Tres bodegas participan en un proyecto de cepas resistentes a las plagas y con una maduración más tardía

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tres bodegas catalanas, Albet i Noya, Alta Alella y Celler Piñol, han presentado los primeros resultados del proyecto de viña experimental con Variedades Resistentes y Autóctonas Adaptadas al Cambio Climático (VRIAACC). Se trata de una iniciativa que las tres bodegas están llevando a cabo los últimos 5 años en colaboración con el obtentor y genetista suizo Valentin Blattner y tiene una duración total de unos 15 años.

Ante un centenar de personas, las tres bodegas han enfatizado en la necesidad de que sea la administración quien tome las riendas de este proyecto. «Estamos ante un tema que tiene un alcance de país, de aquí dependen las cepas del futuro. Francia, Italia, Alemania ya lo tienen claro y han apostado por esta vía. Nosotros no nos podemos quedar atrás, pero solos no podemos llegar muy lejos», comentan desde las bodegas impulsoras del proyecto.

El objetivo de VRIAACC es la investigación en nuevas plantas de variedades autóctonas (xarel·lo, macabeo, parellada, tempranillo y garnacha negra, de momento) que sean resistentes a plagas como el oídio y el mildiu para reducir el uso de cobre y azufre en el viñedo. Aparte de esta resistencia genética a algunas plagas, las variedades resistentes tienen más tolerancia a la sequía y pueden retrasar la maduración de la uva entre 2 y 3 semanas. La reducción de tratamientos en el viñedo también llevará otros beneficios para el suelo (menos compactación y menos residuos) y para el medio ambiente (menos emisiones de CO2).

 

Modelo importado de otros países
Estas variedades cogen el modelo de otros países como Alemania, Francia o Estados Unidos, que hace muchos años que trabajan con los llamados Piwi’s (abreviación alemana para Variedades de uva Resistentes a los Hongos) y que consiste en una hibridación por cruce floral entre plantas de una misma especie o interespecífica). Para obtener estas nuevas variedades (hijas de las variedades actuales) se ha contado con la colaboración del obtentor suizo Valentin Blattner, que a lo largo de los últimos 5 años ha ido haciendo cruces entre las variedades autóctonas de Cataluña y otras variedades ya resistentes. Las tres bodegas han indicado que «no es pues una mutación genética, sino que es una evolución dentro de la misma especie entre las variedades propias y otras que contienen las características deseadas de resistencia a los principales hongos, a la sequía, maduración tardía y alta calidad en los vinos obtenidos».

 

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