Cadena alimentaria

Expertos del mundo agrario y jurídico han reclamado al Gobierno que haga cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria «de manera útil para los productores y consensuada, de modo que todos los eslabones sean capaces de acordar una aplicación justa». Estas son algunas de las conclusiones de la jornada ‘Análisis del funcionamiento de la Ley de la Cadena Alimentaria’, organizada por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y la Asociación de Operadores de Variedades Vegetales (ASOVAV), y realizada en la Universitat de València. 

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, ha defendido que «una sociedad madura necesita prácticas respetuosas y transparentes para que todos los eslabones de la cadena perciban un precio justo. Esta ley es una invitación de madurez a todos ellos. Desde productores hasta consumidores deberíamos sentarnos en una mesa, llegar a acuerdos y fortalecer cada parte para conseguir una cadena más fuerte». Por ello, «si la ley funcionara correctamente, no habría la necesidad de que los agricultores denunciaran a la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), directamente o a través de AVA-ASAJA, por eso es tan importante alcanzar consensos con los otros agentes y evitar futuras sanciones»

En la misma línea, el presidente de ASAJA Nacional, Pedro Barato, ha declarado que «el eslabón débil, cuanto más fuerte sea, más fuerte será la cadena. El reparto de beneficios debería ser un tercio para el productor, un tercio para el transformador y un tercio para el que vende el producto. Si no nos movemos en esos equilibrios, la cadena no funciona». 

El catedrático de Derecho Civil, Javier Plaza, la profesora de Derecho Civil, Francisca Ramón, y el profesor de Derecho mercantil, Benjamín Saldaña, han subrayado «la debilidad del eslabón productor pese a esta ley que le protege. Si se cumpliera, supondría la clave de bóveda para garantizar la rentabilidad y, por tanto, la sostenibilidad del sector agropecuario valenciano»

Por su parte, la directora de la AICA, Gema Hernández, ha respondido que si este órgano sancionara la destrucción de valor a un operador en función de unos costes de producción publicados «no tendría recorrido porque la ley se refiere al coste asumido por cada productor y porque se estarían fijando precios mínimos. Incluir el coste particular en el contrato no es una cláusula obligatoria y, aunque el productor reconozca que el precio estipulado cubre sus costes, puede denunciar al operador comercial porque para mí es una cláusula irrelevante»

Finalmente, secretario autonómico de Agricultura, Roger Llanes, ha animado a los productores a aprovechar al máximo los instrumentos de mejora y ayuda que ofrece la ley de estructuras agrarias «a fin de que puedan poner en marcha unidades de cultivo más eficientes que permitan incrementar la rentabilidad».

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El pleno del Congreso de Diputados ha aprobado el Proyecto de Ley por el que se modifica la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, que ha incorporado parcialmente las enmiendas presentadas al texto por el Senado. Esta norma transpone la Directiva Europea relativa a las prácticas comerciales desleales en las relaciones entre empresas en la cadena de suministro agrícola y alimentario y la amplía de acuerdo con su artículo 9, que permite a los Estados miembros «mantener o introducir normas más estrictas». Por ello, en lugar de aprobar una nueva norma, se modifica la Ley de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria del 2013.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha manifestado que esta normativa que prohíbe la venta a pérdidas es «probablemente la ley más importante para el sector agroalimentario de esta legislatura», y ha indicado que «habrá sanciones» para quien la incumpla.

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha valorado de «manera positiva» esta aprobación. En concreto, esta entidad considera que se han dado pasos muy adecuados en la mejora de la posición en la cadena de agricultores y ganaderos «al conseguirse avances, parciales o completos, en cinco de las seis principales reivindicaciones que ha defendido el sector primario».

