Aceite de oliva

La cosecha de aceitunas de esta temporada ha sido extremadamente baja. Según los expertos en olivicultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), que coordinan la Oficina del Aceite del portal Ruralcat, en general, la cosecha no alcanzará la mitad de la media esperada. «A nivel español, de los más de dos millones de toneladas de aceite que esperaríamos producir, no alcanzaremos las 800.000», ha advertido Agustí Romero, investigador y coordinador del equipo de olivicultura y eleotecnia del IRTA. Los datos contemplan todas las variedades de olivo plantadas en España, pero los expertos advierten que tampoco se pueden extrapolar a todo el territorio, ya que, en alguna zona, de forma excepcional, la producción ha sido algo más alta.

La causa principal de este descenso han sido fenómenos climáticos atípicos ocurridos durante la primavera. Por un lado, hubo días muy calurosos en plena floración que secaron muchas flores que después no pudieron polinizar. Por otro, las heladas nocturnas que se produjeron durante abril estropearon muchas ramas productivas de los árboles. «Sumado a esto, la sequía acumulada de los últimos años tampoco ha ayudado en nada», ha señalado el experto. Así, en las zonas de secano de interior, que más han sufrido los efectos de la sequía, las aceitunas han madurado sin acumular aceite suficiente. Además, los olivos de la costa sufrieron un pico de la mosca de la aceituna a principios de noviembre. Cabe recordar que este insecto pone huevos en la aceituna y, cuando nace la oruga, se come la pulpa formando una galería y provoca que las aceitunas afectadas pierdan calidad y deban descartarse para hacer aceite bueno.
 

Buena calidad del aceite

Otro aspecto para destacar de la cosecha de este año es que ha sido excepcionalmente temprana. La mayoría de los molinos abrieron a mediados de octubre, casi un mes antes de lo habitual, y ahora, a finales de noviembre, ya están terminando las prensadas, cuando lo habitual era hacerlo en diciembre. Esto, según Romero, tiene repercusiones en la obtención de intensos aromas en algunas zonas. El proceso de generación de aromas del aceite se produce cuando se trituran las aceitunas en el molino. Es el momento en que las enzimas de las aceitunas se activan e inician las reacciones químicas que producen las moléculas aromáticas. «Estas enzimas necesitan una temperatura óptima para hacer las reacciones y nos hemos encontrado es que, por la época que era, sobre todo durante la segunda quincena de octubre, la temperatura de las aceitunas que llegaban a los molinos era elevada y, al triturarlas dentro de estos, todavía subía más hasta unos niveles en los que las enzimas pierden actividad y los aromas no se desarrollaban lo suficiente. Cuando las prensadas se hacían en diciembre esto no ocurría porque la temperatura alcanzada en los trituradores se mantenía a un nivel óptimo», ha explicado Juan Francisco Hermoso, especialista en olivicultura y tecnología de molinos de aceite del mismo instituto de investigación.

En consecuencia, los primeros aceites obtenidos a finales de octubre han sido con poca intensidad aromática, aunque el de noviembre, realizado con aceitunas más frescas, ya está recuperando la intensidad deseada. Pese a estos cambios a nivel aromático, Agustí Romero ha asegurado que los aceites obtenidos son de calidad. «Destacan por un color verde brillante espectacular y un buen equilibrio en boca, algo que no esperábamos notar tan pronto porque, normalmente, los aceites extra tempranos suelen ser amargos, picantes y desequilibrados». Sin embargo, la excepción en este punto son los primeros aceites de los olivos de secano de interior, que han quedado muy intensos en boca por la fuerte acumulación de polifenoles.
 

