA y desde el Gobierno de Aragón, tejiendo alianzas entre la investigación y un sector, el agroalimentario, estratégico para nuestra economía y para la conservación de nuestro territorio y de nuestros pueblos», ha subrayado Díaz.

Cabe señalar que Aragón es la comunidad autónoma con mayor superficie de producción de melocotón y nectarina a nivel nacional con más de 18.000 hectáreas y una producción de más de 228.000 toneladas. ‘Melocotón de Calanda’ es la única D.O.P. de melocotonero del mundo y su área de cultivo comprende 45 municipios en el Bajo Aragón.

En 2021 se alcanzaron los 4.5 millones de kilos de producto certificado, que se comercializó principalmente en España, y un 20% se destinó a la exportación, principalmente a destinos europeos como Alemania, Suiza, Portugal e Italia.

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El Patronato del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) ha nombrado a la científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), L. Maria Lois, como nueva directora del Centro. Este nombramiento ha llegado después de un proceso de selección internacional coordinado por la Institución CERCA, y con la participación del Consejo Científico Asesor Externo del CRAG. Lois tomará posesión del cargo el próximo martes 1 de febrero.

L. Maria Lois será la tercera directora del CRAG sucediendo a José Luis Riechmann, que ha sido director desde principios de 2013 y se mantendrá en la institución como jefe de grupo de investigación, y Pere Puigdomènech, que fue el director fundador. Lois será una de las pocas mujeres directoras de los Centros de Investigación de Cataluña y de los Centros de Excelencia Severo Ochoa españoles.

El CRAG se estableció como consorcio de cuatro instituciones: el CSIC, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Barcelona (UB). Su ámbito comprende la investigación básica en biología molecular de plantas y animales de granja, las aplicaciones de técnicas moleculares para la mejora genética de especies importantes para la agricultura y la producción de alimentos en colaboración con la industria. 

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