Aceite de oliva

Los consumidores requieren información sobre el aceite de oliva extra virgen (AOVE) de olivar tradicional, «pero una mayoría de ellos no logra obtenerla». Esta es una de las conclusiones de un estudio de mercado elaborado por el Grupo Operativo (GO) AOVE Tradicional, coordinado por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), y en el que participan Migasa e Izertis como socios, y la Universidad de Jaén y LIDL como colaboradores.

El 40% de los no compradores afirma que no adquiere el producto debido a que no lo encuentran en su tienda habitual, o en otros casos, desconocen las marcas que ofrecen este tipo de producto. Otro de los principales obstáculos de los no compradores del producto es el precio, ya que entra en conflicto con las promociones «atractivas» de otros productos sustitutivos. Al actual comprador del AOVE de olivar tradicional «le gusta recibir información sobre el mismo, ya que antes de comprarlo se informa a la hora de elegirlo y se fija en el origen de este». Esta información se ha obtenido de un estudio de mercado del grupo operativo, a través de un muestreo aleatorio de 800 encuestas realizadas online y varios focus groups.

Representantes del GO presentaron estas conclusiones la semana pasada a la secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación, Begoña García, a la que presentaron el estado de los trabajos de este proyecto innovador, cofinanciado por la Unión Europea al 100%, y que trata de dar herramientas a los agricultores de olivar tradicional para mejorar su rentabilidad.

El estudio de mercado ha dejado como conclusiones que «se debe ofrecer información adecuada sobre el origen de las aceitunas, así como si la marca comercializadora realiza acciones de comercio justo». Al mismo tiempo, «es fundamental estar presentes en los lugares de compra habituales de los mismos, además de revisar la distribución del producto para aprovechar la oportunidad en las cadenas foco, así como resaltar la calidad distintiva que ofrece este producto mediante un sello o etiqueta visible».
 

Un olivar diferenciado

El GO considera olivar tradicional aquellas producciones con una densidad menor o igual a 180 árboles por hectárea, con un 20% o más de pendiente media, en secano o regadío, y plantadas antes del siglo XXI. Son olivares que «producen un excelente aceite de oliva virgen extra diferenciado, de mayor precio, como consecuencia de sus mayores costes y de los bienes públicos que genera (mayor biodiversidad, empleo en zonas rurales, mitigación del cambio climático, etc.)».

El grupo está desarrollando una herramienta blockchain, que lanzará en los próximos meses, que permitirá conocer la trazabilidad del producto desde su origen. Mediante un código QR en la etiqueta, el consumidor «podrá conocer toda la información desde la recolección hasta el envasado del aceite en las botellas, conociendo la fecha de la recolección, la cantidad, el campo, la localidad, la cantidad de olivos y la variedad de la aceituna».

Otra de las acciones del proyecto será «una plataforma web de asesoramiento en la cual los agricultores accederán a formación para mejorar la gestión de sus explotaciones, con numerosos módulos y con especial atención a aspectos como la sostenibilidad».

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La campaña de recogida de aceituna ha dado comienzo en Navarra, donde las cinco almazaras que integran la Denominación de Origen Protegida Aceite de Navarra –Trujal Mendía, Aceites La Maja, La Casa del Aceite, Trujal de La Ribera y Aceites Artajo– son las responsables de la elaboración de los aceites de oliva virgen extra (AOVE) con este sello, que se distinguen por su calidad y reconocimiento en concursos nacionales e internacionales.

La campaña se enfrenta este año a un contexto de lluvias abundantes que, según Joaquín Garnica, asesor agrícola de INTIA especializado en olivo, «han contribuido a que la síntesis de aceite en el árbol no haya cesado desde agosto, gracias a la humedad constante en el suelo». Esta climatología ha permitido un buen desarrollo del fruto, aunque el alto nivel de hidratación de las aceitunas plantea el reto de una extracción de aceite más compleja para las almazaras, dado que el aceite queda más «ligado a la pulpa» debido a esta humedad adicional.

