La cosecha de aceitunas, temprana y muy baja

La cosecha de aceitunas de esta temporada ha sido extremadamente baja. Según los expertos en olivicultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), que coordinan la Oficina del Aceite del portal Ruralcat, en general, la cosecha no alcanzará la mitad de la media esperada. «A nivel español, de los más de dos millones de toneladas de aceite que esperaríamos producir, no alcanzaremos las 800.000», ha advertido Agustí Romero, investigador y coordinador del equipo de olivicultura y eleotecnia del IRTA. Los datos contemplan todas las variedades de olivo plantadas en España, pero los expertos advierten que tampoco se pueden extrapolar a todo el territorio, ya que, en alguna zona, de forma excepcional, la producción ha sido algo más alta.

La causa principal de este descenso han sido fenómenos climáticos atípicos ocurridos durante la primavera. Por un lado, hubo días muy calurosos en plena floración que secaron muchas flores que después no pudieron polinizar. Por otro, las heladas nocturnas que se produjeron durante abril estropearon muchas ramas productivas de los árboles. «Sumado a esto, la sequía acumulada de los últimos años tampoco ha ayudado en nada», ha señalado el experto. Así, en las zonas de secano de interior, que más han sufrido los efectos de la sequía, las aceitunas han madurado sin acumular aceite suficiente. Además, los olivos de la costa sufrieron un pico de la mosca de la aceituna a principios de noviembre. Cabe recordar que este insecto pone huevos en la aceituna y, cuando nace la oruga, se come la pulpa formando una galería y provoca que las aceitunas afectadas pierdan calidad y deban descartarse para hacer aceite bueno.
 

Buena calidad del aceite

Otro aspecto para destacar de la cosecha de este año es que ha sido excepcionalmente temprana. La mayoría de los molinos abrieron a mediados de octubre, casi un mes antes de lo habitual, y ahora, a finales de noviembre, ya están terminando las prensadas, cuando lo habitual era hacerlo en diciembre. Esto, según Romero, tiene repercusiones en la obtención de intensos aromas en algunas zonas. El proceso de generación de aromas del aceite se produce cuando se trituran las aceitunas en el molino. Es el momento en que las enzimas de las aceitunas se activan e inician las reacciones químicas que producen las moléculas aromáticas. «Estas enzimas necesitan una temperatura óptima para hacer las reacciones y nos hemos encontrado es que, por la época que era, sobre todo durante la segunda quincena de octubre, la temperatura de las aceitunas que llegaban a los molinos era elevada y, al triturarlas dentro de estos, todavía subía más hasta unos niveles en los que las enzimas pierden actividad y los aromas no se desarrollaban lo suficiente. Cuando las prensadas se hacían en diciembre esto no ocurría porque la temperatura alcanzada en los trituradores se mantenía a un nivel óptimo», ha explicado Juan Francisco Hermoso, especialista en olivicultura y tecnología de molinos de aceite del mismo instituto de investigación.

En consecuencia, los primeros aceites obtenidos a finales de octubre han sido con poca intensidad aromática, aunque el de noviembre, realizado con aceitunas más frescas, ya está recuperando la intensidad deseada. Pese a estos cambios a nivel aromático, Agustí Romero ha asegurado que los aceites obtenidos son de calidad. «Destacan por un color verde brillante espectacular y un buen equilibrio en boca, algo que no esperábamos notar tan pronto porque, normalmente, los aceites extra tempranos suelen ser amargos, picantes y desequilibrados». Sin embargo, la excepción en este punto son los primeros aceites de los olivos de secano de interior, que han quedado muy intensos en boca por la fuerte acumulación de polifenoles.
 

Soluciones alternativas 

Una tendencia que los expertos llevan observando desde hace ya cinco años, por lo que están estudiando alternativas para paliar los efectos causados por las elevadas temperaturas. A nivel de tecnología se está intentando realizar lo mismo que se hace con la cosecha de la uva. «Una opción sería hacer la cosecha durante la noche, aunque aumentaría los costes y no sería asumible para todos los productores. Además, esta práctica nocturna no está permitida porque puede afectar a la fauna nocturna, en especial algunas especies de aves», ha puntualizado Romero. Otra alternativa es refrigerar las aceitunas de mayor calidad para que tengan la temperatura ideal a la hora de la trituración.

Todo esto comporta un conflicto de precios que dura desde hace uno o dos años y que no se sabe cómo va a evolucionar. «La cosecha del próximo año se prevé buena porque los olivos han brotado mucho, pero habrá que ver cómo pasamos este invierno y si las lluvias serán capaces de recargar el suelo o rellenar los pantanos», ha concluido el investigador.

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