COAG ha explicado que en la reforma de la normativa se ha adoptado la prohibición de la venta a pérdidas en el último eslabón en la Ley de cadena «lo que supone un cambio sustancial al abrir nuevas vías de denuncia y control administrativo de esta lesiva práctica desleal». Asimismo, ha señalado que se crea un registro digital de contratos, aunque solo para las operaciones entre el primer eslabón y sus compradores, se incluye en parte el canal HORECA (ahora las grandes empresas de este canal estarán sometidas al cumplimiento de la ley), se mejora parcialmente la figura del mediador y se potencia el Observatorio de la Cadena, que «ahora recogerá entre sus funciones la de generar informes sobre la formación de precios de los alimentos, especialmente para eslabones distintos al del productor, o la de elaborar, publicar y actualizar periódicamente índices de precios y costes de producción». También se han introducido mejoras como una definición concreta del concepto ‘coste efectivo de producción’ en la que se contempla la mano de obra familiar, entre otros, o la nulidad de las cláusulas de los contratos que se sitúen en fraude de ley. Ahora bien, COAG ha advertido que «todos estos avances y mejoras no han de quedarse en el papel o en un cajón bajo llave».

Por su parte, Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha calificado de «hito histórico y de punto de inflexión» la nueva normativa aprobada por el Congreso. UPA, que ha afirmado que «esta Ley marca el fin de los abusos», ha subrayado que «es un logro histórico de los agricultores y ganaderos de toda España que, con su esfuerzo, sus demandas y sus reivindicaciones durante los últimos años logran así una protección legislativa sin precedentes y que sitúa a España a la vanguardia de la protección del sector productor en Europa».

En cambio, Unió de Pagesos (UP) se ha mostrado crítica con esta modificación, ya que ha apuntado que «transpone de forma contraria a derecho» la Directiva (UE) 2019/633 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de abril de 2019, relativa a las prácticas comerciales desleales en las relaciones entre empresas en la cadena de suministro agrario y alimentario, «al dejar fuera del ámbito de aplicación segmentos de hostelería, restauración y servicios de alojamiento, segmentos del cooperativismo y otras entidades asociativas agrarias, los contratos mercantiles de depósito y los contratos de un valor inferior a los 1.000 euros; al no prever la publicación de todos los procedimientos sancionadores, ni de las sanciones leves impuestas, y, al permitir que los contratos celebrados a partir del 1 de noviembre de este año y hasta la entrada en vigor de esta modificación legislativa puedan pervivir sin ajustarse a la mencionada Directiva (UE) 2019/633 hasta el 30 de abril de 2022».

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Las organizaciones profesionales agrarias, ASAJA, COAG y UPA, reclaman a los diferentes grupos políticos que se prohíba la venta a pérdidas en la nueva Ley de Cadena Alimentaria. El proyecto de Ley de Cadena Alimentaria encara la recta final de las negociaciones en el Congreso de los Diputados y no se debe dejar pasar esta gran oportunidad para reforzar dicha normativa y aliviar las enormes dificultades que atraviesan agricultores/as y ganaderos/as. La crítica situación de sectores como el lácteo, con unos precios por debajo de los costes de producción, evidencia los incumplimientos de la Ley y la necesidad de acabar con prácticas comerciales abusivas que impiden la viabilidad económica de las explotaciones agrarias. 

Asistimos habitualmente al reconocimiento público por parte de los distintos grupos políticos del sector agrario como un elemento estratégico en la cadena alimentaria, que asegura el abastecimiento de alimentos, provee de bienes públicos a la sociedad y, en definitiva, mantiene la vida en el medio rural.

En este sentido, y en el marco de la normativa de cadena alimentaria cuyas negociaciones se están cerrando, las organizaciones agrarias reclaman que se concrete en hechos dicho reconocimiento e insisten en sus principales reivindicaciones que, además de la prohibición la venta a pérdidas en el último eslabón, se centran en la necesidad de crear un registro de contratos, incluir en el ámbito de aplicación de la ley a los productos importados de países terceros, así como al canal HORECA a partir de los mínimos estipulados por la ley 12/2013, reforzar la figura del mediador, y en generar índices de precios y costes que tengan un impacto real en los contratos que se han de firmar, al servir de referencia objetiva y pública, reforzando el papel de los Observatorios de la Cadena.