Por su parte, Pedro González, presidente de Anaoliva y de la cooperativa Trujal Mendía, ha manifestado que «prevemos una producción importante para esta campaña. La aceituna está muy hinchada y en excelente estado, casi toda ha pasado de color verde a amarillo, con algunos frutos ya alcanzando tonos morados. Aunque la floración fue tardía y las lluvias retrasaron algo la maduración, las altas temperaturas de octubre y noviembre han favorecido el desarrollo del fruto, que en la actualidad muestra un lustre óptimo». Con estas condiciones y el beneficio añadido del cierzo que en estos días está ayudando a reducir la humedad en el fruto, se espera que el rendimiento graso en húmedo aumente en las próximas semanas. 

Los equipos de INTIA visitan cada año las almazaras para controlar el origen y estado óptimo del fruto que dará lugar al aceite de la D.O.P. Según el personal técnico de esta entidad, aunque es pronto para estimar la calidad de los aceites, «todo apunta a que habrá un alto porcentaje que cumplirá con los exigentes parámetros».

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La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) prevé que, esta campaña, se producirá una bajada del 50% en relación a la producción media histórica de aceite de oliva en Cataluña. La cosecha se situaría en unas 16.500 toneladas (t) frente a las 32.674 t de la campaña 2023/24, y sería bastante similar a las 15.084 t de 2022/23.

Antoni Galceran, portavoz de aceite de oliva de la FCAC, alerta de que «en dos de las tres últimas cosechas de aceite de oliva, la producción final ha sido casi la mitad de una campaña media. Esta caída tiene una afectación muy importante y supone un notable incremento de los gastos de las cooperativas, que, en algunos casos, podrían llegar a no abrir los molinos si la escasa producción no pudiera cubrir los costes de la actividad».

Las lluvias y las condiciones meteorológicas de las próximas semanas podrían incrementar ligeramente la producción de aceite, pero no sería un aumento relevante porque, «después de la floración y el cuajado, ya se observaba que el olivo no estaba suficientemente cargado. Además, posteriormente los árboles expulsaron parte del fruto por falta de agua».
 

Producción por provincias

La caída más importante se produciría en Tarragona, especialmente en las comarcas del Baix Ebre y Montsià, que es precisamente donde se concentra la mayor producción en Cataluña en una cosecha normal. También en Camp de Tarragona la cosecha sería inferior a la anterior. En el conjunto de la provincia, la cosecha pasaría de 23.125 t a tan solo 8.000.

En las comarcas productoras de aceite de oliva de Lleida, la producción disminuiría un 20% respecto al año pasado, pasando de 8.813 a 7.000 t. En ese caso, el riego de apoyo conseguiría salvar la cosecha en algunas zonas, mientras que esta sería muy escasa en secano.

Por último, se espera una ligera mejora de la cosecha en Girona y Barcelona llegando a 1.500 t tras dos campañas bastante malas, en las que la producción había descendido a 800 t.

Se estima que, en el conjunto de España, se podría alcanzar una producción aproximada de 1.290.000 t. Esto supondría una recuperación similar a la media estatal, después de dos campañas consecutivas en las que no se alcanzó las 850.000 t.

En el resto de países productores a nivel mundial no se prevé una gran producción por lo que la disponibilidad de aceite de oliva no sería elevada y quedarían bastante equilibradas la oferta y la demanda. Según la FCAC, «esto debería suponer que el precio del aceite virgen extra en origen no caiga de nuevo por debajo de umbrales que perjudican a la sostenibilidad del sector».