Soluciones alternativas 

Una tendencia que los expertos llevan observando desde hace ya cinco años, por lo que están estudiando alternativas para paliar los efectos causados por las elevadas temperaturas. A nivel de tecnología se está intentando realizar lo mismo que se hace con la cosecha de la uva. «Una opción sería hacer la cosecha durante la noche, aunque aumentaría los costes y no sería asumible para todos los productores. Además, esta práctica nocturna no está permitida porque puede afectar a la fauna nocturna, en especial algunas especies de aves», ha puntualizado Romero. Otra alternativa es refrigerar las aceitunas de mayor calidad para que tengan la temperatura ideal a la hora de la trituración.

Todo esto comporta un conflicto de precios que dura desde hace uno o dos años y que no se sabe cómo va a evolucionar. «La cosecha del próximo año se prevé buena porque los olivos han brotado mucho, pero habrá que ver cómo pasamos este invierno y si las lluvias serán capaces de recargar el suelo o rellenar los pantanos», ha concluido el investigador.

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El olivar en seto, que supone un 3,3% de la superficie de olivar del planeta (400.000 ha), genera el 36% del total del Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) elaborado en el mundo. Este es uno de los datos que aparecen en un estudio de Agromillora realizado por Juan Vilar Consultores Estratégicos y que ha sido presentado en la feria Fruit Attraction. El objetivo es «explicar el impacto del olivar en seto en la olivicultura mundial en términos de eficiencia, sostenibilidad y biodiversidad en combinación con un uso más óptimo de la tierra y el agua».

Este modelo «ha conseguido un volumen de negocio por campaña de unos 2.000 millones de euros, y una inversión acumulada de 7.000 millones, dando empleo a más 44.000 personas remuneradas con 90 millones de euros anuales». Por otro lado, «aporta unos 450 millones de euros, por campaña, a los estados productores en forma de recaudación fiscal, tanto por inversión, como a causa de la propia actividad económica».

En cada campaña se requieren de nuevas inversiones, tractores, vendimiadoras, almazaras, tratamientos, riego, ejecución y un largo etc. Por lo tanto, «la inversión total descrita asciende a más de 637 millones de euros por año, cuyo efecto impositivo, de acuerdo con los datos citados según la fiscalidad/país, y su idiosincrasia, sería de unos 100 millones de euros».

Además, el reciente desarrollo de olivares en seto en la región portuguesa del Alentejo «ha sido un excelente ejemplo de la compatibilidad de una cultura económicamente rentable, que permite crear valor en el sector y en la región, con la promoción de indicadores de desarrollo ambiental y social, es decir, con un impacto significativo en la retención de carbono, en la provisión de servicios ecosistémicos y en la estabilización de población en el territorio». Tras la ejecución de estas plantaciones, por campaña, «se ha creado la oportunidad de trabajar de forma estable y permanente a más de 700 personas».

Por otro lado, en el citado estudio se ha podido constatar científicamente que «el olivar en seto es dinamizador de biodiversidad, ya que permite mediante la cubierta vegetal, y la optimización de recursos, especialmente el agua, que se frene la erosión, y pérdidas de suelo».

Otro efecto medioambientalmente positivo, «es la fijación de CO2 del olivar en general, y del olivar en seto en particular, es decir, resulta ser un sumidero de CO2».

Agromillora ha indicado que por primera vez «el sector del aceite de oliva tiene una herramienta competitiva, el olivar en seto, para producir AOVE de forma sostenible y poder ganar cuota de mercado de manera relevante en relación con otras grasas vegetales».

www.agromillora.com

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A pesar de los efectos de la sequía, los responsables de ANIERAC y ASOLIVA aseguran que hay un margen de mejora, atribuible a la climatología, muy a tener en cuenta

La titular de Agricultura andaluza, Carmen Crespo, ha cifrado la producción de aceitunas para molturar en cerca de 3 millones de las que se obtendrán 587.000 toneladas de aceite de oliva. Este dato no coincide con las cifras que se manejan desde las distintas empresas de ANIERAC (Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles) y ASOLIVA (Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva), y que sitúan la producción de aceite de oliva para esta campaña por encima de los 900.000 t, «incluso 1.100.000 t si llegan las lluvias». Estas cifras están obtenidas de los aforos, análisis de campo y algoritmos, que muchas de las empresas que pertenecen a ambas entidades realizan para obtener sus propias mediciones sobre la producción.

