A examen, la Norma de Calidad y el sistema de autocontrol en el sector del aceite de oliva

Después de dos años de ausencia debido a las restricciones impuestas por la pandemia, la World Olive Oil Exhibition ha dejado claro que es el punto de referencia del sector del aceite de oliva a nivel mundial. Durante los pasados días 8 y 9 de marzo, el pabellón 1 de IFEMA en Madrid se convirtió en el punto de encuentro, de todos aquellos actores –países productores, consumidores y empresas– que participan en el sector oleícola. Así, más de 4.000 visitantes, procedentes de 82 países, de los cuales 35 eran países compradores, se dieron cita en el único evento dedicado en exclusiva al oro líquido.

Con motivo de la presentación de la feria, unos días antes, se organizó una mesa redonda bajo el título ‘La Norma de calidad y la posibilidad de un sistema de autocontrol en el sector de elaboración de aceites de oliva’. Para el consultor estratégico Juan Vilar, la Norma de Calidad «es una iniciativa del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en la que se recogen los puntos que hacen posible que los elementos que forman parte de la cadena de valor convivan de forma adecuada y con la garantía de que lo que el usuario recibe se corresponde con el origen y se procesa en la cadena sectorial».

Por su parte, José Miguel Herrero, director general de la Industria Alimentaria del MAPA, ha indicado que «estamos en un momento histórico en el que podemos conseguir que el sector del aceite de oliva español tenga un futuro dorado». Dentro de la Norma de Calidad, es la primera vez que tiene el apellido de aceite de oliva, ya que antes se compartía con otro tipo de aceites. Herrero ha señalado que uno de los elementos más importantes de dicha regla es la trazabilidad y «dentro de ella hablamos de trazabilidad interna y de movimientos, de tal forma que cualquier aceite de oliva que se mueva por nuestro país tiene que estar registrado y recogido en un sistema (REMOA) lo que nos permite dar un sistema de garantía y transparencia, siendo las Comunidades Autónomas en coordinación con el Ministerio las encargadas de velar que se cumpla dicha ley».

En este sentido, Ignacio Silva, presidente de Deoleo, ha apuntado que «tenemos que saber qué pasa en la cadena de valor desde que la aceituna está en el árbol hasta que llega el aceite al consumidor. La responsabilidad de las empresas requiere de una búsqueda continúa y activa para dotar de mayor transparencia y satisfacer las necesidades de los consumidores; a menudo, este sector ha estado más de cara a la materia prima y de espaldas al consumidor cuando lo importante es que éste compre nuestro producto y lo valore».

Más allá de la Norma de Calidad, Herrero ha considerado de vital importancia que haya sido el sector el que «ha dado un paso adelante proponiendo un sistema de autorregulación más exigente que dicha norma, lo que dará confianza a compradores extranjeros porque distinguirá a los aceites de oliva españoles en el mundo».

Joaquín Martins, CEO de IFFCO Iberia y BU Olive Oil, ha valorado que el sector «apoye las normas que el gobierno va imponiendo, de manera que también estén involucrados en el objetivo final que es hacer un producto más honesto». A lo que Antonio Luque, presidente de DCOOP, ha añadido que «aunque hay que potenciar muchas cosas, este es el primer paso que va a permitir consolidar la imagen del aceite de oliva en el mundo». De hecho, Iñaki Benito, director gerente de Patrimonio Comunal Olivarero, que ha considerado que «después récords de producción, la crisis de los aranceles en Estados Unidos, etc. ahora es el momento idóneo para sacar esta norma, una norma que nos va a permitir tener un sistema robusto que incluso podría ser importado a otros países». Aunque todavía no está cerrado, se contempla la posibilidad de que dicho sistema de certificación «pudiera tener un sello específico».

Finalmente, Herrero ha dicho sobre el panel de cata que «ha sido una cortina de humo para no hablar de otras cosas. Por eso, cuando hemos escuchado al sector, a los distribuidores e incluso a los consumidores, hemos buscado una mayor seguridad jurídica, y ya no tenemos excusas para no apostar por una mayor calidad, y de ahí nace esta norma». A lo que Silva ha añadido que «el panel de cata lleva más de veinte años y, aunque da cierta inseguridad, si lo quieres cambiar, hay que ofrecer algo mejor, reforzarlo. La ley de calidad y el sistema de autocontrol que acabamos de lanzar, no son perfectas, pero lo serán»

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