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Las primeras estimaciones sobre la cosecha de aceite de oliva indican una recuperación de la producción media habitual en España, tras dos campañas extraordinariamente bajas. El aforo publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) apunta que la producción estimada de la campaña 2024/25 llegará a 1.262.300 toneladas (t), lo que representaría un incremento del 48 % con respecto a la cosecha anterior (852.578 t), y se situaría un 4 % por encima de la media de las seis últimas cosechas (1.219.171 t). Según ha indicado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, «los datos son positivos» y la recuperación del potencial productivo «permitirá retomar la normalidad en los mercados».

Las lluvias producidas durante la primavera permitieron una buena floración y cuajado del olivo. Las condiciones climáticas de las próximas semanas «serán determinantes para garantizar la correcta evolución de la aceituna, en particular en el olivar de secano, en el que las precipitaciones en esta fase del cultivo son claves para la producción de aceite».

Los datos del aforo tienen carácter preliminar y serán ajustados en función del desarrollo de la cosecha, puesto que se prevé el inicio de la recolección en el mes de noviembre.

En términos autonómicos, la estimación refleja un considerable ascenso en Andalucía, la comunidad más productora, con un incremento del 77 % respecto a la campaña precedente. La producción andaluza, estimada en 1.021.000, supondrá el 81 % del total nacional, cuando en la anterior campaña apenas fue del 68 %. También destaca el incremento de la segunda comunidad más productora, Castilla–La Mancha, con 140.000 toneladas (que representa un 11% del total), un 29 % más que en la campaña 2023/24.

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El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha publicado a mediados de agosto en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la orden por la que se extiende el acuerdo de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español al conjunto del sector. Esta extensión de norma entrará en vigor el próximo mes de octubre y fijará la aportación económica obligatoria para realizar actividades de promoción del aceite de oliva, mejorar la información y el conocimiento sobre las producciones y los mercados y realizar programas de investigación, desarrollo, innovación tecnológica y estudios durante los próximos cinco años (2024–2029).

Respecto al presupuesto de la extensión de norma, el MAPA ha informado que se asignará, al menos, el 80 % del total de las aportaciones a la promoción del aceite de oliva y su consumo, hasta un 20 % a la información y estudios del mercado y a los programas de investigación, desarrollo e innovación tecnológica, y un máximo del 10 % a las labores de coordinación, puesta en marcha, seguimiento y control de las aportaciones, y resto de actuaciones.

Las aportaciones económicas a la interprofesional serán de 6 euros por tonelada de aceite de oliva. Así, queda dividida en dos aportaciones económicas obligatorias de 3 euros por tonelada cada una, denominadas respectivamente ‘aportación económica obligatoria de producción y elaboración’ y ‘aportación económica obligatoria de comercialización/ envasado’, que se aplicarán durante los cinco años de duración de la extensión de normas.

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A pesar de que las existencias de aceite en junio son las más bajas de los últimos años, queda en las bodegas el aceite justo para atender al mercado hasta finales de año, según se desprende del análisis realizado por el Consejo Sectorial de Aceite de Oliva Cooperativas Agro-alimentarias de España, celebrado el pasado 12 de julio.

En este momento, «la demanda es superior a la oferta y una gestión eficiente de los stocks es imprescindible para finalizar la campaña sin tensiones en el mercado, hasta que se empiecen a producir y comercializar los nuevos aceites a mediados de noviembre».

Los representantes del sector en el Consejo sectorial han destacado que «el comportamiento del mercado está siendo excepcional». Las medias de salidas de producto durante la campaña son superiores a las 96.000 toneladas (t), «lo que elimina cualquier duda sobre el prestigio del aceite de oliva entre los consumidores y la fidelidad en su elección como aceite vegetal».

La media de salidas diaria durante los últimos meses ha sido bastante estable y superior a las 4.600 t por día laborable. Si se prorratean estas salidas en los días laborables que quedan hasta el 30 de septiembre, y partiendo de la situación de existencias de 415.000 t a 30 de junio, «a finales de septiembre estaríamos en niveles de stock inferiores a 180.000 t, teniendo en cuenta que las importaciones continúen a buen ritmo, algo cada día más difícil».

