Exportación

Artículo de opinión de Cristóbal Aguado Laza, presidente de AVA–ASAJA.

 

Trump ha abierto una lucha arancelaria preocupante, con consecuencias imprevisibles también en la agricultura y la alimentación. Los aranceles son una forma artificial de subir los costes y los precios, que siempre acaban pagando los consumidores. Por eso, si el inquilino de la Casa Blanca considera que Estados Unidos (EE. UU.) sufre un desequilibrio comercial con el resto del mundo, los aranceles deberían de ser la última opción y solo tras haber agotado la vía diplomática. Sin embargo, no ha sido así y todos nos hemos visto abocados a una espiral de incertidumbre, tanto por las distorsiones que puede desatar en los mercados mundiales como por la respuesta que provoque en China o la Unión Europea (UE).

A la hora de exportar productos agrarios, EE. UU. hace tiempo que dejó de ser un mercado extraordinario para la Comunidad Valenciana. Concretamente, desde 2001, cuando con poca transparencia, mala fe y para favorecer a sus cítricos, cerró las puertas a las clementinas valencianas alegando una larva de mosca de la fruta que nunca pudimos comprobar. Sumando el resto de productos –hortalizas, vinos y aceite básicamente– EE. UU. apenas llega al 4% de nuestras exportaciones.

El mayor efecto que tememos sería el indirecto. Me explico. Cuando suban mucho los aranceles, hasta el extremo de perder todo el margen de competitividad, los países afectados buscarán mercados alternativos. ¿Y qué destino es el mayor importador agroalimentario, con 400 millones de consumidores de alto poder adquisitivo? Pues Europa. Muchos productos de Sudamérica, África o Asia querrán reemplazar EE. UU. por la UE, precisamente nuestro mercado natural. El consecuente aumento de las importaciones foráneas no hará sino agravar la competencia desleal y la crisis de rentabilidad.

Los aranceles de Trump merecen, por parte de la UE, calma, una voz única y una negociación prudente pero firme que obtenga un trato justo, recíproco, sin perdedores. Una UE unida puede hablarle de tú a tú a EE. UU., encontrar vías de acuerdo y alcanzar una buena relación comercial estable.

Pero si no fuera capaz de evitar la guerra comercial, la UE también debería estar preparada para responder con aranceles selectivos, estratégicamente calculados, que nos diera las máximas ventajas. Lo digo porque el plan comunitario, ahora en pausa, es manifiestamente mejorable para el sector agrario valenciano y español.

En primer lugar, incluye aranceles a la soja estadounidense, pese a que supone el 45% de nuestras importaciones, lo cual encarecería el coste de la alimentación animal y arruinaría a nuestros ganaderos. Con esta decisión, la UE lanza una flecha al cielo que caería en nuestra cabeza. Por el contrario, deja fuera de los aranceles a las nueces, que presionan a la baja los precios en origen de nuestra producción. Y, más indignante aún, la propuesta de la UE pospone los aranceles a las almendras californianas hasta diciembre, en la última fase, cuando a esas alturas del año la campaña ya se ha acabado y la industria ya se ha suministrado de materia prima para elaborar los turrones de Navidad. Es más, si en la UE retrasan los aranceles, pero en otros países no, EE. UU. redirigirá aún más almendras aquí hasta que pueda.

A nivel nacional, viendo el diferencial negativo con EE. UU., también sería un buen momento para replantear el protocolo de exportación de nuestros productos agrarios con el objeto de equilibrar el intercambio comercial. Sin renunciar a la seguridad, la negociación de España habría de facilitar las exportaciones a EE. UU., sobre todo en el apartado de cítricos, más aún con el Huanglongbing (HLB) mermando la producción en California y Florida.