La Comisión de Agricultura del Congreso de los Diputados ha retomado los debates que deben culminar en la reforma de Ley de la Cadena Alimentaria, que incluirá la transposición de la Directiva UE relativa a las prácticas comerciales desleales, y que debería entrar en vigor en noviembre de 2021 a más tardar, para cumplir con los plazos fijados por la normativa europea. La Comisión de Agricultura tiene capacidad plena de la ponencia y una vez alcanzado un acuerdo se llevaría al Senado para completar el recorrido legislativo.

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Con la aprobación de la Ley 12/2013, España se convirtió en un país pionero en la regulación de las relaciones comerciales entre los agentes de la cadena alimentaria, contribuyendo a su mejor funcionamiento. Esta ley supuso un cambio de paradigma, con la contratación por escrito obligatorio como baluarte, que encontró –y encuentra– muchas resistencias. Sin embargo, está comúnmente aceptada como positiva y ha supuesto incluso un referente a la hora de extenderla al conjunto de la UE con la Directiva comunitaria de prácticas comerciales desleales.

Sin embargo, es evidente que no fue suficiente y queda mucho por andar. La reivindicación de unos precios justos para nuestras producciones impulsó las multitudinarias movilizaciones agrarias de enero y febrero de 2020, sin precedentes desde las históricas de 1977, con un sector harto de soportar una caída acumulada de precios y rentas, una subida permanente de costes, un mercado cada vez más desregulado y volátil, y con crecientes importaciones sin la justa equivalencia y control de estándares. La declaración del Estado de Alarma, como consecuencia de la Covid–19, provocó la desconvocatoria de esas movilizaciones, pero en ningún caso la desconvocatoria de las reivindicaciones.

Las movilizaciones lograron algunos objetivos y precipitaron un nuevo cambio de paradigma: construir los precios desde el valor de nuestros productos. Tan sencillo como eso. La prohibición de comprar por debajo del precio de coste o de destruir valor en la cadena son elementos absolutamente necesarios para construir una cadena de futuro, algo esencial para la seguridad alimentaria de nuestro país. Este nuevo paradigma es perfectamente aplicable, como comprobamos desde el sector productor y como ya han reconocido distintos representantes de otros eslabones de la cadena. Cuando hace más de siete años se aprobó la Ley también proclamaban los agoreros que no sería aplicable y, aunque con zancadillas y gradualmente, se va aplicando.

Lo que pedíamos, y pedimos, es una legislación que ayude a equilibrar los poderes de negociación de los diferentes eslabones de la cadena, a hacer más transparentes las relaciones comerciales y, en definitiva, a construir una cadena alimentaria eficiente desde el primer eslabón, generando valor y no destruyéndolo.

Ahora, es el momento de consolidar estos cambios y seguir avanzando en la dirección correcta. No podemos pretender que la Ley de Cadena vaya a solventar todos los problemas que afrontamos los productores, pero ha de servir para aliviar una parte de ellos. Hay que aprovechar la oportunidad. Las lagunas aún existentes deben cubrirse, con voluntad política y sin suponer un importante aumento presupuestario, en el actual trámite parlamentario, que incluye la transposición de la citada Directiva.

Las organizaciones agrarias partimos de una idea fundamental: el funcionamiento del mercado de un sector tan estratégico como el agrario exige la atención de los poderes públicos y, por ello, deben establecerse normas para mejorar su funcionamiento. Porque se trata de garantizar la soberanía alimentaria, la gestión del territorio y el cuidado del medio ambiente.