Desde Cooperativas Agro-alimentarias se ha señalado que «efectivamente la demanda es superior a la oferta, se está vendiendo todo el aceite que se podía vender y, por tanto, la correcta administración de los stocks de aceites va a ser fundamental para atender a los clientes que demanden producto y mantener los lineales con aceite de oliva hasta final de año sin que el mercado se tensione aún más de lo que ha estado en los meses previos al verano».

Esta organización ha apuntado que «una vez más, se cumplen los pronósticos sobre la disponibilidad de aceite a final de campaña. Para los próximos meses no cabe esperar ningún cambio, «una parte relevante del aceite en bodega está ya comprometido y la demanda va a ser atendida con la disponibilidad de aceite que exista en ese momento».

www.agro-alimentarias.coop/

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Desde el año 2018, las dos Denominaciones de Origen Protegidas (D.O.P.) de aceituna ‘Arbequina’ catalanas, Garrigues y Siurana, han visto mermar la cantidad de aceite producida. Los olivares son menos rentables y eso preocupa a los productores. Para esclarecer y analizar las razones de esta situación, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), junto con el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural (DACC) de la Generalitat de Catalunya y las principales cooperativas de estas dos D.O.P., han puesto en marcha una investigación que «atribuye la bajada de la producción a cambios en tres ámbitos: el clima, la forma de cultivar y la forma de procesar las aceitunas en los molinos».

El estudio demostrativo, titulado 'Mejora del rendimiento industrial de la variedad Arbequina’, se inició en diciembre de 2021 y ha analizado datos de muestras de aceitunas de ambas D.O.P. de los últimos doce años. Los investigadores también han recogido las condiciones de elaboración en las almazaras durante las tres últimas campañas oleícolas. Asimismo, han solicitado multitud de datos a las cooperativas, han registrado indicadores meteorológicos de las estaciones de cada zona y han estudiado la generación de la grasa presente en la variedad ‘Arbequina’ en el centro que el IRTA tiene en Mas Bové, en el Camp de Tarragona.

Todo ello, ha permitido constatar «una bajada de más de tres puntos de la extractabilidad industrial, un buen indicador del rendimiento, entre el período 20122017 y el período 20182023». Tal y como ha relatado el investigador responsable del proyecto, Juan Francisco Hermoso, del programa de Fruticultura del IRTA, «hemos podido atribuir este descenso a cambios en las condiciones agronómicas, en las condiciones climáticas y también en las condiciones tecnológicas en las almazaras, lo que nos permite proponer medidas correctoras a los productores y olivareros para que mejoren sus resultados y su rentabilidad económica».
 

Cambios que no han favorecido la productividad

El mencionado estudio revela que en los últimos años se han introducido cambios en los cultivos de las D.O.P. Garrigues y Siurana que no han favorecido la productividad. «El adelanto de la cosecha, el incremento de la superficie de cultivo con nuevos sistemas superintensivos y la transformación en riego de plantaciones tradicionales han hecho aumentar la humedad de la aceituna y reducir su proporción de grasa», ha explicado Hermoso. Una situación que, ligada con las condiciones meteorológicas y el procesamiento en las almazaras, han conducido a la reducción de la producción de aceite.

De hecho, el ascenso de las temperaturas y la afectación por la sequía «han surtido efecto sobre la maduración de los frutos y la lipogénesis del aceite, es decir, la generación de grasa dentro de la aceituna», ha apuntado el investigador. Así, aceitunas con mayor humedad y menos grasa, procesadas con el sistema que predomina en las almazaras, un sistema continuo de dos fases, «han afectado a la capacidad de extracción del aceite».