Las asociaciones del aceite de oliva recuerdan que los aforos son estimaciones que a veces se pueden quedar cortas –como ya sucedió el año anterior– y piden que «no se pase por alto el efecto positivo sobre la aceituna que pueden traer las lluvias»

El I Aforo del olivar 2022–2023 se presentó en Jaén, arrojando unos datos que estiman una producción de 587.000 t de aceite de oliva; lo que, según la propia consejera, supone un 49% menos de aceite que la recolección de 2021–2022, achacando al cambio climático y la sequía pertinaz que sufrimos de forma reiterada en los últimos años. 

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Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB), con la colaboración de investigadores del Instituto de Investigación de Tecnología Agroalimentarias (IRTA), han desarrollado una herramienta que permite comprobar si un aceite de oliva virgen extra es o no de origen europeo, una información que es relevante porque la declaración de origen de aceite de oliva la regula la Unión Europea (UE).

La herramienta de autentificación geográfica, que se ha descrito en las revistas Food Chemistry y Food Control, se basa en el análisis de los hidrocarburos sesquiterpenos, unos compuestos orgánicos presentes de forma natural en las plantas, y que «tienen una composición u otra en función no solo de la planta, sino del clima y el medio y las condiciones en las que ha crecido», ha indicado Agustí Romero, investigador del IRTA. Por ese motivo, ha añadido que «pensamos que los hidrocarburos sesquiterpenos presentes en el aceite de oliva virgen extra podría ser buenos marcadores geográficos».

En relación con esto, la primera autora de los estudios, Beatriz Quintanilla–Casas, investigadora de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, el Campus de Alimentación Torribera y el Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA) de la UB, ha manifestado que «la piedra angular de toda herramienta de autentificación eficiente es que se fomente en marcadores analíticos robustos». En el caso de la autentificación geográfica del aceite de oliva virgen, sus marcadores «tienen que depender mayormente de la variedad de olivo y su área de cultivo, sin que estén influidos de manera significativa por otros factores relacionados con el proceso de extracción o de conservación del aceite».

Según han explicado, una de las ventajas de los compuestos sesquiterpenos es «que, al tratarse de compuestos semivolátiles, pueden analizarse fácilmente mediante una técnica muy usada i al alcance de la mayoría de los laboratorios de control públicos y privados: la cromatografía de gases acoplada a una espectrometría de masas». El resultado es «un perfil cromatográfico que es específico para cada región geográfica que opera de forma similar al reconocimiento inequívoco de las personas mediante las huellas dactilares».

En este caso, permite identificar aquellos aceites que presenten una señal analítica muy distinta de las consideradas de referencia. El proceso para que un método analítico se transforme en una metodología oficial con validez legal «es lento y complejo», según los investigadores. En cuanto a la nueva técnica, «los primeros usuarios potenciales serían los laboratorios de inspección y control, las entidades de certificación y las grandes compañías comercializadoras del sector oleícola».

Así, podría convertirse en una nueva herramienta de cribado aplicable en los procesos de inspección y auditoría, con la finalidad de contribuir a garantizar que los productos que llegan al mercado sean auténticos y reducir las oportunidades de fraude comercial en el sector de la alimentación. Los trabajos se han llevado a cabo en el proyecto OLEUM (H2020 635690, 2016–2020) y el proyecto regional AUTENFOOD (Ris3CAT COMRDI15–1–0035–01, 2016–2018).

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado en Brunete un paquete de medidas para aumentar la producción de aceite de oliva en esta región, que contará con una inversión anual de 1,3 millones de euros, y contempla desde ayudas directas para superficie plantada, hasta donaciones de cultivo y formación para los agricultores.