Frente a quienes dicen que no se puede ir contra el mercado, que establecer en la ley algo tan obvio como que a cada eslabón de la cadena hay que exigirle que sea generador de riqueza o que aporte valor al producto que pasa por sus manos, que hacer eso es un absurdo porque las leyes del mercado son inalterables, nosotros defendemos que ha llegado el momento de cambiar la cultura de la conformación de precios de los productos agroalimentarios.

Estamos ante una oportunidad real para que la construcción del precio de un producto se haga desde la producción, de tal forma que remunere de manera justa el trabajo, la inversión y el riesgo que los agricultores y ganaderos aportamos en la generación de ese producto. A partir de ese precio, cada eslabón deberá incorporar el equivalente al valor que agrega al producto hasta llegar al consumidor.

Seguimos insistiendo en la necesidad de prohibir en la ley la venta a pérdidas en el último eslabón, una práctica que supone siempre una pérdida de valor para el conjunto de la cadena, y dada la posición de dominio de la distribución acaba repercutiendo esta pérdida, por activa o por pasiva, sobre otros eslabones hasta llegar al más débil, el productor.

También es necesario crear un registro electrónico de contratos, no para generar más burocracia, sino para facilitar control administrativo por parte de la AICA, agencia que, por otro lado, debe ser reforzada en dotación económica y personal, para que pueda optimizar su excelente labor de autoridad de control y coordinación con las CC.AA. y con la UE.

Demandamos la inclusión del canal HORECA y de las Organizaciones de Productores (OP) en el ámbito regulatorio de la ley, manteniendo las excepciones vigentes para las empresas cooperativas o SAT, correctamente consideradas en la actual redacción de la ley, dado su carácter social y específico.

Además, se ha de clarificar y reforzar la figura del mediador, apenas mencionado actualmente en una disposición final. Deben ampliarse las funciones del Observatorio de la Cadena y establecer un clausulado firme que permita la elaboración de índices de precios y costes que sirvan de referencia objetiva y pública, para la fijación de precios en los contratos de compraventa.

Finalmente, y entre otras cuestiones, es necesario que los productos importados de países terceros se incluyan en la aplicación de todo el cuerpo de la ley, para que se vean afectados por la obligatoriedad de la formalización de contratos por escrito, y no solo en lo que respecta a prohibiciones y sanciones.

Somos un sector pionero e innovador, que sostiene una cadena exportadora y de gran importancia económica. Sigamos siendo pioneros. Hagamos que la cadena sea rentable también para los productores.

Pedro Barato, presidente de ASAJA; Miguel Blanco, secretario general de COAG y Lorenzo Ramos, secretario general de UPA.

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Los representantes de los agricultores y ganaderos, así como el resto de los agentes de la cadena alimentaria, han dado su opinión y realizado las aportaciones que han considerado oportunas en el marco de las comparecencias convocadas por la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación del Congreso de los Diputados con motivo del inicio de la tramitación del Proyecto de Ley por el que se modifica la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria.

En representación de Cooperativas Agro–alimentarias de España, su director general, Agustín Herrero, ha señalado que esta normativa debe perseguir una retribución adecuada al esfuerzo y la aportación del sector productor, así como el resto de los eslabones de la cadena alimentaria, que le permita mantenerse, invertir, innovar y desarrollar proyectos empresariales viables. Asimismo, ha indicado que «las cooperativas no queremos vender a precios inferiores a los costes de producción, pero a veces, no hay compradores dispuestos a pagar determinados niveles de precios, y en esos casos, es peor no vender y perder la totalidad del valor de los productos». Para mejorar la rentabilidad y sostenibilidad del sector productor «no hay atajos ni medidas inmediatas», y desde Cooperativas Agro–alimentarias continuarán trabajando «para mejorar la organización económica del sector, pero es necesario contar con un sector organizado, con mecanismos de gestión de la oferta que permitan ajustar atenuar los efectos de una sobreoferta, con una reciprocidad efectiva en las exigencias a las importaciones, y con una cadena alimentaria transparente en todos sus eslabones».