Por este motivo, el equipo liderado por Hermoso ha realizado diversas recomendaciones a los productores como ajustar el grosor de la producción a partir de la segunda semana de noviembre, momento en el que los frutos de la ‘Arbequina’ tienen adecuados contenidos de grasa y humedad; implementar sistemas de riego que optimicen el uso del agua; aplicar abonos según las necesidades específicas de los olivos y las condiciones climáticas de cada finca, y utilizar sensores y sistemas de monitorización tanto en el campo como en los molinos. Esto último, también permitirá ajustar las regulaciones al molino en función de las condiciones de la aceituna.

De hecho, los investigadores han compartido sus resultados en cursos de tecnología de elaboración y calidad de aceite dirigidos a maestros de almazara y profesionales del sector en las dos zonas productoras, así como en jornadas de transferencia organizadas por el DACC.

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Andalucía copa el valor de la producción nacional de aceite de oliva con el 83,7% del total. Según los datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de Andalucía (CAGPDS) la producción agraria de Andalucía en 2021 fue de 14.046,10 millones de euros, aproximadamente el 3% del valor de la producción agraria de la UE–27 y el 25% del valor de la producción agraria española. Las producciones que más aportan a la producción agraria andaluza son las hortalizas, plantas y flores (4.326,66 millones de €, 35,01%), frutas (3.639,06 millones de €, 29,45%) y aceite de oliva (1.223,87 millones de €, 9,90%).

Estos son algunos datos que se extraen del informe ‘Prospectiva estratégica para el sector agroalimentario andaluz y extremeño’ que ha presentado en la jornada ‘Estrategias para afrontar los retos imposibles de las nuevas políticas agrarias’ en Jaén la Asociación de Empresarios del Sur de España (CESUR). El estudio ha sido promovido por la Comisión de Agroindustria de CESUR, y realizado por Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Monte, ETSIAM, de la Universidad de Córdoba (UCO), en colaboración con esta comisión.

La jornada también ha contado con una mesa coloquio en la que han participado Iván de Arteaga, presidente de la comisión de agroindustria de CESUR y CEO de Castillo de Monclova; Antonio Berlanga, miembro del consejo de Jaencoop; José Gilabert, presidente de Puerta de las Villas; Julián Navarro, presidente de Appistaco; y José Peláez, socio director de Prenova.

 

Conclusiones 

Ante la importancia del sector para la economía de la región y el bienestar de la sociedad andaluza CESUR ha presentado las medidas comunitarias que están afectando y van a afectar «dramáticamente» al sector agroalimentario andaluz. Algunas de estas son:

– La implantación de las medidas de la Estrategia de la Granja a la Mesa supondría, según diversos estudios, reducciones de la producción entre un 10 y un 16%, una disminución de los ingresos y la renta de los agricultores entre un 16 y un 25%, la pérdida de competitividad de las explotaciones respecto a países terceros y el deterioro de la balanza comercial. 

– El Reglamento de Uso sostenible de los productos fitosanitarios para reducir el uso de plaguicidas en un 50% puede suponer reducciones de la producción de hasta un 25% al no disponer de herramientas que puedan sustituirlos con la misma eficacia. El plan sobre la gestión integrada de nutrientes para regular el uso de los fertilizantes incluye una serie de obligaciones de asesoramiento y el uso de una herramienta digital que suponen nuevos costes administrativos y de gestión, además de implicar nuevas reducciones de rendimientos.

– El incremento de la superficie dedicada a la producción ecológica disminuirá la producción agraria de la UE y comprometerá la rentabilidad de los productores ecológicos si el incremento de la oferta no es consecuencia de la tracción de la demanda, hay previsto un 25% de suelo dedicado a producción ecológica y la demanda es del 8%.

– El retraso en abordar la regulación comunitaria de las nuevas técnicas de edición genética aplicada a las plantas está comprometiendo las oportunidades de nuestros agricultores de adaptarse a la nueva situación climática con herramientas eficaces.

–El Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera no incluye a los productos agrícolas, pero sí a las materias primas que se produzcan con combustibles fósiles como los fertilizantes, lo que supondrá un incremento adicional de costes para los agricultores, sin que haya medidas de política comercial que beneficien la competitividad de nuestros productores. 