Para paliar los efectos que está provocando tanto la invasión de Ucrania por parte de Rusia como la huelga de transportes en algunos productos de primera necesidad como el aceite de girasol, y ahora el de oliva, esta acción contempla cinco medidas divididas en cuatro bloques con el fin de incrementar la capacidad productiva de este alimento, como ha detallado la presidenta durante la presentación del balance del Plan Terra, puesto en marcha hace dos años con más de 50 medidas dirigidas a dar futuro al sector agroalimentario madrileño.

Para ello, Díaz Ayuso ha explicado que se crearán dos nuevas ayudas directas para los agricultores: una que contemplará la superficie de olivo tradicional cultivado y la otra para incentivar las nuevas plantaciones. Asimismo, habrá una subvención específica para modernizar la maquinaria que se usa para este cultivo y que permita, a la vez, incrementar su producción y reducir los costes, y se donará a los agricultores plantones de olivo autóctono que «es más resistente al clima, consume menos agua y no se encuentra en los viveros».

Finalmente, se formará a los agricultores, a través del servicio Agroasesor, en técnicas que mejorarán la producción del olivar tanto en manejo como en el uso de la maquinaria. Cabe destacar que el sector olivarero en la Comunidad de Madrid produce, actualmente, una media de entre 4 y 6,5 millones de kilos de aceite. 

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Después de dos años de ausencia debido a las restricciones impuestas por la pandemia, la World Olive Oil Exhibition ha dejado claro que es el punto de referencia del sector del aceite de oliva a nivel mundial. Durante los pasados días 8 y 9 de marzo, el pabellón 1 de IFEMA en Madrid se convirtió en el punto de encuentro, de todos aquellos actores –países productores, consumidores y empresas– que participan en el sector oleícola. Así, más de 4.000 visitantes, procedentes de 82 países, de los cuales 35 eran países compradores, se dieron cita en el único evento dedicado en exclusiva al oro líquido.

Con motivo de la presentación de la feria, unos días antes, se organizó una mesa redonda bajo el título ‘La Norma de calidad y la posibilidad de un sistema de autocontrol en el sector de elaboración de aceites de oliva’. Para el consultor estratégico Juan Vilar, la Norma de Calidad «es una iniciativa del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en la que se recogen los puntos que hacen posible que los elementos que forman parte de la cadena de valor convivan de forma adecuada y con la garantía de que lo que el usuario recibe se corresponde con el origen y se procesa en la cadena sectorial».

Por su parte, José Miguel Herrero, director general de la Industria Alimentaria del MAPA, ha indicado que «estamos en un momento histórico en el que podemos conseguir que el sector del aceite de oliva español tenga un futuro dorado». Dentro de la Norma de Calidad, es la primera vez que tiene el apellido de aceite de oliva, ya que antes se compartía con otro tipo de aceites. Herrero ha señalado que uno de los elementos más importantes de dicha regla es la trazabilidad y «dentro de ella hablamos de trazabilidad interna y de movimientos, de tal forma que cualquier aceite de oliva que se mueva por nuestro país tiene que estar registrado y recogido en un sistema (REMOA) lo que nos permite dar un sistema de garantía y transparencia, siendo las Comunidades Autónomas en coordinación con el Ministerio las encargadas de velar que se cumpla dicha ley».

En este sentido, Ignacio Silva, presidente de Deoleo, ha apuntado que «tenemos que saber qué pasa en la cadena de valor desde que la aceituna está en el árbol hasta que llega el aceite al consumidor. La responsabilidad de las empresas requiere de una búsqueda continúa y activa para dotar de mayor transparencia y satisfacer las necesidades de los consumidores; a menudo, este sector ha estado más de cara a la materia prima y de espaldas al consumidor cuando lo importante es que éste compre nuestro producto y lo valore».