Bruselas no puede volver a usar su agricultura, sobre todo la mediterránea, como el comodín que paga los platos rotos. En 2014, por un problema ajeno al campo, nos cerraron el mercado ruso, que era muy importante para nuestros cítricos, caquis y hortalizas. La UE ni nos proporcionó suficientes compensaciones ni nos abrió mercados alternativos. Ahora podría pasar lo mismo. Por eso reclamamos consenso europeo y diálogo para salvar la agricultura de esta lucha comercial. Y si la hubiera, contestar con reciprocidad, inteligencia, promoción de nuestros productos y compensaciones para los sectores afectados.

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El ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y la ministra de la Administración General de Aduanas de China, Sun Meijun, han firmado dos nuevos protocolos para exportar cerezas y porcino al país asiático en el marco del viaje oficial que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está realizando a China.

El nuevo acuerdo para la exportación de cerezas supone la apertura de este producto al gigante asiático. El procesado, empaquetado, almacenamiento y transporte de cerezas destinadas a la exportación se llevará a cabo bajo la supervisión del Ministerio de Agricultura español. También será el responsable de asegurar que solo las cerezas procedentes de los huertos registrados puedan entrar en el almacén de confección para su selección y procesado. Este protocolo tendrá una vigencia de tres años desde su firma.

Cabe señalar que desde 2018, ambos países han suscrito 10 protocolos –con los dos últimos rubricados– sobre requisitos sanitarios o fitosanitarios para la exportación de productos agroalimentarios de España a China, que incluyen, entre otros, la almendra o el caqui.

En total, las ventas españolas al país asiático suponen el 2,5% de las exportaciones agroalimentarias, por lo que se trata de un mercado estratégico para numerosas empresas españolas y supone un potencial para las exportaciones de este país. De hecho, es el noveno mercado en valor para España, y tercero no comunitario tras Reino Unido y Estados Unidos.

Además, en 2024 la balanza comercial agroalimentaria con China arrojó un saldo positivo para España de 253 millones de euros.

La reacción de FEPEX a la firma del protocolo de exportación de cereza española a China no se ha hecho esperar. Al respecto ha señalado en un comunicado que «abrirá nuevas posibilidades de exportación a esta fruta, cuyo cultivo ha tenido un importante desarrollo, especialmente en Aragón y que tiene entre sus principales objetivos la diversificación de destinos».

Esta organización ha indicado que la exportación de cereza de España en 2024 se situó en 39.968 toneladas (t) de las que 33.440 t se dirigieron a la Unión Europea y 6.528 t fuera de esta, siendo Reino Unido el primer mercado extracomunitario, con 5.725 t, seguido de Sudáfrica con 100 t y Hong Kong con 103 t. El valor los envíos totales de cereza se elevaron a 139 millones de euros, de los que 110 se dirigieron a la UE.

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En el marco de la reunión convocada por el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, para informar de su plan de respuesta al conflicto arancelario con Estados Unidos, que incluye 10 propuestas, la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas (FEPEX) ha planteado que se incluya al sector agrario. Y ha puesto como ejemplo que se está tramitando en el Parlamento Europeo una modificación de la Organización Común de Mercados Agrarios, en las transacciones comerciales intracomunitarias que, según esta organización, va a provocar más burocracia y una fragmentación del mercado interior, con una regulación de estas transacciones diferente por Estados miembros. En consecuencia, «habrá menos competitividad y una desviación del comercio hacia las importaciones, que no estarán sometidas a esta carga burocrática».

En la balanza comercial entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EE. UU.) de los capítulos 07 y 08 del código arancelario, que incluyen frutas y hortalizas frescas, frutos secos y legumbres, la UE soporta un déficit de 2.038 millones de euros, mientras que España lo hace de 353 millones de euros. Este déficit lo han provocado, según FEPEX, las barreras no arancelarias que ya impone la administración estadounidense, barreras que no aplica la UE.

Lo que más importó la UE en 2024 fue almendra sin cáscara, con un total de 926 millones de euros, seguida de los pistachos con cáscara, con 711 millones de euros y las nueces sin cáscara, con 308 millones de euros, según datos de Eurostat, procesados por FEPEX.

