La Federación Española del Vino (FEV) y el resto de asociaciones integradas en el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV) celebran la adopción por parte de la Comisión Europea (CE) de los acuerdos comerciales de la UE con Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) y México, tras la presentación de los textos legales que inician su proceso de ratificación y que en los próximos meses deberán someterse al voto del Parlamento Europeo y del Consejo de la UE. En cambio, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA), COAG Andalucía y Unión de Uniones mantienen su frontal oposición a este tratado.
Así, la FEV ha resaltado que el acuerdo llega «en un momento trascendental marcado por crecientes desafíos geopolíticos y económicos, algunos de ellos en mercados clave para el vino español, como es el caso de los nuevos aranceles de EE. UU.».
«La diversificación de mercados debe ser una pieza esencial en la estrategia internacional de las bodegas españolas y estos acuerdos son, sin duda, un gran paso en esa dirección, especialmente si tenemos en cuenta los vínculos históricos, culturales y de idioma con algunos de estos mercados», ha destacado el director general de la FEV, José Luis Benítez. En este sentido, ha aclarado que «aunque Brasil y México no pueden compensar las pérdidas que se puedan producir en el mercado estadounidense a raíz de los aranceles», sí son mercados con un enorme potencial para el vino español y la eliminación de barreras comerciales por medio de estos acuerdos «contribuirá a apuntalar e incrementar la presencia de nuestros vinos y bodegas en estos países».
Si bien la presencia de vinos españoles en Brasil es todavía pequeña debido a los elevados aranceles y otras barreras técnicas que han impedido hasta la fecha desarrollar más este mercado, «el de México es ya a día de hoy un caso de éxito, siendo el duodécimo mercado para España y, lo que es más importante, el cuarto con mayor precio medio. En 2024, las exportaciones crecieron un 14,6% en valor con respecto al año anterior».
Desde Bruselas, la presidenta del CEEV, Marzia Varvaglione, ha instado al Parlamento Europeo y al Consejo a acelerar el proceso de ratificación «para que las empresas vitivinícolas y los consumidores de vino de ambas partes puedan beneficiarse sin demora de estos acuerdos históricos». El sector vitivinícola de la UE es el principal exportador mundial, con casi 16.000 millones de euros en exportaciones durante la última campaña. Las exportaciones de vino de la UE a Brasil rondaron los 200 millones de euros a cierre de 2024 y ambos representan mercados dinámicos con un fuerte potencial de crecimiento.
Estos acuerdos comerciales «mejorarán significativamente el acceso a los mercados vitivinícolas de Brasil y México mediante la eliminación de aranceles, el fortalecimiento de la protección de las indicaciones geográficas, la simplificación de los procedimientos de importación y la creación de unas condiciones de competencia más predecibles y equitativas para el comercio del vino». Asimismo, «aportan claros beneficios y no presentan riesgos para los productores de vino de la UE», ha concluido Varvaglione, destacando el papel de la UE como líder mundial en la promoción de la estabilidad y un comercio abierto y regulado.
Impacto devastador
AVA–ASAJA ha alertado «del devastador impacto que tendrá sobre la agricultura y la ganadería europea, ya que supondrá la entrada con ventajas arancelarias de más importaciones en condiciones de competencia desleal que sustituirán a nuestros productos, que sí garantizan los máximos estándares de frescura, seguridad fitosanitaria, bienestar animal y sostenibilidad». Además, en vista del elevado número de interceptaciones de plagas y enfermedades que acumulan los cargamentos del Mercosur, «esta apertura incrementará el riesgo de introducir nuevos patógenos que amenazan con destruir nuestras plantaciones».
Su presidente, Cristóbal Aguado, ha asegurado que «la CE trata de embaucar a los gobiernos que están en contra del acuerdo, como Francia, Polonia e Italia, incluyendo compromisos de última hora que, viendo los precedentes, serán muy difíciles de cumplir. En primer lugar, dice que habrá reciprocidad entre las producciones europeas y foráneas, pero no se incluye una modificación de los requisitos sanitarios y fitosanitarios a las importaciones». Para añadir que «también habla de cláusulas de salvaguardia, en caso de incrementarse un 10% los envíos o hundirse un 10% los precios, pero no precisa más y se trata de un mecanismo que requiere demasiadas trabas y tiempo para activarse. Y prevé una reserva de emergencia de 6.300 millones, porque hasta la CE es consciente que perjudicará a sectores como los cítricos».
Por su parte, COAG Andalucía ha advertido que el acuerdo no traerá beneficios a los agricultores europeos, sino graves amenazas para sectores estratégicos como el del aceite de oliva. «Se nos quiere vender que el sector del aceite podrá colocar algo más de producto, pero en realidad abrimos una puerta tremendamente peligrosa. Grandes latifundios de Sudamérica pueden ponerse a producir aceite de un día para otro, con estándares muy inferiores, y competir en igualdad de condiciones con nuestro aceite, que es de una calidad extraordinaria», ha denunciado el secretario general, Juan Luis Ávila.
Además, ha subrayado la incoherencia del acuerdo en términos medioambientales. Al respecto, ha comentado que «estamos hablando de medio ambiente y, sin embargo, vamos a traer productos de la otra punta del mundo en barcos con una huella medioambiental tremenda. La ciudadanía tiene que entender que se nos está tomando el pelo».
Por todo ello, COAG Andalucía reclama al Gobierno español y a las instituciones europeas que frenen este tratado, que no solo amenaza al tejido socioeconómico de las zonas rurales andaluzas y europeas, sino que también compromete la salud y la seguridad alimentaria de todos los ciudadanos europeos. «Es un sinsentido para el interés general, y hay que pararlo», ha concluido el secretario general.
Por último, Unión de Uniones ha señalado respecto al acuerdo UE–Mercosur, que la CE «ha querido separar la parte comercial del acuerdo de la parte política y de cooperación para evitar que los parlamentos nacionales puedan que pronunciarse sobre las reglas comerciales». «Esto va en contra del mandato de negociación que en 1999 el Consejo trasladó a la Comisión y que, además, se basaba en el Acuerdo Marco Interregional de Cooperación en el que las partes suscribían el objetivo de alcanzar una asociación integral que incluya el diálogo político, la cooperación y el comercio, por lo que causa un perjuicio más que negativo», ha añadido.
Asimismo, a la espera de hacer un análisis de la letra pequeña, esta organización agraria cree que, «aunque algunos sectores, como el vino o el aceite, tengan expectativas positivas frente al acuerdo, estas van depender de la capacidad adquisitiva de los consumidores de los países Mercosur». Sin embargo, el acuerdo sí tendrá impacto negativo sobre otros productos importantes como la carne de vacuno, aves de corral, cerdo, arroz o miel. Unión de Uniones viene alertando sobre esto desde hace años y «se basa en los pocos informes de impacto que hay y que ya indicaban, también por parte de la Comisión, que el acuerdo traería reducciones en la producción europea y descensos en los precios a los agricultores y ganaderos».
www.fev.es; www.avaasaja.org; www.coagandalucia.com; https://uniondeuniones.org/