Más allá de la Norma de Calidad, Herrero ha considerado de vital importancia que haya sido el sector el que «ha dado un paso adelante proponiendo un sistema de autorregulación más exigente que dicha norma, lo que dará confianza a compradores extranjeros porque distinguirá a los aceites de oliva españoles en el mundo».

Joaquín Martins, CEO de IFFCO Iberia y BU Olive Oil, ha valorado que el sector «apoye las normas que el gobierno va imponiendo, de manera que también estén involucrados en el objetivo final que es hacer un producto más honesto». A lo que Antonio Luque, presidente de DCOOP, ha añadido que «aunque hay que potenciar muchas cosas, este es el primer paso que va a permitir consolidar la imagen del aceite de oliva en el mundo». De hecho, Iñaki Benito, director gerente de Patrimonio Comunal Olivarero, que ha considerado que «después récords de producción, la crisis de los aranceles en Estados Unidos, etc. ahora es el momento idóneo para sacar esta norma, una norma que nos va a permitir tener un sistema robusto que incluso podría ser importado a otros países». Aunque todavía no está cerrado, se contempla la posibilidad de que dicho sistema de certificación «pudiera tener un sello específico».

Finalmente, Herrero ha dicho sobre el panel de cata que «ha sido una cortina de humo para no hablar de otras cosas. Por eso, cuando hemos escuchado al sector, a los distribuidores e incluso a los consumidores, hemos buscado una mayor seguridad jurídica, y ya no tenemos excusas para no apostar por una mayor calidad, y de ahí nace esta norma». A lo que Silva ha añadido que «el panel de cata lleva más de veinte años y, aunque da cierta inseguridad, si lo quieres cambiar, hay que ofrecer algo mejor, reforzarlo. La ley de calidad y el sistema de autocontrol que acabamos de lanzar, no son perfectas, pero lo serán»

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El presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, y la consellera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Teresa Jordà, se han reunido en Arbeca, aprovechando la celebración de una feria, con los productores del sector del aceite de la comarca leridana de Les Garrigues. En el marco de este encuentro, Aragonés ha anunciado que en los próximos días se elaborará «una orden de internacionalización dotada con un millón de euros», que consiste en «facilitar los trámites a pequeñas y medianas empresas y cooperativas, y también a sufragar buena parte del coste económico de este proceso».

El jefe del ejecutivo catalán ha recordado que el sector del aceite cuenta con 347 empresas pero que, «a pesar de la excelente calidad del producto y el reconocimiento internacional que tienen, solo el 3% disponen de un posicionamiento gourmet». Un porcentaje «que debemos ayudar a incrementar potenciando su internacionalización y, creando un relato en torno al producto que le dote de reconocimiento y posicionándolo estratégicamente».

Pere Aragonès ha explicado que la orden se traducirá en ayudas que consistirán en un máximo de 10.000 euros por peticionario, que cubrirá el 80% del gasto que supone este proceso. Las asistencias a ferias están incluidas, pero sobre todo las misiones comerciales con acompañamiento del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural.

En esta línea, ha recordado que en 2021 se destinaron más de 4 millones de euros a inversiones en el sector del aceite mediante el Plan de mejora a la competitividad de las cooperativas, y ya suman casi 10 millones desde 2017. Respecto a las cooperativas de aceite de Lleida, estas recibirán unos 3 millones de euros en ayudas entre 2022 y 2023.

Esta acción se complementa con la política de delegaciones y antenas en el exterior, prevista por Prodeca, empresa pública adscrita al Departamento de Acción Climática que proporciona servicios de apoyo en internacionalización y comercio exterior al sector agroalimentario. Así, Prodeca destinará 400.000 euros a situar ocho antenas en mercados estratégicos para el sector, que tendrán como objetivo «buscar nuevos contactos y oportunidades comerciales y preparar los encuentros con compradores e importadores de estos mercados de acuerdo a los objetivos pactados con las empresas interesadas por presentar sus productos y promocionar la imagen agroalimentaria y gastronómica catalana»

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Un nuevo estudio elaborado por instituciones y consultoras independientes sobre una amplia muestra de marcas de aceites de oliva distribuidas por todo el país «ha vuelto a certificar que todas las empresas envasadoras y el 100% de las marcas analizadas cumplen con todos y cada uno de los requisitos de la normativa española y europea de calidad y autenticidad».