En cuanto a las exportaciones comunitarias en los mencionados capítulos en 2024 se situaron en 664 millones de euros, siendo el kiwi el producto más exportado con 75 millones de euros.

En volumen, las importaciones comunitarias de los capítulos 07 y 08 procedentes de EE. UU. en 2024 ascendieron a 717.650 toneladas y las exportaciones comunitarias fueron 289.188 toneladas, de forma que el gigante norteamericano exportó 428.462 toneladas más a la UE.

España también es deficitaria en el comercio hortofrutícola y de frutos secos y legumbres con Estados Unidos. La importación española de esos productos en 2024 ascendió a 543 millones de euros, mientras que las exportaciones fueron de 190 millones de euros, mostrando un déficit para España de 353 millones de euros.

Lo que más importó en valor España de EE. UU. en los capítulos analizados arancelarios fue almendra sin cáscara, con 262 millones de euros, seguidas de pistacho con cáscara, con 121 millones de euros. En volumen, España importó de EE. UU. 155.763 toneladas de frutas y hortalizas frescas, frutos secos y legumbres, mientras que exportó 90.940 toneladas.
www.fepex.es

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La entrada en vigor de los aranceles anunciados por el presidente de los Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, puede representar una oportunidad para la fruta catalana, sobre todo para manzanas, melocotones y nectarinas, que podrían posicionarse en unos mercados dominados, hasta ahora, por la producción norteamericana. Canadá y México son los países que históricamente han importado más fruta de EE. UU. y están buscando nuevos proveedores.

En 2024, EE. UU. fue el primer exportador mundial de manzanas, por delante de China, con 870 millones de kilos (Mkg) enviados mayoritariamente a México (353 Mkg), seguido de Canadá (140 Mkg), y Vietnam e India (con 62 y 37 Mkg, respectivamente).

En cuanto a la exportación de melocotones y nectarinas, aunque EE. UU. no se encuentra entre los principales exportadores mundiales (el primero es España), casi el 100% de sus exportaciones (75 Mkg) se distribuyen entre Canadá (46 Mkg) y México (23 Mkg).

Manel Simon, director general de Afrucat, ha manifestado que «aunque estos aranceles tienen un impacto negativo en el conjunto del comercio mundial, para el sector frutícola catalán pueden suponer una oportunidad. Algunas de nuestras empresas ya han recibido el interés de importadores canadienses que buscan sustituir el producto norteamericano en sus lineales». Además, «la coyuntura podría ayudarnos a acelerar el protocolo de importación de manzanas a México, en el que llevamos años trabajando».

En la actualidad, España puede exportar manzanas y fruta de hueso (excepto cerezas) a Canadá, mientras que a México se pueden exportar melocotones y nectarinas, pero la manzana está a la espera de contar con un protocolo de exportación.

https://afrucat.com/

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España es el cuarto proveedor de vinos a Estados Unidos en volumen, con más de 67,3 millones de litros exportados, y el séptimo en valor con ventas superiores a los 362 millones de euros en 2024, según ha informado la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE). Estas cifras hacen que los aranceles del 20% anunciados esta semana por el presidente norteamericano, Donald Trump, aunque esperados, hayan supuesto un jarro de agua fría para el sector vitivinícola de nuestro país, en particular, y el agrario, en general, que están expectantes y en alerta ante la evolución de la situación.

La OIVE ha señalado que «las disputas comerciales nunca benefician a ninguna de las partes, especialmente entre países con profundos lazos históricos y una relación comercial consolidada durante décadas. España ha mantenido un intercambio estable con Estados Unidos, donde nuestros vinos han ganado reconocimiento». Además, «esa estabilidad en las relaciones comerciales es clave para continuar fortaleciendo la competitividad del vino español en los mercados internacionales». Por ese motivo, desde la interprofesional confían que «la Unión Europea y Estados Unidos llegue a buen entendimiento. Y, en todo caso, que el vino se mantenga al margen de este tipo de disputas que son ajenas al sector».