–La propuesta sobre la captura de carbono en los suelos basada en la medición es muy restrictiva para la agricultura, y excluye de su ámbito de aplicación todas las actividades de mitigación, eliminando oportunidades de negocio para los agricultores que podrían aliviar los costes impuestos por las prolíficas medidas regulatorias. El régimen de comercio de los derechos de emisión es difuso y están basados en aproximaciones en cuanto a su medida. La posibilidad de sustituir cultivos productivos por improductivos afectará negativamente a la producción. Hay otras alternativas a la de convertir a la agricultura en sumidero.

– La regulación sobre la reducción del uso de los plásticos incorpora un  impuesto sobre los envases de plástico no reutilizables, que la patronal de la industria de la alimentación y bebidas de España (FIAB) calcula que tendrá un impacto de 690 millones de euros para las empresas de este sector y el resto de la normativa sobre envases y residuos de envases podría tener un impacto en la próxima década de alrededor de 6.000-7.000 millones de euros en costes e inversiones que se tendrán que realizar, amenazando la competitividad y la supervivencia de 2.400 empresas  y más de 25.000 empleos.

– La Propuesta de Directiva de emisiones industriales incluye medidas para restringir las emisiones en las instalaciones industriales, incluidas las industrias agroalimentarias y las explotaciones con un determinado tamaño, que obliga a una serie de requisitos que suponen de nuevo unos mayores costes de explotación y una reducción de las producciones.

– Hay una falta de una política de gestión del agua realista y acorde con la nueva realidad: en el contexto de políticas europeas es necesario el reconocimiento del déficit hídrico estructural en el Sur de España y acometer un plan que solvente esta situación, y reduzca la exposición al cambio climático que está llevando al campo del Sur de España a pérdidas millonarias. Para una acción eficaz, urgente y de impacto, solicitamos al Gobierno que implemente dinero de los Fondos Next Generation que no se están aplicando a otros temas, para invertir en infraestructuras hídricas y de transporte, embalses, tramitación rápida de nuevas plantas desaladoras etc. 

– Se requiere un estricto control de la UE sobre las importaciones procedentes de terceros países que les exija los mismos estándares de calidad que se aplican a las producciones europeas. Lo contrario es consentir la competencia desleal contra sus socios comunitarios.

– La nueva Ley de Cadena Alimentaria ha supuesto una carga administrativa de muy difícil cumplimento para todos los afectados sin que se hayan conseguido los objetivos perseguía.
www.cesur.org.es

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Unión de Uniones considera necesario que el sector productor de aceituna para aceite de oliva obtenga ayudas de Estado «con el fin de soportar los efectos de una segunda cosecha escasa derivada de la sequía y agudizada por los efectos de los conflictos internacionales que tensionan los mercados». Así se lo ha transmitido la organización a través de una Proposición No de Ley (PNL), remitida a todos los Grupos Parlamentarios presentes en el Congreso, y también lo ha demandado a la administración central a través del Ministerio de Agricultura. 

Las ayudas previstas por parte de algunas comunidades autónomas, más específicamente Andalucía y Cataluña, «no son suficientes para soportar la escasa producción y los elevados costes de producción, superiores en algunas zonas al 60%».

«En este escenario de falta de producción, los incrementos en los precios de la aceituna en origen no son capaces de compensar el incremento desmedido en los costes de producción, además ya por segundo año consecutivo», han señalado desde la organización. Por ello para Unión de Uniones, «arbitrar ayudas directas, en especial en las zonas productivas de secano y olivar tradicional, así como en aquellas con sequía hidrológica que no han podido contar con dotación de agua de riego, es urgente y permitiría sostener las rentas de este cultivo».

Los distintos operadores confirman también las menores producciones en otros países mediterráneos (Portugal, Grecia, Marruecos o Turquía), con fuertes y sostenidas subidas de los precios en los mercados finales.