La investigación, bajo el título ‘Estudio de autenticidad 2020 para aceites de oliva en España’, se ha desarrollado desde noviembre de 2020 hasta noviembre de 2021, y en la misma se han analizado un gran número de muestras de aceites de oliva, en sus más diversas categorías, que han sido seleccionadas en los lineales de supermercados e hipermercados, segmentado por regiones. El estudio ha puesto de manifiesto que «todos los aceites elaborados y comercializados en nuestro país se adecúan a los más altos estándares de calidad y autenticidad previstos en la legislación vigente».

ANIERAC y ASOLIVA, las asociaciones de envasadores y exportadores del sector, «se congratulan de esta excelente noticia y se enorgullecen del esfuerzo que desde hace décadas vienen desarrollando todos los eslabones de la cadena de valor del aceite de oliva español por mantener y consolidar su liderazgo mundial». Por su parte, este nuevo estudio «viene a corroborar el prestigio y la reputación de los que goza internacionalmente el aceite de oliva español, uno de los sectores más representativos y estratégicos de la marca España, al tiempo que refuerza la confianza de los consumidores en la calidad y la autenticidad de un producto saludable y reconocido como la mejor grasa del planeta».

Las dos asociaciones han recordado que España «es líder indiscutible de producción y comercialización de aceite de oliva a nivel mundial. Su producción representa cerca del 60% de toda la que se registra en la Unión Europea y el 45% de la mundial. El aceite de oliva español se vende en más de 130 países, erigiéndose en líder absoluto del mercado internacional de este producto con una cuota del 44%».  

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Como antesala a la World Olive Oil Exhibition (WOOE), que se llevará a cabo los días 8 y 9 de marzo de 2022 en el pabellón 2 del recinto de IFEMA Madrid, se acaba de celebrar la segunda mesa de debate que ha reunido a expertos oleícolas bajo el título ‘Perspectivas de la categoría de los aceites de oliva, desde la distribución, producción y envasado’. En este evento se han dado cita diversos expertos del sector oleícola, además de Juan Vilar, consultor estratégico y asesor de la WOOE, y José Luis Murcia, CEO y director ejecutivo de esta misma entidad.

El debate lo ha abierto el experto en producción alimentaria y distribución, Carlos Tejedor, que ha indicado que, hace unos años, junto con la leche y el detergente, «el aceite era una de las grandes ofertas de los supermercados, llegando a ir con márgenes negativos lo que hacía que el producto se banalizara». Sin embargo, esa situación ha cambiado, tal y como ha señalado Antonio Serrano, director de MAEVA, para quien «los mejores aceites que se pueden encontrar en los lineales son las marcas privadas de la gran distribución, que están consiguiendo producir un producto de calidad que hace que haya una mayor sofisticación, una explosión de varietales, de primeras cosechas…». Jorge Pena, CEO de Innoliva, ha respondido que «hay que seguir aportando valor al sector». Para añadir que «tenemos una sobrerregulación y una seguridad jurídica que es una barrera para el consumo. Vivimos en una burbuja y lo que pensamos en el sector oleícola está muy alejado del ciudadano de a pie. No sabemos comunicar».

En este sentido, Clara Parejas, Market Manager del Grupo Oleícola Jaén, ha manifestado que «crear marca no es crear la mía. Tenemos que ser capaces de crear la marca aceite de oliva y saber comunicar sobre el producto en sí y toda la cultura que hay alrededor del mismo: paisaje, origen, agricultura… Cuánto más nos involucremos en esto, mejor para todos, y será la única forma de continuar con la cadena de valor y poder seguir haciendo marca».