Asimismo, la OIVE ha valorado positivamente las medidas de apoyo presentados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante los efectos del incremento de aranceles del 20% anunciados por Trump. «El plan de respuesta y relanzamiento comercial» trabaja en aspectos clave para el vino español como uno de los productos más afectados por la escalada proteccionista. Así, «destacan todas las medidas de apoyo a la internacionalización de las empresas y la promoción de los productos vinícolas, fuera y dentro de España».

Finalmente, la Interprofesional del Vino de España ha subrayado «la importancia de que tanto las administraciones española y europea adopten una postura coordinada y pone en valor también el paquete de medidas presentado por la Comisión Europea el pasado 28 de marzo para apoyar al vino europeo, lo que demuestra el papel estratégico del sector».
 

Perjuicio también para los consumidores norteamericanos

Por su parte, el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, ha manifestado que «los aranceles anunciados por EE. UU. están totalmente injustificados en el caso particular del vino si tenemos en cuenta que actualmente la diferencia arancelaria que hay entre las tarifas que aplican la UE y EE. UU. es mínima». Y ha añadido que esta medida «perjudicará a las bodegas españolas y europeas, pero también a los consumidores estadounidenses, que consumen más vino del que producen, y provocará incertidumbre económica y aumento de precios en Estados Unidos y en la UE».

Benítez ha apuntado que los nuevos aranceles perjudican especialmente a las pymes, que son el 99% de las bodegas españolas, ya que «tienen menor capacidad para diversificar sus exportaciones y dependen más de los principales mercados de exportación, además de que tienen menor capacidad económica para afrontar situaciones complicadas como esta».

Cabe destacar que los sectores vitivinícolas de la UE y de EE. UU. mantienen desde hace años una estrecha cooperación y han apoyado firmemente el comercio libre y justo y un mercado abierto para el vino entre ambos bloques. Esta colaboración «se tradujo en 2020 en la firma de la Declaración de Principios UEEE. UU. sobre el Comercio en el Sector Vitivinícola, que aboga por la importancia del comercio libre y justo en el sector desde ambos lados».

«El mercado de EE. UU. es fundamental para la sostenibilidad económica del sector vitivinícola de la UE y no existe ahora mismo un mercado vitivinícola alternativo que pueda compensar la pérdida», ha asegurado el director general de la FEV. «Abogamos por eliminar total, inmediata y simultáneamente todos los aranceles sobre el vino en ambos bloques y acelerar cuanto antes la ratificación de otros acuerdos como el de Mercosur que faciliten la diversificación de mercados en un momento trascendental», ha concluido Benítez.
 

Ruptura de las reglas de comercio internacional

La respuesta del sector a nivel europeo no se ha hecho esperar. Así, la European Federation of Origin Wines (EFOW), organización que representa a las denominaciones de origen europeas ante las instituciones de la UE, y la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), en representación de las DD. OO. de vino a nivel nacional, han comentado que «estos aranceles son una pésima noticia para las economías de la Unión Europea y del propio país norteamericano, así como para sectores con vocación exportadora como el vino». Y no solo porque afecten a uno de los principales destinos de los vinos europeos y españoles, «sino porque supone una ruptura de las reglas del comercio internacional de las que el mundo ha disfrutado en las últimas décadas y por la escalada de medidas y contramedidas que esto pueden conllevar y que hará que las economías nacionales tiendan a protegerse más y, por tanto, a imponer más barreras al comercio».

Las denominaciones de origen han resaltado que estos aranceles llegarían, además, «en un contexto ya difícil para el sector vitivinícola, que se enfrenta a una disminución del consumo y a una bajada de comercialización en mercados exteriores en los últimos años, lo que ha hecho que la competencia en estos sea cada vez más fuerte».

Por todo ello, estas medidas amenazan con tener graves consecuencias económicas para muchas regiones vitivinícolas europeas y de nuestro país. Al mismo tiempo, «esos aranceles conllevarán un aumento de la inflación a ambos lados del Atlántico, lo que redunda en pérdida de poder adquisitivo de los consumidores y de ingresos para las empresas. Lo que está en juego es la pérdida de empleos en zonas rurales, la paralización de inversiones, el cierre de empresas y, en definitiva, un daño significativo a las economías rurales y a sus habitantes».