Para la organización agraria «es fundamental atender a esta situación de emergencia en el sector iniciando las inversiones precisas para garantizar la producción de aceite de oliva en todo el Estado con apoyos sociales que contribuyan a garantizar el aporte de agua en el cultivo y a mejorar el reparto de valor a lo largo de la cadena».

«Tenemos una superficie de más de 2,7 millones de hectáreas de cultivo, las consecuencias económicas, sociales y medioambientales de no atender a los retos que el cambio climático está suponiendo para este cultivo serían nefastas. Ahora es el momento de sostener la base social de este importante sector productivo que ha sido discriminado hasta ahora en la percepción de ayudas por la sequía. No basta con mirar al cielo para esperar las precipitaciones que rompan la tendencia de estas dos campañas desastrosas, se necesita un incentivo económico extraordinario para mantener las explotaciones», ha concluido Unión de Uniones.

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La almazara mallorquina Aubocassa, ubicada en la posesión Albocàsser, en Manacor, se ha convertido en el epicentro del Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) de España, como anfitriona de la asociación Grandes Pagos de Olivar, de la que es miembro y socia fundadora en 2005.

En el encuentro, se ha puesto de manifiesto como ha señalado Agustín Santolaya, responsable de Aubocassa, que «los suelos y el clima de Mallorca componen un ecosistema excelente para el olivo, produciendo Aceites de Oliva Vírgenes Extra de excelente calidad; pero al mismo tiempo se enfrenta a grandes retos para combatir problemas de tanta importancia como el repilo, una enfermedad endémica de la Isla que compromete su producción». En cuanto a la reunión, Santolaya ha destacado que «ha sido un honor para Aubocassa y para el olivar mallorquín recibir a los integrantes de Grandes Pagos de Olivar en la isla y poder demostrar in situ las prácticas empleadas en el olivar, en la almazara y en la comercialización».

Por su parte, Francisco Vañó, presidente de la asociación, ha explicado que «todos los miembros de Grandes Pagos de Olivar estamos involucrados con la trasparencia, el intercambio de conocimiento y experiencias colaborativas y en la firme voluntad de dar a conocer y potenciar el consumo de los AOVEs producidos en todas las regiones olivareras españolas».

Siete productores pertenecen actualmente a Grandes Pagos, fundada en 2005 por Carlos Falcó, Marqués de Griñón, Alfredo Barral y Agustín Santolaya: Hacienda Queiles (Navarra), Aubocassa, (Mallorca), Marqués de Griñón (Toledo), Marqués de Valdueza (Badajoz), Castillo de Canena (Jaén), Casas de Hualdo (Toledo), y Masía El Altet (Alicante). Son productores procedentes de diferentes zonas olivareras que comparten un rasgo común: los AOVES producidos en un Pago, un terruño delimitado que aporta singularidad al aceite, donde los olivos están sometidos a un control cercano y estricto.

Para formar parte de este selecto club, el Pago es el punto de partida, condición sine qua non, pero no la única. Sus integrantes respetan y practican una filosofía común en la producción de AOVE basada en la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente, junto a la innovación y el uso de la tecnología más avanzada y el intercambio de conocimiento. El aspirante «deberá superar un minucioso proceso de selección por parte de todos los socios en el que se evaluarán, por lo tanto, las propias fincas, las almazaras, las buenas prácticas en la olivicultura y los procesos de extracción, la calidad de los aceites, el reconocimiento nacional e internacional, la filosofía empresarial y el compromiso absoluto con la calidad y el respeto al medio ambiente».

La entidad reivindica además temas como la defensa del medio ambiente, la apuesta por la sostenibilidad, o la acción de efecto sumidero de CO2 que poseen los olivares de sus socios. Tras más de tres lustros de trayectoria, las marcas que componen Grandes Pagos de Olivar están presentes en más de 60 mercados internacionales.

www.grandespagosdeolivar.com

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