Sergio Miranda, experto en Distribución y Desarrollo de Proyectos en Scratch, ha comparado al sector del aceite de oliva con el del vino hace 20 años, al decir que «antes en las casas había cosecheros y ahora, gracias a la evolución de ese sector, en todas las casas hay un vino de cierta calidad. Y en el aceite tiene que pasar lo mismo». Por su parte, Tejedor, cree que para comunicar hay que «entrar en el componente de los intangibles; España tiene 32 Denominaciones de Origen, cada una con su idiosincrasia, valores, matices y eso hay que reflejarlo y que le llegue al consumidor», mientras que para Parejas «hay que comunicar todo, tener un mayor portfolio, un mejor ‘packaging’, mejorar la experiencia de compra, etc.».

 

Mensaje claro y directo
En el debate ha quedado claro que uno de los grandes problemas del sector del aceite de oliva es llegar de una forma más directa y comprensible al consumidor. «Estamos empecinados en que el consumidor sabe nuestro lenguaje, cuando el problema es nuestro que no sabemos entender lo que ellos quieren y dárselo», ha comentado Pena. «Efectivamente, el ciudadano no sabe las diferencias entre un aceite de oliva, uno virgen y otro virgen extra, y ahí es donde tenemos que poner el foco porque, aunque el consumidor es soberano, tiene que saber qué opciones tiene y si no está formado, no sirve de nada», ha explicado Parejas.

Para Jorge Pena, el hecho de generar momentos de consumo en España es «fantástico, sin embargo, yo apostaría por ser más ambiciosos. Si por persona y año se consumen a nivel mundial 25 kilos de grasa y de esas, el 0’5 es de aceite de oliva, hay que llegar a que sea un kilo. Y si en Estados Unidos consumen un litro al año, hay que llegar a los dos». Y ha subrayado que «tenemos que poner la vista a largo plazo, no fijarnos en nosotros mismos, sino a nivel global. El producto es bueno y, con más esfuerzo, lo podemos llegar a conseguir».

Por último, Miranda ha manifestado que para «conquistar mercados, tiene que haber líderes. Al consumidor hay que entenderle; igual que había que ser multimillonario en el extranjero para comprar aceite de oliva, y lo entendimos y todo cambió, si hablamos a nivel nacional es el ‘retail’ al que le toca ahora reinventarse y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo».

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El aceite de oliva virgen español necesita mejores sistemas de catalogación y valoración que los vigentes o, al menos, otros que los complementen. Agricultores, productores, cooperativistas, envasadores y exportadores, es decir todos los eslabones de su cadena de valor, coinciden en que «la forma actual de aplicar la cata desestabiliza el mercado y daña su reputación».  Por esta razón, el sector oleícola «reclama medidas suplementarias como una cata oficial previa a su envasado, cuyos resultados tengan una vigencia legal de un año». De esta forma, se añadirían garantías a los consumidores y «se reduciría la inseguridad jurídica y la incertidumbre de un proceso tan subjetivo como el análisis organoléptico». Así lo asegura el informe ‘Los falsos mitos sobre el aceite de oliva virgen español’, elaborado por la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (ANIERAC) y la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva (ASOLIVA).

El documento pone de relieve que falsos mitos, «fomentados por un método de categorización intrínsecamente subjetivo y estudios periódicos desmesurados, enturbian la imagen de uno de los emblemas de la Marca España». El primero de ellos es la creencia de que en los lineales de los supermercados se encuentra en ocasiones aceite de oliva falso. «No existe fraude sino discrepancias de valoración subjetiva entre distintos paneles, aun siendo todos oficiales», se apunta en el informe, para añadir que «la catalogación del aceite de oliva (virgen o virgen extra) se efectúe teniendo en cuenta conjuntamente todas las pruebas realizadas, las organolépticas y las fisicoquímicas». Estas últimas, que se realizan con equipos de alta precisión, «confirman continuamente que nuestros aceites de oliva son auténticos y genuinos, no se mezclan con otros de inferior calidad y, consecuentemente, cumplen al cien por cien los requerimientos de pureza y calidad que exige la normativa europea vigente».   