Además, «no se puede subestimar la urgencia de la situación», ya que muchas importaciones de vinos europeos y españoles ya están suspendidas, tras el llamamiento que realizó hace unos días la US Wine Trade Alliance (USWTA), que representa a los importadores, mayoristas, minoristas, restaurantes y productores estadounidenses, «aconsejando a sus miembros que detengan sus compras de vinos europeos hasta que se clarifique la situación arancelaria».

EFOW y CECRV insisten en que este desarrollo pone de relieve «la necesidad crucial de un compromiso diplomático inmediato y consideran que es imperativo continuar el diálogo con el fin de proteger al sector del vino y negociar una solución sostenible en el tiempo».
 

Sin respiro para la especulación

En la misma línea de estas dos organizaciones, el secretario general de COAG, Miguel Padilla, ha afirmado que «la guerra comercial iniciada por Trump es un despropósito sin sentido que no va a beneficiar a nadie, empezando por los propios consumidores de EE. UU. Supone una auténtica revolución para la Organización Mundial del Comercio». «Obviamente, los aranceles del 20% para los productos de la UE van a afectar directa e indirectamente a nuestros agricultores, especialmente a los productores de vino y aceite de oliva, cuyas exportaciones suponen unos 1.000 millones de euros anuales al mercado estadounidense», ha apuntado.

Desde esta organización agraria han dejado claro que «no vamos a tolerar que ningún eslabón de la cadena agroalimentaria especule con esta situación y utilice de manera injustificada los aranceles para presionar a la baja los precios pagados en el campo».

Por todo ello, Padilla ha indicado que «pedimos un ejercicio de realismo y responsabilidad. El perfil del consumidor americano de aceite de oliva y vino español tiene poder adquisitivo suficiente para absorber el impacto de los aranceles, y valora la calidad y las propiedades saludables de nuestro aceite por encima del precio. En 2024, con precios altos en aceite de oliva, España ha ganado un 4% de cuota de mercado al aceite italiano en EE. UU. Por lo tanto, hay preocupación por la incertidumbre generada pero no podemos magnificar los efectos».

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La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha lanzado un mensaje de tranquilidad a los viticultores españoles ante el anuncio realizado por el presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, de imponer aranceles de hasta un 200% a las exportaciones europeas de vino a ese país. «Aún es pronto para valorar un anuncio sin aprobación formal. No podemos entrar en la dinámica de aquellos intereses que utilizan los posibles aranceles como estrategia para que se produzca una bajada especulativa del precio del vino en origen. Trump hoy dice una cosa y al día siguiente la contraria por lo que a priori hay que ser prudentes con los hipotéticos impactos», ha subrayado Javier Fatás, responsable del sector vitivinícola de la Comisión Ejecutiva de COAG.

Los datos del informe de coyuntura semanal del Ministerio de Agricultura son claros respecto a la evolución de los precios del vino en origen en el último año. En blancos el incremento interanual es del 9,8% y en tintos se eleva al 8,8%. Respecto a la media de las últimas cinco campañas, los blancos han subido un 38% y los tintos un 7,7%. «Los fundamentos del mercado nos indican una tendencia claramente al alza. Debemos evitar que se creen de forma artificial percepciones negativas, utilizando como excusa los órdagos y anuncios de Trump porque el que finalmente paga los platos rotos en el eslabón más débil de la cadena, el viticultor», ha señalado Joaquín Vizcaino, responsable del sector vitivinícola de COAG.

Por todo ello, exigen a la UE y al Gobierno español que «actúen con firmeza para defender los intereses de nuestros viticultores y presionen a la Administración estadounidense para evitar la aplicación de unos aranceles totalmente desorbitados». «Desde COAG reiteramos nuestro compromiso con la defensa de nuestros viticultores y con la promoción de nuestros vinos en el mundo. No permitamos que decisiones arbitrarias pongan en peligro el esfuerzo y la tradición de nuestro sector», ha señalado Vizcaíno.
 

