El 3,3% del olivar en seto aporta un 36% del Aceite de Oliva Extra Virgen en el mundo
El olivar en seto, que supone un 3,3% de la superficie de olivar del planeta (400.000 ha), genera el 36% del total del Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) elaborado en el mundo. Este es uno de los datos que aparecen en un estudio de Agromillora realizado por Juan Vilar Consultores Estratégicos y que ha sido presentado en la feria Fruit Attraction. El objetivo es «explicar el impacto del olivar en seto en la olivicultura mundial en términos de eficiencia, sostenibilidad y biodiversidad en combinación con un uso más óptimo de la tierra y el agua».
Este modelo «ha conseguido un volumen de negocio por campaña de unos 2.000 millones de euros, y una inversión acumulada de 7.000 millones, dando empleo a más 44.000 personas remuneradas con 90 millones de euros anuales». Por otro lado, «aporta unos 450 millones de euros, por campaña, a los estados productores en forma de recaudación fiscal, tanto por inversión, como a causa de la propia actividad económica».
En cada campaña se requieren de nuevas inversiones, tractores, vendimiadoras, almazaras, tratamientos, riego, ejecución y un largo etc. Por lo tanto, «la inversión total descrita asciende a más de 637 millones de euros por año, cuyo efecto impositivo, de acuerdo con los datos citados según la fiscalidad/país, y su idiosincrasia, sería de unos 100 millones de euros».
Además, el reciente desarrollo de olivares en seto en la región portuguesa del Alentejo «ha sido un excelente ejemplo de la compatibilidad de una cultura económicamente rentable, que permite crear valor en el sector y en la región, con la promoción de indicadores de desarrollo ambiental y social, es decir, con un impacto significativo en la retención de carbono, en la provisión de servicios ecosistémicos y en la estabilización de población en el territorio». Tras la ejecución de estas plantaciones, por campaña, «se ha creado la oportunidad de trabajar de forma estable y permanente a más de 700 personas».
Por otro lado, en el citado estudio se ha podido constatar científicamente que «el olivar en seto es dinamizador de biodiversidad, ya que permite mediante la cubierta vegetal, y la optimización de recursos, especialmente el agua, que se frene la erosión, y pérdidas de suelo».
Otro efecto medioambientalmente positivo, «es la fijación de CO2 del olivar en general, y del olivar en seto en particular, es decir, resulta ser un sumidero de CO2».
Agromillora ha indicado que por primera vez «el sector del aceite de oliva tiene una herramienta competitiva, el olivar en seto, para producir AOVE de forma sostenible y poder ganar cuota de mercado de manera relevante en relación con otras grasas vegetales».