También está extendida, «sin ninguna base real», la idea de que «los paneles de cata son infalibles». A pesar de ello, reiterados estudios ponen en evidencia que «son habituales los casos en los que una misma muestra presenta diferencias en la clasificación, en función del panel de cata que la valore». Hasta el punto de que «una misma muestra catada por el mismo panel oficial, pero en momentos distintos, puede ser clasificada de forma desigual».

Otra creencia falsa es la de que «no hay alternativas al panel de cata». Se está avanzado en metodologías científicas objetivas que acaben con estas incertidumbres o, cuanto menos, las palien. Estas propuestas «están orientadas a complementar y elevar el nivel técnico y la objetividad de los sistemas de clasificación de las categorías del aceite comercializado –y sobre todo del AOVE–». Pero mientras, el sector demanda a las administraciones una aplicación que ofrezca garantía jurídica a los operadores como el sometimiento a los aceites de oliva vírgenes a una cata previa antes de su envasado y comercialización y que, en caso de ser apta, tenga una validez de 12 meses. De esta manera se obtendría una doble mejora:

– Una garantía más sólida al consumidor que dispondría de aceites con procedencia de lotes catados por paneles oficiales en la distribución.

– Una mayor seguridad jurídica a los operadores de la cadena de suministro pues podrían garantizar las buenas prácticas y calidad de los aceites a la hora de ser envasados.

El aceite de oliva virgen «es uno de los productos alimentarios más regulados y controlados en el ámbito de la Unión Europea, como refuerza el hecho de que sea el único alimento del mundo en su categoría que está sometido a un procedimiento jurídico obligatorio adicional como el examen organoléptico, más conocido por el término cata, para clasificar sus diferentes escalas comerciales». Estas se conceden, agrega el informe, en base a un procedimiento subjetivo, «pues depende de la destreza y gustos de los catadores».  

«Esas desavenencias –indica el estudio de ANIERAC y ASOLIVApor muy exiguas que sean no son baladíes, ya que las administraciones las sancionan económicamente. Una incertidumbre generalizada que se agrava en España dado que las competencias en esta materia las ostentan las comunidades autónomas. Estas diferencias se dan, por tanto, desde la calificación de la infracción hasta el régimen de sanciones aplicable». A estos inconvenientes hay que añadir «el deterioro de la imagen del producto y el aumento de la desconfianza entre los consumidores». Para subrayar al respecto que «los criterios de cata se diseñan en los despachos pensando más en los técnicos que en el público objetivo».

 

Propuesta a la Administración
Ante todo ello, el sector ha propuesto a la Administración que se permita al operador que lo introduce en los canales de venta contar con un aval en su responsabilidad mediante «una cata oficial realizada al producto antes de su envasado, cuyos resultados deberían tener una vigencia legal de un año». Durante este tiempo «se practicarían controles periódicos para verificar la autenticidad del producto distribuido: que el aceite en el mercado sea el mismo que en su día se analizó». Así se mejoraría la calidad al tiempo que se reforzaría la seguridad jurídica. «Sería una solución temporal porque esta como cualquier otra cata adolecería de los mismos defectos», concluye el citado informe.

La búsqueda de un método científico de evaluación preciso también es una prioridad. La Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas, especialmente la Junta de Andalucía, han impulsado durante los últimos seis años proyectos de investigación e innovación «con el objeto de desarrollar tratamientos de datos a partir de señales instrumentales que puedan proporcionar al panel test un plus de objetividad». En definitiva, se trata de perfilar una metodología científica y equilibrada –conocida como ‘nariz electrónica’– que complemente o sustituya la de los paneles–test.

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