Mercado prioritario

La Plataforma de Afectados por los Aranceles de Estados Unidos a la Cadena Agroalimentaria Español, de la que COAG forma parte, ha recordado por carta al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que el estadounidense es un mercado prioritario para el sector agroalimentario, siendo el primer extracomunitario en el ranking de las exportaciones españolas y el cuarto a nivel global. «Nuestra relación comercial es clave para la sostenibilidad económica de los negocios de ambos lados del Atlántico, por lo que es fundamental avanzar en una agenda comercial positiva con la nueva administración americana identificando puntos comunes de colaboración en el actual contexto global», ha apuntado la plataforma.

Asimismo, en el escrito se lamenta que, «en el pasado, el sector agroalimentario español ha sido tratado de forma discriminatoria por EE. UU. en relación con otros estados miembros de la Unión Europea y utilizado como moneda de cambio en disputas y conflictos ajenos por completo al sector vitivinícola». En todo caso, España presenta un déficit comercial global con EE. UU. de –5.633 millones de euros por lo que las exportaciones españolas, en general, y las de la cadena agroalimentaria, en particular, «no deberían en ningún caso asumir incrementos arancelarios en sus ventas a EE. UU.».

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Las bodegas europeas integradas en el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV), al que pertenece la Federación Española del Vino (FEV), han exigido que se mantenga al vino fuera del actual conflicto comercial entre la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (EE. UU.), motivado principalmente por los aranceles al acero y al aluminio. 

Así, el sector vitivinícola se opone firmemente a la inclusión de los vinos estadounidenses y otras bebidas alcohólicas en el listado de contramedidas de la UE para aplicar aranceles a productos norteamericanos, destacando que el vino, junto con otros productos agroalimentarios, «se convierte en rehén de una disputa comercial ajena a su sector».

Desde la patronal europea se ha señalado que el comercio de vino entre la UE y EE. UU. es fundamental para la sostenibilidad del sector vitivinícola en ambos lados del Atlántico y «debe ser protegido y promovido». «Las represalias arancelarias generan incertidumbre económica, provocan despidos, retrasan inversiones y aumentan los precios a lo largo de toda la cadena de suministro y, al final, son las empresas y los consumidores tanto de la UE como de EE. UU. quienes asumirán estos costes», ha apuntado el CEEV.

Desde la FEV, su director general, José Luis Benítez, ha reaccionado también al anuncio del presidente Donald Trump de imponer un arancel del 200% a vinos y otras bebidas alcohólicas procedentes de la UE. «Una medida así sacaría a los vinos españoles y europeos de todo el mercado de EE. UU. y es algo que no nos podemos permitir», ha apuntado Benítez, que ha urgido al gobierno de España y a la UE «a ponerse a negociar cuanto antes y resolver las disputas comerciales que ya existen con otros productos como el acero y el aluminio».

Asimismo, ha pedido a la Comisión Europea que proteja la vitalidad económica y la diversidad del sector vitivinícola eliminando el vino de la lista final de represalias para que no sea utilizado como palanca en disputas comerciales no relacionadas. «El vino no puede ser moneda de cambio», ha afirmado Benítez.

Por último, cabe señalar que en 2024, Estados Unidos fue el segundo mercado para los vinos tranquilos españoles envasados y el primero para los vinos espumosos. En total, se exportaron vinos desde España a EE. UU. por un valor total de 390 millones de euros.

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Con el objetivo de promover la imagen del vino español e impulsar un entorno que favorezca la labor comercial y exportadora del sector, ICEX España Exportación e Inversiones y la Federación Española del Vino (FEV) han reforzado su compromiso para la coordinación de acciones de divulgación, formación y promoción de la imagen de los vinos españoles en el exterior con la renovación del convenio para aprovechar las sinergias de ambas instituciones.