FEPEX ha alertado que la Ley de la Cadena Alimentaria puede incentivar el crecimiento de la importación en el sector de frutas y hortalizas, destacando, además, la dificultad para concretar algunos puntos claves de esta norma, como determinar el coste efectivo de producción y en consecuencia el precio cierto que debe recoger el contrato entre el comprador y el vendedor. El director de esta organización, Jose María Pozancos ha explicado que comparte los objetivos de la Ley y de la Directiva sobre prácticas comerciales desleales, pero considera que la exigencia de que todas las producciones, independientemente de su competitividad o de la situación de los mercados tengan un precio igual a su coste de producción, provocará que una parte importante de la producción no pueda acceder al mercado, lo que favorece a la competencia de terceros países y comunitaria.

Pozancos ha explicado también que, en el sector español de frutas y hortalizas, la exportación representa el 65% de la facturación, por tanto, las condiciones de competencia en los mercados exteriores son decisivas y estas condiciones están llevando a un incremento continuo y constante de las importaciones.

Además, FEPEX ha planteado también la dificultad de concretar algunos puntos clave de la Ley como determinar el precio cierto que debe recoger el contrato entre el comprador y el vendedor. La volatilidad de los mercados provoca que la horquilla de precios, por ejemplo, de tomate redondo, llegue al 300% en una misma campaña.

 

Decálogo de mejoras
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha presentado 10 propuestas de mejora de la Ley de Cadena Alimentaria (entre las que se incluye la regulación de la ‘venta a pérdidas’ y la inclusión del canal Horeca en el ámbito regulatorio y la puesta en marcha de un Registro oficial electrónico de contratos) para reforzar la eficacia de la misma «y conseguir así un reparto justo y equitativo del valor de los productos agroalimentarios entre los distintos eslabones que operan entre el campo y la mesa».

Durante su comparecencia en la Comisión de Agricultura, el Secretario General de COAG, Miguel Blanco, ha defendido las modificaciones de dicha Ley que recoge el Real Decreto 5/2020 aprobado en febrero del pasado año al hilo de las históricas movilizaciones y tractoradas por toda España. En este sentido, ha valorado el articulado que establece que, para la fijación de los precios en los contratos, uno de los factores objetivos a emplear deberá ser el coste de producción, en base a «criterios imparciales y que tengan como referencia datos de consulta pública» y que, para evitar la destrucción de valor en la cadena, «cada operador deberá pagar al inmediatamente anterior un precio igual o superior al coste de producción del producto objeto de contrato».

«La pandemia ha puesto en valor el carácter esencial del sector agrario. Pero esto no se ha traducido en una mejor posición de los agricultores y ganaderos en los mercados. Los precios en origen siguen en una tendencia a la baja, al tiempo que se incrementan los costes de producción. Y en esta tendencia, la posición de abuso de posición dominante de las grandes cadenas de distribución tiene mucho que ver», ha subrayado Blanco.

Por su parte, el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luís Benítez, ha defendido una ley justa para todos los operadores de la cadena y que no cree problemas adicionales, poniendo énfasis en tres aspectos fundamentalmente: la inclusión de todos los operadores en la cadena con independencia de su forma jurídica; profundizar y aclarar el concepto del coste efectivo de producción para evitar inseguridad jurídica y que se creen índices de precios artificiales, así como mantener el control de las Denominaciones de Origen supraautonómicas en manos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA).

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El secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, informó, el pasado martes, en el marco de la X sesión extraordinaria del Pleno del Observatorio de la Cadena Alimentaria, mantenida por videoconferencia, que el Ministerio realizará a lo largo de 2020 la actualización de un primer grupo de estudios sobre la cadena de valor y la formación de precios, entre los que se incluye el melocotón y nectarina.

El primer grupo de estudios de la cadena de valor y formación de precios que se realizarán este año y que incluyen el aceite de oliva virgen extra, leche líquida, melocotón y nectarina, han sido seleccionados previa consulta con los diferentes sectores y las comunidades autónomas, según informó el Secretario General.

