Eduardo Pérez Malo, presidente de la D.O.P. Peras de Rincón de Soto

Entrevista a Eduardo Pérez Malo, presidente de la D.O.P. Peras de Rincón de Soto

‘Un productor no quiere que haya dientes de sierra en los precios, quiere estabilidad’

En la Rioja no todo es vino. Se puede encontrar, también, una pera con un label de calidad que acaba de cumplir 20 años, la D.O.P. Peras de Rincón de Soto, y que lo ha celebrado en Fruit Attraction 2022, donde hemos aprovechado su presencia para hablar del pasado, presente y futuro con su presidente, Eduardo Pérez Malo.

 

Nos vamos, veinte años atrás, ¿cómo surgió la D.O.P.?

Pienso que habría que volver muchos más años atrás –sonríe–. Cuando solicitamos la D.O.P. nos la dieron rápidamente porque presentamos unos manuscritos que habíamos encontrado de la corte de Felipe V en los que ponía que les habían traído unas peras muy deliciosas procedentes de Rincón de Soto. Y eso lo que hizo fue acelerar que nos concediesen la denominación como tal, pero en nuestra zona ha habido muchas peras. Recuerdo a mis abuelos que tenían perales, lo que pasa que entonces se cultivaban otras variedades, pero llegó la ‘Conference’ con unas características buenísimas en cuanto a sabor y conservación. Fue entonces cuando algunos agricultores decidimos juntarnos, coincidiendo con aquellos años en los que la Unión Europea empezó a promover las indicaciones geográficas. Así, cuando solicitamos la D.O.P. en el año 2000, nos la autorizaron, en 2002 la aprobó el ministerio de Agricultura y en 2004 la UE. Desde entonces la cultivamos cada año, porque tenemos un ciclo entero de un año.

¿Ha crecido mucho la D.O.P.?

Sí, ha crecido. Empezó en Rincón de Soto y alrededores, y se han ido añadiendo más poblaciones. En los valles del Cidacos, el Alhama, el Leza y el Iregua, que son cuatro ríos que desembocan en el Ebro, y en todas sus zonas de regadío profundo, se cultiva muy bien y tiene las características que el reglamento marca como Peras de Rincón de Soto. En 2010, pasamos de 4 municipios a 28, y de las 600 hectáreas que había inscritas al principio a 800–900 ha. Ahora, estamos en 1.200 ha de perales, porque es un cultivo que deja una rentabilidad que te permite vivir; y gracias a las ayudas a los agricultores jóvenes alguno de ellos va incorporándose, y la D.O.P. va tirando.

Y el cambio climático, ¿les está afectando?

No sabemos si estos ciclos que vivimos los humanos a lo mejor son más cortos de lo que pensamos porque nuestra vida es muy corta respecto a la naturaleza, y creemos que es un cambio climático profundo y no lo es tanto. Si los científicos dicen que hay cambio climático lo hay, aunque no por ello vamos a dejar de cultivar perales. Que nos afecta, sí. En concreto, este verano que hemos tenido temperaturas excesivamente elevadas, los árboles han sufrido, han quedado muy parados, las peras no han engordado lo que deberían, porque con esas temperaturas las hojas cierran los estomas, y no se realizan las funciones clorofílicas. Así, una pera que debía pesar unos 250 gramos se ha quedado en 180 esta campaña. Venimos recogiendo unos 25 millones de kg en la D.O.P. y este año nos quedaremos en solo 20.

¿Qué duración tiene la campaña?

Lo que es el cultivo con hojas, las flores empiezan más o menos a finales de marzo y en 150 días estamos recolectando, pero los árboles requieren de cuidados después de la recolección, hay que seguir regando, y más con estas temperaturas, tenemos el suelo sin laboreo, hemos de segar la hierba, y cuando se caen las hojas hay que empezar la poda, abonar.

¿Cuál es el mercado de las peras de la D.O.P.?

El nacional donde tenemos un cliente fiel, y de esta forma los precios se mantienen y no hay grandes oscilaciones. Un productor, como es mi caso, no quiere que haya dientes de sierra en los precios, quiere estabilidad. A pesar de ello, este año los gastos se nos han disparado, los abonos se han multiplicado por tres, el gasóleo se ha duplicado; estamos en un año difícil y, al mismo tiempo, con una menor producción.

¿Con qué variedades trabajan?

En los años 80–90 había mayoritariamente pera ‘Blanquilla’ en Rincón de Soto, mientras que ahora prácticamente todo es ‘Conference’. Aunque mantenemos la ‘Blanquilla’, solo representa un 5% del total, e incluso este año el 3%. Su problema es que no aguanta 10–11 meses como sí lo hace la ‘Conference’. Para Navidad, o un poquito más, se termina, y eso es lo que ha acabado con su mercado porque queríamos estirarla y si la estiras el pedúnculo se vuelve negro, se empieza a arrugar; no es una pera para guardar, es de verano, mientras que la ‘Conference’ es de invierno y se conserva muy bien, lo que nos permite enlazar campañas en años de mucha producción.

‘Ahora, estamos en 1.200 ha de perales, porque es un cultivo que deja una rentabilidad que te permite vivir’

Con la pera es difícil a veces encontrar en el lineal el punto de maduración, ¿no?

La pera es una fruta que debe conservarse en frío, a cero grados aguanta hasta 10 meses en atmósfera controlada quitándole el oxígeno a la cámara donde se conserva y gana organolépticamente. Lo que pasa es que hay que buscarle el punto, hay gente a la que le gusta comerla un poco más fuerte, más dura, y a otra más jugosa, más madura. Y eso es lo que se ha de tener en cuenta cuando se compran. Las peras hay que comprarlas mejor verdes y dejarlas en el frutero de casa. Es más, se puede hasta meter en el frigorífico y puedes tener peras un mes en casa. Vas sacando cuatro si las vas a comer dentro de tres días, y si es abril al día siguiente o a los dos días. Y si es en diciembre las sacas y a la semana siguiente todavía están buenísimas.

¿Hacen mucha promoción?

Si creamos la D.O.P. fue precisamente para promocionarnos. Cuando empezamos con la denominación teníamos el eslogan ‘Grandes en sabor’, que lo mantuvimos durante varios años, y que lo tenemos incorporado a nuestro ADN.

Hacemos campañas de promoción de todo tipo. Tenemos una persona que se dedica a ir donde hay concentraciones deportivas escolares los fines de semana con una mascota en forma de pera y que nos está yendo muy bien, por ejemplo, en Cataluña.

Y el futuro, ¿cómo se ve?

En Rincón de Soto también hay una industria de muebles de cocina y de baño y un par de estas empresas las acaban de comprar fondos de inversión. En la agricultura si los precios fuesen buenos y fuese rentable a un joven lo puedes animar, pero las cosas se están complicando. A lo mejor acaba todo en manos de sociedades y fondos de inversión que compran fincas, ponen allí a cuatro trabajadores para que las cultiven, no lo sé. La cosa no está fácil. A mí me ha gustado siempre el campo y sigo en él, aunque el relevo generacional está muy complicado. Tengo dos hijos y ninguno sigue mis pasos. Venderé mis parcelas a otros agricultores jóvenes que hay por el pueblo y que las cultiven. Pero de momento, espero que la D.O.P. siga cumpliendo muchos años más.

Isidre Font, Madrid.

Publicado en Revista de Fruticultura nº90

 

 

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