Con una vigencia de cuatro años, el acuerdo «pone el énfasis en la excelencia y en la sostenibilidad social, económica y medioambiental del sector vitivinícola español como elementos diferenciales en la promoción internacional de la imagen de los vinos españoles». Así, el sello ‘Sustainable Wineries for Climate Protection’ se convertirá en un elemento diferencial que potenciará la imagen del sector y pondrá en valor el compromiso de las bodegas españolas con la sostenibilidad. Además, «el convenio contempla la elaboración de un plan de trabajo anual conjunto, en el que se promuevan no solo seminarios y foros de debate sobre la internacionalización del sector del vino, sino también actividades de promoción internacional como jornadas técnicas, seminarios de oportunidades en mercados estratégicos y misiones inversas de compradores o prescriptores de opinión, entre otras acciones». También incluye la participación de responsables de ICEX en los comités y grupos de trabajo de la FEV para intercambiar información de utilidad para las empresas.

La colaboración entre la FEV e ICEX, que comenzó en 2019, ha dado diversos frutos estos años. La FEV, por ejemplo, es miembro del comité certificador del sello Restaurants from Spain y Colmados from Spain, y forma parte de la Mesa de la Gastronomía Española y el Grupo de Trabajo Agroalimentario del Consejo Interterritorial de Internacionalización, desde donde se está trabajando por promover el reconocimiento internacional de la excelencia y diversidad de los vinos españoles y el compromiso del sector con la sostenibilidad y la innovación.
www.icex.es; www.fev.es

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Alemania sigue siendo el destino prioritario del sector hortofrutícola, representando el 27,5% del total exportado por España en 2024 y el 29% del valor. La evolución del mercado de este país es, además, positiva, ya que los 3,06 millones de toneladas exportadas en 2024, en concreto hasta noviembre, que es el último mes del que se disponen datos oficiales, ha supuesto un crecimiento del 11% respecto al mismo periodo del año anterior. El valor de la exportación ascendió a 4.624.663 toneladas (t), un 6% más.

En cuanto a los productos vendidos en Alemania, los mayores volúmenes corresponden a sandía, con 304.621 t; pepino, con 281.778 t; naranja, con 281.672 t; pimiento, con 247.953 t y limón, con 206.309 t, según datos de enero a noviembre de 2024 de Aduanas procesados por FEPEX. No obstante, la oferta española está muy diversificada, con volúmenes importantes también en tomate (186.964 t), coles (103.829 t) melón, (94.204 t) o fresa, (72.837 t).

Andalucía es la principal comunidad autónoma exportadora de frutas y hortalizas a Alemania, con 1,2 Mt hasta noviembre de 2024, representando el 40% de lo vendido por España en este mercado. Le sigue la Comunidad Valenciana con 843.534 t (28%) y Murcia con 701.457 t (23%).

Por otro lado, Países Bajos e Italia son los dos grandes competidores de España en el mercado hortofrutícola alemán. Países Bajos es el primer proveedor, nuestro país el segundo, e Italia el tercero. A continuación, se sitúan, por este orden, Bélgica, Francia y Colombia.
www.fepex.es

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El sector platanero canario ha experimentado una recuperación en 2024, tras un 2023 que estuvo marcado por récords de producción, pero también de muy bajos precios a las Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias.  Los resultados de 2023 situaron al sector en una posición crítica como consecuencia de la combinación de bajos precios en origen y el fuerte incremento de los costes de producción en los últimos tres años (+24%).

El 2024 ha sido un año de recuperación en términos de media anual, si bien dos circunstancias condicionan este hecho. Por un lado, la alta variabilidad de la producción, resultado de la evolución climatológica, que ha generado períodos de cambios bruscos de los precios. Por otro, el aumento de los costes, que, aunque de forma atenuada, siguieron creciendo el año pasado.