Para el desarrollo de estos estudios se crearán grupos de trabajo específicos, en los que se actualizarán los trabajos ya llevados a cabo entre 2007 y 2014. FEPEX participará en estos grupos, considerándolos un instrumento útil para obtener información fiable de la formación de los precios en la cadena alimentaria. No obstante, se trata de una tarea muy compleja puesto que el sector de frutas y hortalizas es muy diverso y dentro de cada producto, y en el caso de melocotón y nectarina también existen diferentes cadenas de valor, dependiendo del nivel de planificación e integración de la producción y la comercialización en origen.

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El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado el 26 de febrero el Real Decreto-Ley 5/2020, de 25 de febrero, de medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación, que incluye la modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria y prohíbe la venta a pérdidas. Estas medidas son la respuesta del gobierno a «la mayoría de las reivindicaciones» planteadas por las organizaciones agrarias convocantes de las movilizaciones que se han llevado a cabo en todo el país, ASAJA, COAG y UPA, para mejorar la rentabilidad de las explotaciones y lograr unos precios justos, según ha explicado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, en el marco de la Mesa de Diálogo Agrario constituida hace unas tres semanas.

 

Medidas del gobierno
1.–
Obligatoriedad de tener en cuenta los costes de producción en los contratos; prohibición de establecer precios por debajo del coste de producción (Real Decreto Ley 5/2020, de 25 de febrero).
2.– Prohibición de la venta a pérdidas (Real Decreto Ley 5/2020, de 25 de febrero).
3.– Regulación de las promociones comerciales para evitar la banalización de los productos agrarios (Real Decreto Ley 5/2020, de 25 de febrero).
4.– Publicidad de las sanciones para los agentes que hayan cometido infracciones graves o muy graves (Real Decreto Ley 5/2020, de 25 de febrero).
5.– Reforzar el papel de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA). El Gobierno se compromete a incrementar su presupuesto y dotación de personal.
6.– El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación promoverá que las comunidades autónomas cooperen en la realización de controles en el marco de un plan de control específico para que complementen la acción de AICA en el control de la existencia de contratos escritos y su contenido.
7.– El Ministerio se compromete relanzar el Observatorio de la Cadena, actualizando los estudios de márgenes de los principales productos. Publicará índices que puedan ser empleados para establecer costes de producción en los contratos.
8.– En los próximos días se iniciará la tramitación formal de la trasposición de la Directiva de Prácticas Comerciales Desleales para modificar la Ley de la Cadena en aquellos aspectos que no se han podido modificar por la vía de urgencia, que permitirán ampliar su ámbito de aplicación, prohibir nuevas prácticas comerciales desleales e incluir buenas prácticas en el articulado que hasta ahora eran de aplicación voluntaria.
9.– En el ámbito del seguro agrario se incrementará sustancialmente el presupuesto destinado a subvencionar la prima de los seguros agrarios en los Presupuestos Generales del Estado de 2020.
10.– El Gobierno se compromete a continuar defendiendo el mantenimiento del presupuesto de la PAC en las negociaciones del nuevo presupuesto de la Unión Europea para el período 2021 – 2027.
11.– El Gobierno, a través del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, tramitará con carácter de urgencia, dos líneas de ayuda, por importe de 60 millones de euros para la instalación de fuentes de energía renovables en agricultura y ganadería, así como para la aplicación de medidas de eficiencia energética en regadíos e instalaciones agrarias.
12.– El Gobierno se compromete a mantener el sistema de tributación por módulos en agricultura durante toda la legislatura.
13.– El Gobierno se compromete a mantener las bonificaciones al gasóleo agrícola durante toda la legislatura.
14.– La fiscalidad de las ayudas a la primera instalación de agricultores jóvenes que se hacía en un solo pago, pasa a pagarse en cuatro años (Real Decreto Ley 5/2020, de 25 de febrero).
15.– El Gobierno establecerá medidas de acceso al crédito para los sectores agrícolas y ganaderos, mediante ayudas a la financiación de avales a través de Sociedad Anónima Estatal de Caución Agraria (SAECA).
16.– Bonificación de la cuota empresarial por la transformación de contratos temporales en el sector agrario a fijos o fijos discontinuos (Real Decreto Ley 5/2020, de 25 de febrero).
17.– El Gobierno se compromete a exigir la aplicación con el máximo rigor, la normativa comunitaria en materia de importaciones de productos agrarios en la Unión Europea. Respeto de precios de entradas, contingentes de importación, así como certificación y control fitosanitario.
18.– El Gobierno se compromete a impulsar la política de regadíos, como una política irrenunciable, priorizando la modernización de los regadíos basada en la eficiencia y la sostenibilidad.
19.– El Ministerio realizará una campaña de comunicación e información para acercar a la ciudadanía a la realidad productiva del campo y la dignificación del trabajo de sus profesionales.