Las exportaciones de plátano de Canarias en 2024 se redujeron en 23,5 millones de kilos (Mkg) respecto al año anterior, situándose en los 373 Mkg. Península y Baleares fueron el destino principal, con más de 360,3 Mkg de consumo (vs. los 388 del año anterior), que se completaron con 13,1 Mkg destinados a varios países, principalmente Marruecos, Suiza, Bélgica, Polonia y Portugal (vs. los 8,5 Mkg del año anterior). El valor total de las mismas, valoradas en base al precio medio en verde del plátano de Canarias posicionado en la Península, se situó en cifras muy cercanas a los 400 millones de euros (M€), lo que representa una recuperación de algo más del 25 % respecto al obtenido en 2023.

Cabe recordar que las condiciones de producción y mercado son diferentes cada año, pero los datos muestran cómo la recuperación de niveles más equilibrados de oferta y demanda de plátano de Canarias en la península respecto al 2023 repercutieron positivamente en la recuperación de valor. Con todo, durante 2024, el consumo medio semanal en la Península se situó en 7 Mkg. Sin embargo, en términos de precio medio, la evolución del año tuvo altibajos.

Particularmente, entre las semanas 27 y 33, en las que se produjo una brusca caída en el valor de las exportaciones debido al fuerte volumen de producción previo a la época estival, lo que vino a afectar a las producciones comercializadas en la segunda parte del año. No obstante, durante las últimas 12 semanas de 2024, período tradicionalmente crítico para la venta de plátano por las celebraciones navideñas, se observó un comportamiento estable en el precio, a pesar de contar con un volumen de exportación alto y similar al del ejercicio anterior.

Este repunte en los precios medios anuales y la estabilización de la producción marcan un cambio positivo para el sector platanero canario, que se venía enfrentando a 15 meses consecutivos de precios bajos hasta marzo de 2024.

Desde la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN) recuerdan el complejo contexto actual del mercado del plátano. En los últimos diez años, el consumo de frutas en España ha caído un 24% en volumen, por lo que el plátano de Canarias, a pesar de ser una de las excepciones a esta tendencia con un crecimiento del 30% en el mismo período, se enfrenta a un contexto de mercado negativo, que se suma al aumento de los costes de producción, especialmente de la masa salarial bruta, que supera los 190 millones de euros anuales, y a la competencia de terceros países con menores exigencias medioambientales.

Además, el cambio climático ya está afectando al ciclo de producción, provocando años de cifras muy elevadas, alternados con otros de producción menor debido a la inestabilidad climática. Todo ello «genera un escenario de grandes fluctuaciones e incertidumbre».
 

Momentos de crisis de mercado 

La evolución del mercado del plátano en 2024 tuvo momentos de caída de los precios en distintos períodos, principalmente durante los meses de agosto y septiembre. En esos momentos, para evitar un endeudamiento irreversible, las Organizaciones de Productores de Plátanos adoptaron medidas de crisis que alcanzaron un total de 5,5 Mkg destinados a alimentación de ganado y producción de compost, y la donación de 2 Mkg conforme al máximo de aceptación que los bancos de alimentos de toda España. En ningún caso estas acciones, que afectaron a menos del 1,8% de la producción canaria con el objetivo de salvaguardar la continuidad de la actividad, «conllevaron destrucción de fruta».
 

Puntos clave para 2025

ASPROCAN ha identificado tres puntos de acción clave para este 2025. Por un lado, «se deben hacer más esfuerzos para el fomento del consumo de frutas. Una dinámica positiva de mercado daría una salida más estable a una producción de Plátano de Canarias creciente». 

Por otro, la nueva Comisión Europea, ante la ausencia de condiciones concretas que exijan a las importaciones los mismos estándares regulatorios que se requieren a los productores europeos, «debe actualizar significativamente la ayuda al sector, que se mantiene en los mismos niveles desde el año 2007».

Por último, desde el propio sector, «se debe seguir reforzando la actividad promocional y de calidad diferenciada que difunden y avalan su producto, a la vez que se concretan las medidas colectivas en marcha para la previsión de la producción disponible a más largo plazo, y se da continuidad a los mercados de otros países complementarios al nacional»

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