El sector agrario no ha tardado a reaccionar, considerando en la mayoría de casos estas medidas como «insuficientes» y en otros manteniendo las movilizaciones convocadas.

Así, el presidente de APAG Extremadura ASAJA, Juan Metidieri, ha calificado de «lavado de imagen» las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros, mientras que ASAJA Alicante las ha considerado «un avance», pero «se quedan cortas» por lo que «continuarán las protestas».

Para UPA, los cambios en la Ley de la cadena agroalimentaria suponen una «conquista histórica», aunque «llevamos demasiados años luchando por lo aprobado. Pero esto no acaba aquí. Las movilizaciones seguirán», ha declarado su secretario general, Lorenzo Ramos.

Unió de Pagesos ha manifestado que «se ha vuelto a desaprovechar la ocasión para que las autoridades puedan sancionar los abusos de posición de dominio, como permite la legislación sobre la competencia, ya que continua pendiente establecer con que cuota de mercado se tiene posición de dominio en la cadena alimentaria, tanto para la agroindustria, como para el comercio minorista, incluida la gran distribución». Por su parte, JARC–COAG ha solicitado que se concrete como se garantizará un precio justo para el productor.

Finalmente, el director general de la patronal alimentaria FIAB, Mauricio García de Quevedo, ha indicado que hay que «estudiar en profundidad» la efectividad práctica de la medida y si es compatible, o por el contrario «restringe» las normas de la competencia.

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La Agencia de Información y Control Alimentario (AICA) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha realizado durante el primer semestre de 2019 un total de 791 controles sobre relaciones comerciales entre operadores de la cadena alimentaria, de los cuales un 53% corresponden al sector de las frutas y hortalizas (461), a partir de 111 inspecciones de oficio llevadas a cabo en el marco del Plan General de Vigilancia. Además, esta agencia ha impuesto 238 sanciones, de las que un 75,21% son del sector hortofrutícola (179), un 14,29% del sector vitivinícola (34) y un 4,62% del oleícola (11), entre otros.

Además de las actuaciones de oficio, AICA actúa ante las denuncias recibidas. De ellas, el 50% se han realizado sobre el sector de frutas y hortalizas, por delante de las recibidas por el sector lácteo (29%). Los datos de actividad de la Agencia muestran que el incumplimiento de los plazos de pago concentra el 68% de las multas impuestas durante estos seis primeros meses.

Cabe indicar que, desde el inicio de su actividad en el 2014, AICA ha impuesto 1.735 sanciones. De ellas, el 53% corresponden a la distribución mientras que la industria concentra el 38% y el sector productor el 9%. Por sectores, el de Frutas y Hortalizas acumula 738 sanciones (42,54%), seguido del lácteo con un 17,64% (306) y el del vino con un 11,87% (206). 

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